“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

West y el Eterno ¡Crash! ¡Boom! ¡Bang!

WEST Y EL ETERNO ¡CRASH! ¡BOOM! ¡BANG!


 Surgido como actor dramático en los años 50, que se paseó por varias series de televisión, su llegada al cine con pequeños papeles en La Ciudad Frente a Mí [Vincent Sherman, 1954], Harry y el Doctor [Harry Keller, 1963] o Robinson Crusoe de Marte [Byron Haskin, 1964] no parecía presagiar que llegaría hasta el estrellato como otros de su época como Paul Newman. Pero en 1966 sería el año definitivo que marcaría de por vida la carrera y la fama de Adam West: su versión satírica, en extremo contenida y plagada de latiguillos absurdos y onomatopeyas a cada puñetazo o patada que se daba, hizo de Batman todo un fenómeno de masas que, pese a su rápido deshinchado que motivó que tan solo durase dos años en antena, sus 120 capítulos crearon escuela en cuanto a estética kitsch y comedia enloquecida, con todos los personajes desatados a plena potencia a su alrededor mientras él se mantenía serio e imperturbable. Quintaesencia de los felices 60, el hombre murciélago fue cara y cruz para el actor, haciéndole famoso por su personaje pero estancando su carrera a lo largo de las siguientes generaciones en montones de series y filmes de serie B por donde intentó recuperar el éxito de antaño. Llegando a la autoparodia en un capítulo de Los Simpsons [1989] y de secundario recurrente como alcalde de Quahog en Padre de Familia [1999] haciendo una versión chifladísima de si mismo, sus más de 60 años de carrera son el legado de un hombre del que se quedará la eterna duda de si hubiese llegado a ser tan grande si Batman no se hubiese cruzado en su camino cuando él contaba 38 años. Pero a cambio de esa fama a lo Paul Newman a la que nunca llegó West gozó del cariño no de una, si no de varias generaciones de leales fans que siempre recordarán sus eternas correrías con Burt Ward. Sobretodo cuando, al propinar un puñetazo o una patada, unas gigantescas onomatopeyas cruzaban por la pantalla.

 Nº De Serie: NC/TCM/00550. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 10 de junio de 2017.

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Adam West
(19 de septiembre de 1928; †9 de junio de 2017)
Caballero Oscuro no sé. Brillante tampoco. Pero hilarante...eso sin dudar.

Vidas Imposibles de Alcanzar

VIDAS IMPOSIBLES DE ALCANZAR


 Durante mucho tiempo, la vida de los ricos y famosos (bueno, en verdad solo ricos) era el objetivo de series de TV. Gente no solo pudiente si no que, si se lo proponían, podían llenar una piscina con billetes y nadar en ella. Claro que eso tenía un doble rasero, ya que detrás de los oropeles, los coches y casas que parecían palacios reales se escondían verdaderos desalmados capaces de lo peor con tal de hundir al objetivo de su odio, que conspiraban y mataban si era necesario con tal de lograr su propósito. Desde los millonarios detectives de Hart & Hart [1979], pasando por las familias Carrington y Colby en Dinastía [1981] y Los Colby [1985], los Channing y los Gioberti en Falcon Crest [1981], los Ewing de Dallas [1978] y los Capwell de Santa Barbara [1984], salvando a los primeros, que se dedicaban como pasatiempo a encontrar y detener toda clase de criminales, el resto estaban enredados en luchas fraticidas de poder a la vez que vivían una serie de amoríos con unos y otros, muchas veces con un abrupto y pronto final. Una forma de demostrar que cuanto más uno sube en realidad más abajo puede estar cayendo, y que incluso los en teoría más educados, refinados y ponderados en cuanto a medios y economía en realidad eran tan falibles e imperfectos como todos los demás. Una moda que cambió con series como Matrimonio con Hijos [1987], Loco por Ti [1992] y sobretodo Roseanne [1988], centrados en la clase obrera y no en la opulenta, pero que dejó un reguero de instantes memorables (una pelea de gatas en una fuente: digna de rebobinarse infinitas veces) y que tomaron el pulso a un mundo que, recién salido de la crisis del petróleo de los 70, estaba necesitado ver el lado más optimista de la vida, de asombrarse a unas vidas imposibles de alcanzar y a los tejemanejes de una gente tan rica como despiadada. Pero que, si se lo proponían, podían llenar una piscina de billetes para nadar en ella.

