Vista En: Youtube, viernes 27 de enero de 2017.
Título Original: The Green Glove.
Director: Rudolph Maté.
Guión: Charles Bennett. Género: Intriga.
Música: Joseph Kosma. Fotografía: Claude Renoir y Roger Arrignon.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Rosine Delamare.
Productoras: Benagoss Productions y Union Générale
Cinématographique.
Presupuesto: [Desconocido].
Países: USA y Francia. Año: 1952. Duración: 89 minutos. B/N.
Reparto:
|
Personajes:
|
Glenn Ford
|
Michael ‘Mike’ Blake
|
Geraldine Brooks
|
Christine ‘Chris’ Kenneth
|
Cedric Hardwicke
|
Padre Goron
|
George Macready
|
Conde Paul Rona
|
Gaby André
|
Gaby Saunders
|
Jany Holt
|
La Condesa
|
Roger Tréville
|
Inspector Faubert
|
Juliette Gréco
|
Cantante
|
Georges Tabet
|
Jacques Piotet
|
Meg Lemonnier
|
Madame Piotet
|
Paul Bonifas
|
Inspector
|
Jean Bretonnière
|
Cantante
|
(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Mike Blaine, es un antiguo teniente de la 2ª
Guerra Mundial que vuelve al sur de Francia después que en 1944, durante una
misión, escondiese un valioso guantelete medieval, robado mucho atrás de un
pequeño pueblo. Blaine se ve ayudado por una joven, Chris Kenneth, pero ambos
se ven en un serio aprieto al descubrir que hay alguien más tras el guantelete.
Crítica: Pequeño pero muy interesante thriller a la
sazón de un esplendido y encantador Glenn Ford igual de intenso que en Gilda
[Charles Vidor, 1946], al que acompaña preciosa y estimable Geraldine Brooks en
una trama que juega a dar la miel en los labios todo el tiempo a la espera de
resolver sus misterios de manos del director de Con las Horas Contadas [1950] y
Cuando los Mundos Chocan [1951] (el inicio, que en realidad solo es un final
sesgado e impreciso, convirtiendo la película en un inmenso flashback para
explicar quién, cómo y porqué se llegó a esa situación; Blaine y Chris en un
castillo, en el que éste se replantea sus intenciones al contemplar la ruina a
su alrededor: uno de esos momentos en donde los juegos de luces y sombras
poseen una fuerza visual de quitarse el sombrero, peleas incluidas; Blaine,
zanjando una discusión en el tren: muy listo). Espléndida en una fotografía que
capta los recovecos más pintorescos y agrestes del sur francés así como algún
que otro paisaje de lo más bucólico, El Guantelete Verde se deja ver sin
mayores complicaciones, a la vez que coquetea con las insinuaciones de un modo
bastante solvente (las panorámicas de St. Elzear, uno de esos pueblos cuya
ubicación es de por si un regalo a la vista; el Conde Rona, explicando una
batalla entre musulmanes y templarios mientras la cámara efectúa un cuidadoso
traveling; el reencuentro de Blaine con la Condesa, solo para encontrarse con
algo muy diferente a lo que él esperaba). Sin nada que sobre o falte a lo largo
de su hora y media de duración, Maté firma un trabajo encomiable, quizá lejos
de ser extraordinario pero también mucho de ser una necedad absoluta (Chris,
explicando a Blaine los sentimientos que siente hacia él al comprobar como es
en realidad; ambos en un hotel, fingiendo estar casados). Un largometraje
encantador con el que pasarse un buen rato de lo más distendido, y disfrutarlo
sin problemas.
La Puntilla: Reliquias: no importa la esperanza o ilusión
que lleve a la gente, siempre habrá quien solo las vea como fuente de dinero.
Mi
Valoración
★★★★★
No hay comentarios:
Publicar un comentario