Vista En: Youtube, viernes 24 de febrero de 2017.
Título Original: Little Quentin.
Directores: Albert ’t Hooft y Paco Vink.
Guión: Albert ’t Hooft y Paco Vink. Género: Animación.
Música: Maarten Spruijt. Dirección Artística: Paco Vink.
Productoras: Anikey Studios y il Luster Productions.
Presupuesto: [Desconocido].
País: Holanda. Año: 2010. Duración: 9 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En mitad de la noche, Oswald Bunny llama a su
amigo Jack para que le ayude a encubrir el terrible crimen que ha cometido con
una bailarina de strip-tease. Viajando ambos en el coche junto a la compañía de
Charlie el payaso, los tres intentan llegar fuera de la ciudad para enterrar el
cadáver. Pero al llegar al lugar convenido ocurre lo que nadie podría imaginar.
Crítica: Pretendido cortometraje de cine negro cuya
ambientación va en ese tono encarnado en su personaje central, el matón Jack,
pero cuya narrativa y posterior desarrollo lo convierten en un delirio detrás
de otro por la sucesión de disparates puramente enloquecidos, acumulando
momentos que dejan una cara de alelado que acaba haciendo reír al más estoico
(Oswald, literalmente un conejo de dos metros de alto con un problema con sus
impulsos sexuales y que da la sensación haberse pasado tomando copas: su cara
alucinado viendo bailar a una ‘conejita’ de strip-tease son de lo que no hay;
la banda sonora, evocando a las clásicas películas del cine negro de los años
40 y 50, acorde con la ambientación y más con sus colores; los detalles
secundarios y fugaces que se dejan ver de fondo, desde un par de Pequeños Pony
hasta el efímero encuentro del grupo con un coche patrulla por carretera, en el
que un cerdo policía lleva detenido a…¿Skeletor?). Dejando lo mejor para el
final y dando un giro inesperado a los seis minutos de duración, que explica
realmente qué está pasando, El Pequeño Quentin es una especie de canto al
surrealismo y al sinsentido que parece un homenaje a las películas de los Monty
Python como La Vida de Brian [Terry Jones, 1979], dando a sus tres últimos
minutos todo lo necesario para rematar en alto (la llegada al sitio convenido
para enterrar a la bailarina, en donde les espera...¿un astronauta en su traje
espacial?; Jack, Oswald y el resto de personajes, de pronto envueltos en un
fondo blanco: el momento cumbre que lo pone todo patas arriba; Jack,
despertándose solo, forzado a acudir a una cita de esas que es mejor no asistir).
Un estrambótico trabajo al que no le falta precisamente unos altos grados de
locura, y que en su vengativo epílogo deja mucho a la imaginación como también
una lección importante: que entre hermanos es mejor no andar tocándose las
narices.
La Puntilla: Sinceramente, hay que estar muy zumbado para
hilar semejante cacao. Quien se piense bien el minuto seis entenderá de qué
hablo.
Mi
Valoración
★★★★★
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