 Nº De Serie: NC/TCM/00534. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 26 de mayo de 2017.

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Vivir Siendo Otro

VIVIR SIENDO OTRO


 Sin ser especialmente brillante, ni tampoco lo mejor del cine de los años 90, Donnie Brasco [Mike Newell, 1997] tenía un punto a su favor. O mejor dicho, dos, llamados Johnny Depp y Al Pacino. Pero había un tercer punto, que era estar basada en uno de los casos reales más conocidos (una vez se concluyó la investigación y todo quedó atado y bien atado tras las debidas detenciones) de lo que supone vivir como infiltrado en el mundo del crimen. La amistad de Joe Pistone (Depp) con Benjamin ‘Lefty’ Ruggiero (Pacino) y la forma en que el segundo introduce al primero dentro de su círculo de mafiosos y sicarios es de una precisión que Pistone, disfrazado bajo la identidad de Donnie Brasco, ve su lealtad puesta a prueba al encontrarse un mundo en donde, pese a los asesinatos por encargo, de las drogas y de un dinero manchado de sangre, el respeto entre ellos y su apoyo mutuo en todo momento como si se tratase de un club de caballeros hace difícil cumplir con su cometido. Una ficción que no es tal, y que consigue captar en toda su crudeza lo que ocurre cuando, en lo que parece (sin serlo) una peligrosa variante del Síndrome de Estocolmo, el agente de la ley se identifica y empaliza con el delincuente al que se supone tiene que detener por sus delitos. Una situación imposible solo superada por un desarrollado sentido de la responsabilidad, y un recordatorio de que por más que se pueda demonizar a un delincuente, este no deja de ser humano (una versión muy negativa de la humanidad, pero humanidad al fin y al cabo) y de, hasta en la más criminal de las actitudes, tener algún atisbo de luz que le hacen al hombre con placa dudar sobre si llegar hasta el final con la misión encomendada. Una lucha del bien contra el mal no tanto a nivel físico como mental, que padece (ficticia y realmente) el policía que vive siendo otro. Ese que necesita de un muy desarrollado sentido de la responsabilidad.

 Nº De Serie: NC/TCM/00522. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 16 de mayo de 2017.

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Velocidad sin Cerebro

VELOCIDAD SIN CEREBRO


 Pregunta: ¿Qué dos cosas tienen en común el fútbol americano, el baseball y el baloncesto?. Primero, que son los tres deportes más importantes de USA (cuatro si contamos el hockey sobre hielo, que perfectamente puede entrar en el saco para servir a su propósito). Y segundo...que son deportes de correr sin pensar, algo que queda más que patente dentro del cine deportivo como Un Domingo Cualquiera [Oliver Stone, 1999] y Equipo de Reemplazo [Howard Deutch, 2000] (fútbol americano), Los Búfalos de Durham [Ron Shelton, 1988]  y Entre el Amor y el Juego [Sam Raimi, 1999] (baseball) o Hoosiers, más que Ídolos [David Anspaugh, 1986] y Ganar de Cualquier Manera [William Friedkin, 1994] (baloncesto). E incluso en algunos otros como El Castañazo [George Roy Hill, 1977] y Somos los Mejores [Stephen Herek, 1992] (hockey sobre hielo). Con las neuronas apagadas y la estrategia reducida a la mínima expresión, los cuatro deportes son la viva expresión de velocidad y fuerza, de empujar y de la agresividad, pero jamás de la táctica y del pensamiento creativo. Tal vez por eso gustan tanto cuando una película las usa como argumento principal. A fin de cuentas, más allá de la deportividad lo que está vendiendo es agresión, fuerza y empuje, o la violencia elevada a la categoría de deporte. Una gran constante dentro del cine deportivo, a pesar de otras que plantean otra serie de cuestiones al estilo de Titanes. Hicieron Historia [Boaz Yakin, 2000] o de Entrenador Carter [Thomas Carter, 2005], que no busca solo emocionar, si no soltar la adrenalina y agresividad contenidas en el día a día. A fin de cuentas, los personajes y sus motivaciones se ven supeditadas a un único hecho: ganar. De ahí que Ella es el Chico [Andy Fickman, 2006] o Un Buen Partido [Gabriela Muccino, 2012] no tengan el mismo éxito. Porque el fútbol no es velocidad ni fuerza. Y sí estrategia. Y el público USA no aprecia ese tipo de deportes.

