“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Yonquis Digitales (Celda sin Barrotes)

YONQUIS DIGITALES (CELDA SIN BARROTES)


 A lo largo de El Círculo [James Ponsoldt, 2017], su protagonista Mae Holland no solo entra en la empresa de informática más importante del mundo, si no que se convierte en clave para el desarrollo de nuevas tecnologías. Pero una vez encuentra fallos de sistema y un abuso de poder capaz de llevar a alguien al descrédito y la vergüenza (los padres de Mae, pillados en un momento muy íntimo), la histeria (su amiga Annie, víctima de un trabajo que la presiona en exceso) o incluso a la muerte (un conocido suyo, Mercer), rápidamente tanto ella como el fundador y director de la empresa, Eamon Bailey, plantean una y otra vez opciones y alternativas para mejorar su uso. Pero lo que nunca nadie dice, ni siquiera la propia Mae, es abandonar la tecnología o dejar de usarla a pesar de ver una y otra vez como su abuso ocasiona más daño que bien. Y es que, si bien a lo largo de la historia el ser humano se ha visto arrastrado por adicciones como el opio, la heroína y quién sabe qué más, el enorme avance tecnológico del siglo XX hace que, en su última década, la llegada del mundo digital crea un nuevo tipo de adicción: Internet. Usada como herramienta de conocimiento y colaboración en algunos casos, de protesta y manifestación en otros o de delitos y crímenes en última instancia, su enorme salto cualitativo por la rapidez de su evolución ha convertido a millones de personas en presos de una celda sin barrotes, atrapados por las posibilidades del teléfono móvil, la tablet o el ordenador portátil. Convertidos en yonquis digitales al punto de necesitar “desengancharse” en campamentos anti-tecnología, ni siquiera los famosos escapan al uso de tecnologías de última generación, por unas redes sociales dictatoriales y casi fascistas para una comunicación en tiempo real entre famosos y fans. Por eso ni siquiera Mae proponía dejar de usar las redes sociales y la tecnología: por estar atrapados en una celda sin barrotes.

 Nº De Serie: NC/TCM/00610. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 1 de agosto de 2017.

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Yokai y Yurei (¿Lo Quéeee?)

YOKAI Y YUREI (¿LO QUÉEEE?)


 Larga melena negra despeinada y algo alborotada, piel blanquecina como si fuese de tiza, ojos desorbitados enrojecidos y malas intenciones es lo que en la última década del siglo XX y primera del XXI aterrorizó a medio mundo en películas como Ringu. El Círculo [Hideo Nakata, 1998] o Ju-On (La Maldición) [Takashi Shimizu, 2000]. Y es que los yurei, almas en pena femeninas vestidas con el típico sudario blanco, similares a la figura occidental de la típica dama blanca que deambula por castillos, no son si no una mínima parte del enorme panteón de figuras sobrenaturales que pueblan las mitologías orientales como funayurei (fantasmas de los muertos en el mar), onryo (espíritus vengativos que vuelven del purgatorio) o los goryo (espíritus de aristócratas de clase alta que fueron martirizados). Pero todo eso (y más tipos de “yurei” que rondan por ahí) se queda en nada cuando la cosa sube de tono y toca lidiar con todo un señor yokai como mandan los cánones. A diferencia del yurei {vocablo que se traduce por “pálido” o “mortecino”}, el yokai {“fantasma” o “aparición”} engloba a todo lo no-humano, de monstruos a demonios, proporcionando así un elemento extra de terror por su naturaleza espiritual. Retratados a veces con una simpleza aberrante como Siete Deseos [John R. Leonetti, 2017] por un cine occidental que demuestra tener poco o nulo conocimiento o estudio sobre ellos tal que El Bosque de Suicidios [Jason Zada, 2016] y tantas otras, la mitología oriental (china, japonesa, tailandesa, camboyana, vietnamita, etc.) no solo posee una de las variedades más ricas del mundo en cuanto a seres y a criaturas espectrales, si no que también cuenta con la cualidad de que solo los propios orientales pueden recrearlos en todo su horror, ya se trate de The Eye [Danny y Oxide Pang, 2002] o Una Historia China de Fantasmas [Siu-Tung Ching, 1987/1990/1991]. Es lo que tiene caer en simplezas occidentales.

 Nº De Serie: NC/TCM/00602. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 25 de julio de 2017.