 Nº De Serie: NC/TCM/00511. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 7 de mayo de 2017.

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Un Maltrato de 10000 Años

UN MALTRATO DE 10000 AÑOS


 No tratado por el cine o por lo menos no en toda su complejidad y extensión como debiera, el maltrato del hombre hacia la mujer sí que ha tenido algunas películas a modo de denuncia sobre maridos violentos o incluso hijos que son capaces de pegar a sus madres, del estilo Durmiendo con su Enemigo [Joseph Ruben, 1991] y Nunca Más [Michael Apted, 2002] en el primer caso, o Hijos de la Violencia [Graeme Campbell, 2000] en el segundo. Pero lo que la gente en general parece ignorar o no percatarse debidamente (y ahí está lo que el cine en teoría no ha tratado), es que la violencia y menosprecio del hombre hacia la mujer es mucho más antigua de lo que parece, y no un invento del siglo XIX ó XX. Desde que en el Neolítico las primeras sociedades humanas dejaron de ser matriarcales para ser patriarcales debido a una revuelta del hombre hacia la mujer en su incapacidad para aceptar ser mandado por ella, la mujer no ha conocido un día de respiro. Desde los imperios mesopotámicos y la Judea de la época de Cristo pasando por la Edad Antigua y la Edad Media (con miles o millones de mujeres muertas acusadas de brujería), hasta el Renacimiento y los siglos de la Revolución Industrial, el hombre se ha esforzado por activa y por pasiva en que la mujer jamás recupere lo que una vez tuvo. Surgido tal vez de una necesidad infantil de libertad por que de niños es la madre quien manda en el hombre, por su deseo de luchar y hacer la guerra en contra del pacifismo de la mujer o quién sabe porqué razón, el hecho es que la mujer lleva 10000 años víctima del maltrato masculino. Algo que en una sociedad de consenso jamás debería de ocurrir ya que ambos tendrían la misma capacidad de decisión y de poder, sin que uno sobresaliese por encima de otro. Porque una sociedad de consenso es una sociedad justa para todos. Tal vez por eso algunos hombres intentan que las mujeres no recuperen lo que tuvieron.

 Nº De Serie: NC/TCM/00570. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 28 de junio de 2017.

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Un Indigno Primer Lugar

UN INDIGNO PRIMER LUGAR


 En un mundo en blanco y negro en el que se vestían trajes elegantes y lasas mujeres tenían la calidad de ser pérfidas pero irresistibles, ser duro equivalía a mirar fija e intensamente al rival y desenfundar el arma antes que él. Era ser capaz de aguantar una paliza sin perder la compostura o iniciar un tiroteo o una venganza cruenta sin apenas despeinarse. Porque en ese entonces, ya fuese El Enemigo Público [William A. Wellman, 1931], El Bosque Petrificado [Archie Mayo, 1936] o Los Violentos Años Veinte [Raoul Walsh, 1939], si había algún músculo importante a utilizar ese era el cerebro, y los puños ocupaban un digno segundo lugar. Pero conforme el cine iba cambiando, la perspectiva e idea que el mundo fue teniendo del tipo duro también fue cambiando. Algo que provocó que, a partir de una época muy concreta, y sobretodo gracias a la llegada de cierto personaje, el público demandase más puños que cerebro. A fin de cuentas, no todos los días un Mister Olimpia y Mister Universo como Arnold Schwarzenegger decide meterse al cine para ser estrella de acción. Y desde entonces, para el mundo en general un tipo duro es un musculitos que tiene el suficiente cerebro para ser letal, y para repartir patadas y puñetazos con la facilidad con la que otros respiran. De Chuck Norris y Steven Seagal a Jean-Claude Van Damme y algunos más de su quinta como Dolph Lundgren, el duro de Hollywood se dejo el traje en casa para ensuciarse y lucir desaliñado y maloliente a base de peleas y de meterse en situaciones explosivas, desde moles de épocas fantásticas y veteranos de la Guerra de Vietnam a policías expeditivos. Y los puños pasaron de ocupar un indigno primer lugar, dejando al cerebro vagueando en casa. Pero por más secuencias de acción que hagan, ninguno de ellos posee ese don que tenían James Cagney o Humphrey Bogart, capaces de demostrar con una mirada fija e intensa lo duros que eran.

 Nº De Serie: NC/TCM/00564. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 22 de junio de 2017.

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Un Puñetero Peñasco Negro

UN PUÑETERO PEÑASCO NEGRO


 «Son las proporciones: 1x4x9, perfectas incluso si se llevan a la tabla de seis decimales». Con esta frase definían en 2010, Odisea Dos [Peter Hyams, 1984], a un puñetero peñasco negro que ha hecho verter ríos de tinta, nacido para el cine y para la historia de la humanidad en 2001: Una Odisea del Espacio [Stanley Kubrick, 1968]. Estrella de la tetralogía escrita por Arthur C. Clarke completada con 2061: Odisea Tres y 3001: Odisea Final y publicadas en 1968, 1982, 1987 y 1997, el hermetismo y el secretismo sobre el monolito, su origen y último propósito no solo hicieron que la ciencia ficción alcanzase su punto de madurez creativa tras años de invasiones extraterrestres de toda índole al estilo de La Tierra Contra los Platillos Volantes [Fred F. Sears, 1956], aunque ya habían dejado alguna que otra perla de interés como los Krell de Planeta Prohibido [Fred M. Wilcox, 1956]. Extraterrestre y con poder para coger a un mono y darle inteligencia e instinto para de él hacer surgir la raza humana, el monolito se convierte en la película en mucho más de lo que parece a simple vista. No por su forma de proyectar a Dave Bowman a través del universo en un viaje estroboscópico y alucinógeno y hacer de él algo muy diferente, si no por sugerir, de manera abierta a todo el mundo, la idea de que la humanidad tuviese ayuda a la hora de dar el salto evolutivo, poniéndose en contra de los creacionistas más férreos y reaccionarios. De que, si bien dichos alienígenas no crearon al hombre, sí estimularon su conciencia para darle raciocinio y la capacidad de procesar ideas complejas más allá de procrear y alimentarse. Y es que, tomando el pulso al enigma del “eslabón perdido”, Kubrick dio en el clavo para fabular sobre el origen de la humanidad: con un puñetero peñasco negro envuelto para siempre en el hermetismo y el secretismo.

 Nº De Serie: NC/TCM/00556. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 15 de junio de 2017.

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Un Cerebro, un Atleta, un Caso Perdido, una Princesa y un Criminal

UN CEREBRO, UN ATLETA, UN CASO PERDIDO, UNA PRINCESA Y UN CRIMINAL


 Brian Johnson, Andrew Clark, Allison Reynolds, Claire Standish, John Bender, o en otras palabras: Anthony Michael Hall, Emilio Estevez, Ally Sheedy, Molly Ringwald, y Judd Nelson. Cinco personajes y cinco actores que, solos en una biblioteca, irreconciliables en sus diferencias personales y sociales, unidos en su situación de desamparo emocional, transformaron lo que era un castigo en un viaje de autodescubrimiento. El Club de los Cinco [John Hughes, 1985] es, con gran diferencia, no solo el mejor trabajo de su realizador si no un reflejo atemporal pero a la vez marcadamente de su tiempo de lo que supone ser un adolescente enfrentado a unos padres que no los entienden y a la presión de encajar con los amigos a costa de suprimir su propia individualidad y a ellos mismos. Una realidad que sin embargo, y a pesar del tiempo transcurrido (y más que transcurrirá) permanece exacta y precisa en el reflejo de un mundo, el de la juventud tan insegura y asustada ante al mundo como lo fueron sus predecesores y los que fueron jóvenes antes que ellos. Su retrato descarnado de cinco chicos que jamás se habían dirigido la palabra pero que sus vidas no volverían a ser las mismas después de un sábado castigados por motivos de lo más diverso fue más preciso que un francotirador matando a una persona de un tiro en la cabeza a un kilómetro de distancia con el viento en contra (algo de lo que presumía Martin Riggs en Arma Letal [Richard Donner, 1987]). Pese a haber quedado desfasada por lo estético y la música, por la falta de móviles y de Internet que obviamente en 1985 no existían, sigue siendo rabiosamente certera por su visión cruda, romántica, cómica y dramática al mismo tiempo de una sociedad fragmentada, de antiguos chicos que, siendo padres, se ven incapaces de entender a sus propios hijos. Y la peli es eso y más, gracias al retrato descarnado de cinco chicos que jamás se habían dirigido la palabra.