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Y la Cámara Sigue Rodando

Y LA CÁMARA SIGUE RODANDO


 Acostumbrado como está el público a primeros planos o a planos medios con los actores destacando poniendo su mejor cara de circunstancias, es cuando menos llamativo o diferente el que de pronto la cámara pierda ese enfoque y decida pasar a algo muy más amplio en cuanto a miras, en especial cuando la historia ya ha tocado a su fin. Algo que puede encontrarse en Un Investigador Insólito [Jeremy Paul Kagan, 1978], donde Moses Wine camina con sus hijos a la vez que los títulos de crédito pasan por la pantalla, o en The Warriors: Los Amos de la Noche [Walter Hill, 1979], con los protagonistas caminando por la playa de Coney Island con los títulos de crédito haciendo lo propio. Pero hay escenas mucho más interesantes como en Mr. Turner [Mike Nichols, 2014], en donde Haydon, tras un exabrupto hacia sus compañeros pintores, se le ve irse hacia un lago de fondo mientras en primer plano otros personajes mantienen una charla sobre dicho numerito, o Johnny Hooker huyendo del corrupto poli William Snyder en El Golpe [George Roy Hill, 1973]. Más allá de panorámicas como la de Los Diez Mandamientos [Cecil B. DeMille, 1956], en donde Moisés trabaja el barro en una explanada con miles de esclavos trabajando al igual que él, o de la larga cola que aparece para presentar sus respetos a Edward Magorium en Mr. Magorium [Zach Helm, 2007], tanto esas panorámicas como los largos planos sostenidos más allá de lo que debería ser necesario hacen de ello una pequeña delicia del cine. Algo parecido a las peleas de Dae-su Oh y de Joe Doucett en la original y posterior remake de Oldboy [Chan-wook Park, 2003/Spike Lee, 2013] o a la épica entrada a un restaurante de Henry Hill y su novia Karen en Uno de los Nuestros [Martin Scorsese, 1990]. Y es que pocas cosas más interesantes que una secuencia sostenida más allá de lo necesario, en especial (como en el film de Hill) si la historia ya ha tocado a su fin.

 Nº De Serie: NC/TCM/00660. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 15 de septiembre de 2017.

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Z: Lo Posible de lo Imposible

Z: LO POSIBLE DE LO IMPOSIBLE


 Actores poco conocidos y con pocas o ningunas aptitudes para la actuación o antiguas estrellas desclasadas que han perdido su status. Guiones escritos en una servilleta de bar. Efectos especiales que parecen sacados de un Amstrad de 1986. Rodajes express que apenas duran tres semanas. Y un alto grado de locura consciente son las cartas de presentación de lo que con justa razón se da en llamar “cine de serie Z”. Ausente de sentido común como de ambición para llegar a convertirse en una gran superproducción al saber perfectamente sus propias limitaciones, el cine de arte, casquería y ensayo reúne todos los componentes necesarios para hacer que hasta la película más científicamente improbable pueda hacerse realidad, desde tornados que arrastran tiburones a futuros apocalípticos con guerreros que parecen haber salido de una fiesta de drag queens. Apostando en firme por agradar a un público entregado a base de inyectarse por vena ocular los chutes más alucinógenos (a fin de cuentas, para impartir las lecciones de moral y otras filosofadas parecidas ya están las superproducciones de turno), el cine de serie Z juega con gran eficacia su as en la manga de “cuanto más imposible mejor”, desde tornados de hielo a un enorme glaciar moviéndose con la rapidez supersónico, proponiendo una serie de ideas tan descabelladas que no hay manera de tomárselas en serio (pero sí que sería interesante investigar hasta qué punto podrían o no ser irreales). Y es que a veces el cine, como todo lo demás, no necesita ponerse en modo grandilocuente y reflexivo para instruir en como vivir mejor con uno mismo y los demás, si no divertir partiendo de un supuesto absurdo y llevando esa idea hasta sus últimas consecuencias. De ahí que el cine de serie Z bien se podría llamar “el cine de lo posible de lo imposible”, por las premisas que maneja. Y quien busque filosofadas, que vaya a ver las superproducciones de turno.

 Nº De Serie: NC/TCM/00631. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 20 de agosto de 2017.

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X: Condenados al Orgasmo

X: CONDENADOS AL ORGASMO


 Aunque de buenas a primeras no lo parece, en el cine X subyace uno de los egoísmos más grandes de la sociedad moderna. En un mundo en donde cosas como la impotencia no existe y los hombres aparte de dotados tienen grandes orgasmos acompañados de abundante liquidez blanca (para alegrías y deleites de las chicas con quienes se lo montan), es justo que ahí radica la raíz de ese egoísmo: la de estar condenado al orgasmo. Puede sonar a majadería o hasta a estupidez, pero si por fuerza y exigencias del guión el follactor debe llegar al cenit en cada acto sexual, ¿por qué debería preocuparle lo más mínimo que la chica llegue a su mismo nivel?. Y esa misma idea es la que se transmite, ya sea voluntaria o involuntariamente, al espectador de a pie que ve películas X. “¿Para qué va a preocuparme si mi amante/novia/esposa goza conmigo, si lo que verdaderamente me importa a mí es que lo goce yo?”. Una filosofía de lo más peligrosa en sus implicaciones, pues semejante mentalidad lleva consigo un defecto añadido: no preocuparse de la otra persona y/o no atender a sus necesidades, al pasar a un segundo o tercer plano en función de las propias. Olvidando la parte más fundamental del cine X, que es precisamente “cine” (y por tanto, ficción), los aficionados/espectadores de tal cine eroticofestivo pueden incurrir en el error de darle verosimilitud y realidad a algo que no lo tiene (como así le sucedía al protagonista de Don Jon  [Joseph Gordon-Levitt, 2014]), llegando a intentar emular en vano las proezas de tal o cual película X o cayendo en la frustración porque su pareja no le deja imitar lo que ha visto en esa peli. Una cultura del ego (del ego sexual, a más señas) que se centra en lo anecdótico para obviar lo categórico: la búsqueda del placer propio por encima del ajeno. Es lo que tiene un mundo donde cosas como la impotencia no existen, condenados forzosamente al orgasmo en cada acto sexual.