 Nº De Serie: NC/TCM/00552. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 11 de junio de 2017.

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Una Biblioteca muy Poco Común

UNA BIBLIOTECA MUY POCO COMÚN


 A priori, una biblioteca y el cine es como decir “Real Madrid” y “Barça”: sin aparente relación entre ambos, pero con un nexo común. Y si ‘son equipos de fútbol’ es la respuesta al segundo dilema, el primero tiene una un poco más larga: Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Ubicada en alguna parte de Washington DC, en el núcleo del poder político del país de las barras y las estrellas, esta institución lleva desde 1989 guardando o preservando aquellas películas que bien por su estética o razones culturales, acaban teniendo vital importancia dentro de la historia reciente o pasada, ya sea por ensalzar unos valores éticos o morales o por una adecuada recreación de una época pasada determinada. El Registro Nacional de Películas, o National Film Registry en su original inglés, protege de esta manera al séptimo arte (o más bien a la élite del cine) para evitar su desaparición en caso de que se viese amenazado por motivos fácilmente imaginables (o aterradoramente inimaginables). A pesar de que en la era de Internet pueda antojarse como algo anticuado preservar películas en formato antiguo, cuando a través de la red hay miles o millones circulando de uno a otro lado del mundo, al igual que cada usuario hace con sus ficheros de tener una copia de seguridad por si se perdieran o se borraran la Biblioteca hace el mismo servicio de salvaguardar la cultura para legarla a generaciones posteriores. Haciendo ampliación cada año a base de cuidadas candidaturas y de fijarse en las nuevas producciones que salen de los estudios de Hollywood por si alguna tiene el suficiente impacto para merecer ser parte de dicho legado cultural, la Biblioteca del Congreso es una versión de Indiana Jones que, en lugar de buscar y proteger reliquias arqueológicas, se dedica a buscar y proteger reliquias cinematográficas. Especialmente, por si estuviese en grave peligro por algún motivo aterradoramente inimaginable.

 Nº De Serie: NC/TCM/00551. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 10 de junio de 2017.

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Vivir para Matar

VIVIR PARA MATAR


 España e Irlanda tienen un detalle común. De la misma manera que lo tienen Réquiem por los que Van a Morir [Mike Hodges, 1987] y Días Contados [Imanol Uribe, 1994]. Porque salvando distancias y motivaciones, tanto Mickey Rourke como Carmelo Gómez están dando vida a terroristas, uno del IRA y el otro de ETA. Dos movimientos que durante años y bajo consignas distintas, azotaron Europa con la virulencia del odio y de la muerte en forma de atentados y de ejecuciones sumarísimas, de víctimas tiroteadas en plena calle y de coches y viviendas volando por los aires. Una pesadilla que dejó un reguero de muerte y sangre más que abundante y que, a pesar de su cese y desarticulación con el tiempo, el cine se ha interesado por ambos (más por uno que por otro) de forma diversas a modo de amarga realidad vivida en antaño por un lado, y a modo de impedir que algo así pudiera repetirse por otro. Desde Lejos del Mar [Uribe, 2015] a La Sombra del Diablo [Alan J. Pakula, 1996] pasando por The Boxer [Jim Sheridan, 1997] y otras como Impensable [Gregor Jordan, 2011], Domingo Negro [John Frankenheimer, 1977] o Arlington Road: Temerás a tu Vecino [Mark Wellington, 1999] entre muchas más, el terrorista irónicamente es igual que un depredador que vive para matar a otros. Más allá de razones y motivaciones como de convencimientos sociales, ideológicos o religiosos, un terrorista es un ser que ha pasado el último umbral y para el cual toda vida es algo manipulable y prescindible (igual que el interpretado por Robert Forster en Delta Force [Menahem Golan, 1986]) a fin de que el mundo sea como él así quiere que sea, y que prefieren morir y ver arder el mundo a deshacerse de sus convencimientos (El Pacificador [Mimi Leder, 1997]). Y, por eso mismo, es la antítesis de lo que significa estar vivo y pertenecer a la humanidad. Porque no existe nada más contrario a la raza humana que vivir para matar.

 Nº De Serie: NC/TCM/00576. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 3 de julio de 2017.