 Nº De Serie: NC/TCM/00655. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 10 de septiembre de 2017.

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Verne y los Vernianos

VERNE Y LOS VERNIANOS


 De todas las adaptaciones cinematográficas de los novelas de Julio Verne, la de Viaje al Centro de la Tierra [Eric Brevig, 2008] es tal vez la más infumable de todas en cuanto a calidad y a rigor (no digamos ya en cuanto a su lugar en los anales del cine), pero irónicamente es la que tiene la mejor idea de todas ellas: los vernianos. Digno de ser adaptado a una película de intriga o hasta a una de ciencia ficción (o en su defecto de época histórica situado en el París del siglo XIX), no deja de ser sumamente atrayente la teoría que un Brendan Fraser en horas bajas le esbozaba a su sobrino de la ficción sobre una serie de ilustres pensadores que tomaban al pie de la letra los textos de Verne como hechos reales y no como ficción, y que buscaban en ellos claves para conocer secretos vetados a la mayoría de los mortales. Y es que si algo tiene el genio francés (1828-1905) que lo convierte en un caramelo para el séptimo arte es su capacidad, tan insólita como desconcertante, de adelantarse al futuro con una precisión paralela a un Nostradamus en plena forma, imaginado una serie de invenciones y logros que tardarían décadas en realizarse (el viaje a la luna del Apolo XI sin ir más lejos, dotado de una retahíla de sincronicidades con su De la Tierra a la Luna [1865] que asusta). Destrozado por un tono de comedia aventurera para niños de cinco años o menos, el esquema de los vernianos de la película de Brevig queda reducida a una mera anécdota a pie de borrador de guión, y soterrada a unas cuantas escenas de peligro para estar siempre en tensión a la espera de ver qué sucede a continuación, los vernianos se pasan al limbo de las ideas desaprovechadas a velocidad de vértigo, casi sin dar un respiro para procesarla debidamente, capaz incluso de generar una segunda parte aún más infumable Viaje al Centro de la Tierra: La Isla Misteriosa [Brad Peyton, 2012], que entierra más hondo una idea sumamente atrayente.

 Nº De Serie: NC/TCM/00694. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 18 de octubre de 2017.

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Un Trozo de Tela de Colores

UN TROZO DE TELA DE COLORES


 Expertos en la materia desde los años 50 del siglo XX e incluso antes, si hay un detalle que prevalece y permanece inmutable a lo largo de las épocas y de los géneros del cine hecho en Estados Unidos, es la capacidad de la bandera de las barras y estrellas de pasearse ante la pantalla en cualquier pueblecito que se precie o en una ciudad, apareciendo incluso en algunas casas como un símbolo de patriotismo. Separados por un océano de distancia y una ideología radicalmente opuesta durante 40 años desde la llegada de la democracia, esa costumbre de airear la bandera o sentirla como parte vital de los valores de un país como identidad de sus habitantes fue para los españoles algo inédito y hasta en cierto modo vergonzoso por la errada asociación que se hacía de ella con el Franquismo (cuando era la bandera con el águila imperial la que identifica a la dictadura). De ahí que, haciendo un ejercicio opuesto a lo que ocurría en Estados Unidos, era difícil o imposible (salvo que la ocasión así lo pidiera expresamente) ver en el cine español una bandera rojigualda que más que identificar a su propio país, los españoles la sentían ajena a ellos por las heridas sangrantes aún abiertas y traumas arrastrados del horror del Régimen Franquista, en un país dónde decir “¡Viva España!” era el equivalente de ser tildado de seguidor de Franco y que a dicha persona se le respondiese con un despectivo “¡Facha!”. Pero, en una verdadera revolución social que coincide con esos 40 años desde La Transición y que con el tiempo el cine tiene toda la obligación y el deber de dar testimonio, la crisis catalana ha logrado que, por fin, la rojigualda sea vista como símbolo de libertad y unión que, con la vida imitando al cine, ésta de pronto se vea en balcones y casas de España como señal de patriotismo y amor al país. Un sentimiento en el que los de Estados Unidos son expertos en la materia desde los años 50...e incluso antes.