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Tres Mundos en uno Solo

TRES MUNDOS EN UNO SOLO


 Más allá de su más que interesante premisa principal (unos robots que eluden y se escapan a su propia programación para actuar por si mismos...con ideas un tanto homicidas), hay una trama subyacente y un homenaje disimulado al cine dentro de Westworld, Almas de Metal [Michael Crichton, 1973]: porque la acción principal de la película transcurre en un parque temático futurista {de año curioso: 1983} dividido en tres áreas que recrean la Roma imperial, la Edad Media y el Salvaje Oeste en donde James Brolin y Richard Benjamin se las tienen que ver con un Yul Brynner de mirada inquietante. Y dichas tres opciones no salen fruto del azar, si no de un más que sentido homenaje a los orígenes del cine de primeros del siglo XX, donde precisamente el péplum o cine de romanos, el del Far West y el de la Edad Media fueron los cimientos básicos para que la industria fuese saliendo de sus orígenes teatrales para de ese modo adquirir su identidad y su propio lenguaje audiovisual. Tres mundos que al paso de los años dieron títulos de enorme envergadura como Ben-Hur [William Wyler, 1959], la de Los Vikingos [Richard Fleischer, 1958] y Duelo de Titanes [John Sturges, 1957] entre muchas otras, ayudando en la creación de los grandes estudios de Hollywood que funcionaron durante varias décadas y que tanto antes de los 50 como mucho después hicieron soñar a generaciones enteras con fastuosas recreaciones de la Roma más imponente, los castillos y duelos a espada entre caballeros más deslumbrantes, y los mejores duelos a revólver. De ahí que no por sea azar que quien años después devolvió la vida a los dinosaurios con la novela que luego Steven Spielberg convirtió en una de las películas referentes de los 90, hiciese que su parque temático situado a diez años vista desde su estreno focalizase su diversión en esas tres épocas en concreto: estaba dando gracias a lo que hizo que el cine fuese el cine.

 Nº De Serie: NC/TCM/00596. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 20 de julio de 2017.

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Tres (Dos Hacia Atrás y Uno Hacia Adelante)

TRES (DOS HACIA ATRÁS Y UNO HACIA ADELANTE)


 Aunque no lo parezca, en Terminator [James Cameron, 1984] hay tres viajes en el tiempo. Los dos primeros hacia atrás, y el último hacia adelante. Pero ese tercer viaje nunca ha sido percibido como tal por los espectadores de su época ni posteriormente, debido a su naturaleza. Y sin embargo, a su modo, sí es un viaje en el tiempo. Si el T-800 (Arnold Schwarzenegger) y Kyle Reese (Michael Biehn) viajan desde 2029 hasta 1984 en busca de Sarah Connor (uno para matarla y otro para asesinarla), es la propia Sarah la que, en un cierto momento dado, efectúa dicho tercer viaje. Porque mientras huyen del T-800, pasan la noche en un túnel desolado en pleno bosque, y entonces Sarah tiene un sueño con el mundo del que viene Reese. Un sueño en el que Sarah “ve” lo que queda de la humanidad tras sufrir un holocausto nuclear que redujo todo el mundo civilizado y tecnificado a cenizas. Sueña con refugios bajo tierra y soldados, con hambruna y escasez de recursos, con armas láser y robots cuya única misión es exterminar a los humanos. Y cuando despierta sobresaltada al ver como un T-800 se infiltra en la base y comienza a matar a todos, le dice a Reese no solo que soñaba con ello, si no que menciona perros, a lo que él le responde que con ellos se detectaban terminators. Y, lo más extraño de todo, es que ni Sarah ni Reese llegan a plantearse nunca como ella logró vislumbrar en sueños el post-apocalíptico futuro del año 2029, incluso con detalles que él no le había dicho y que por lo tanto ella no tenía forma de saberlos. Pero aún así ella lo soñó, lo vio con total claridad. Tal vez porque lo que la gente llama premonición (ver el futuro) o precognición (ver el pasado) con sueños o visiones en el fondo solo sea la prueba irrefutable de que el tiempo no es tan lineal ni inamovible como parece. Porque Sarah logró viajar al futuro. Aunque nadie en su época ni después lo percibiese así debido a su naturaleza.

 Nº De Serie: NC/TCM/00581. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 8 de julio de 2017.

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Traumas a Gusto del Cliente

TRAUMAS A GUSTO DEL CLIENTE


 Si por algo ha pasado a la historia (y con justa razón) Todos los Hombres del Presidente [Alan J. Pakula, 1976], es por su minuciosa y precisa recreación de dos periodistas que lograron la dimisión de un presidente de Estados Unidos. Uno al que por cierto ya estaba bajo proceso de destitución (“impeachment”, en su original inglés) y que, exonerado de todo juicio y delito penal por quien le sucedió en el cargo, Gerald Ford, fue finalmente ‘cazado’ años después en unas entrevistas (retratado en El Desafío: Frost Contra Nixon [Ron Howard, 2008]). Ahora bien, la duda a preguntarse es la siguiente, ¿tan grave hubiera sido para la moralidad USA que el proceso hubiera llegado hasta el final y que Nixon hubiera sido echado?. Si en efecto el trauma es inevitable, la pregunta es cuál de los dos sería más aceptable: ¿vivir sabiendo que un mandatario fue expulsado de su cargo por la gente que lo votó por hacer mal su trabajo?, ¿o vivir en la vergüenza de haberle dejado seguir hasta el final, a sabiendas de que no estaba realizando su trabajo?. Si algo demuestra el cine político como Nixon [Oliver Stone, 1995] y otras como La Cortina de Humo [Barry Levinson, 1998] o Bulworth [Warren Beatty, 1998], es que políticos están distantes de ser perfectos y que, por tanto, también pueden verse abocados a una espiral de corrupción. Y en ese caso cuando la pregunta adquiere toda su relevancia e importancia: ¿es más soportable destituir a quien elegiste, o dejarle acabar su mandato ya que a fin de cuentas eso fue lo que se votó?. Una duda que en realidad no debería ni plantearse porque no debería haber duda al respecto, que pone al descubierto lo frágil de una democracia cuando un jefe de estado decide ir en contra del mismo pueblo que le votó para hacer su voluntad y lo que se le antoje. Un duelo de poder y de apariencia de poder más que crudo, que deja dos posibles traumas en donde escoger. A gusto de cliente.

 Nº De Serie: NC/TCM/00579. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 6 de julio de 2017.

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Todo el Mundo Sabía

TODO EL MUNDO SABÍA


 «El individuo es listo. La masa es un animal miedoso, idiota y peligroso, tú lo sabes. Mira, hace 1500 años todo el mundo sabía que la Tierra era el centro del universo. Hace 500 años todo el mundo sabía que la Tierra era plana. Y hace 15 minutos tú sabías que la gente estaba sola en este planeta. Imagina lo que sabrás mañana». Tal vez y con diferencia uno de los mejores puntos de Hombres de Negro [Barry Sonnenfeld, 1997], la charla entre el agente K y el futuro agente J de la agencia titular lanza un atisbo breve aunque exacto de la cerrazón humana y sus razones para aceptar y rechazar según qué cosas en función de si se ajusta o a sus intereses. Especialmente en lo que toca a ideas largamente establecidas por miedo a que, de removerlas, eso acabe siendo lo que destruya el mundo, o provoque algún tipo de revuelta o revolución social que cambie el equilibro de poder e incluso un nuevo paradigma que altere el mismo concepto de sociedad, no faltan personas que, como aquellos mismos “Hombres de Negro” de la leyenda urbana, se conviertan en antiprogresistas convencidos en un intento por detener la evolución natural de la humanidad. Desde conspiraciones políticas tipo Matar al Mensajero [Michael Cuesta, 2014] a las informáticas tipo La Red [Irwin Winkler, 1995] y Snowden [Oliver Stone, 2016], sin dejar de lado a paranoicos como el Jake Busey de Contact [Robert Zemeckis, 1997], la cuestión acaba siendo siempre la misma: mantener bajo control todo el conocimiento sensible y/o comprometido de alto nivel lo más lejos posible de la gente, para “soltarla” a cuentagotas solo cuando a los que la retienen así les interese. E incluso en lo que toca al pasado y a lo que los ancestros humanos concierne, la misma cerrazón aparece si la teoría, incluso demostrada, pone en jaque todo lo conocido y hay que reescribir la historia. Parafraseando a K: Piensa lo que sabes hoy; imagina lo que sabrás mañana.

 Nº De Serie: NC/TCM/00571. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 29 de junio de 2017.

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