 Nº De Serie: NC/TCM/00698. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 22 de octubre de 2017.

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Un Fascinante Laicismo

UN FASCINANTE LAICISMO


 Al igual que algunos profetas como Nostradamus, a veces el cine, dentro de su imaginativa ficción, logra anticiparse a la realidad como si tuviera el poder de ver el futuro. Y entre esos ejemplos, tal vez no hay otro más interesante a nivel espiritual y religioso que el de Dulce Evocación [A. Edward Sutherland, 1940]. Décadas antes de que Raymond Moody publicase su libro Vida más Allá de la Vida [1975], esta pequeña comedia con tintes sobrenaturales consiguió dar en el blanco sin pretenderlo: al igual que lo descrito en el libro de Moody, cuando el espíritu Allan Chadwick (C. Aubrey Smith) es llamado al Más Allá no aparecen ángeles ni seres celestiales, si no su propio hijo, fallecido en una guerra varios años atrás. Y cuando el fantasma George Melton (Harrey Carey) es llamado a irse y en vez de la redención se gana la condenación, el infierno que aparece no es un lugar de demonios, llamas y gente ardiendo en océanos de lava, si no un lugar de oscuridad total, hacia donde él camina perdiéndose en la lejanía hasta desaparecer en ella. Pero es el tercer caso el que se lleva la palma: cuando el fantasma Michael O’Brien (Charles Winninger) le llega su momento de irse, no solo aparece una gran luz si no una voz tronante. Nunca se la identifica como Dios ni otra deidad religiosa, pero resuena poderosa y a la vez amable, pidiendo a O’Brien ocupar su lugar. Y cuando éste reniega de ello por el más puro altruismo de ayudar a sus amigos Jimmy Houston  y Jean Lawrence (Richard Carlson y Jean Parker) para que revivan su amor, llegando al punto de pedir a la voz que le devuelva la vida a él tras sufrir un accidente fatal, es el amor de la madre de O’Brien lo que permite que, con todo en su lugar, él se gane su puesto en el Más Allá. Lo asombroso es que todo ello fue recogido por Moody en gente que tuvo una Experiencia Cercana a la Muerte. Cosas del cine, cuando se anticipa a la realidad en plan Nostradamus.

 Nº De Serie: NC/TCM/00690. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 14 de octubre de 2017.

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Una Charla Consigo Mismo

UNA CHARLA CONSIGO MISMO

No existe película de terror, fantástica, intriga, conspiración, periodística, o todo ello a la vez, donde no aparezca la proverbial figura del maestro o del que sabe lo que nadie más sabe, y cuyo papel es el de instruir al protagonista a descubrir una nueva realidad que desconocía. Pero de todos los maestros e instructores que ayuden al héroe de turno, tal vez ninguno sea tan fascinante como el que aparece en Mothman, la Última Profecía [Mark Pellington, 2002]: cuando al periodista John Klein, tras la muerte de su mujer poco después de un accidente de coche, de repente una noche aparece en un lugar donde no debería estar y descubre que en ese pueblo suceden cosas extrañas, por azar descubre que un hombre llamado Alexander Leek podría tener la clave de lo que sucede en Point Pleasant, y obviamente acude a verlo para hablar con él. Y en principio, no tiene ciencia el asunto: un hombre curioso aunque ingenuo en su inexperiencia (Klein), charlando con otro nada curioso y poco inocente en su amarga vivencia (Leek). Pero las escenas que comparten Richard Gere y Alan Bates poseen un matiz excepcional: ambos personajes están basados en la misma persona de carne y hueso, John Keel, que en la vida real cubrió los sucesos que ocurrieron en Point Pleasant entre 1966 y 1967, y que en efecto culminaron (como en la película) con el derrumbamiento de un puente. Por tanto, cuando Klein está hablando con Leek, en realidad lo que ocurre es una charla consigo mismo: el yo joven en busca de respuestas y de saber qué está pasando contra su yo futuro que tras pasar años ha por dicha experiencia y de ver arruinada su vida tuvo que dejar todo aquello atrás para no enloquecer. Dos facetas ficticias de un hombre real, que paradójicamente hizo de él un desahuciado social y laboral. Es lo que sucede si la ingenuidad de Klein no se deja a tiempo: que acaba derivando en la ruina y la amargura de Leek. 

 Nº De Serie: NC/TCM/00672. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 26 de septiembre de 2017.

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Un Malévolo Juego de Confusiones

UN MALÉVOLO JUEGO DE CONFUSIONES


 De todas las lecturas subliminales y análisis que pueden extraerse de Con la Muerte en los Talones [Alfred Hitchcock, 1959] (y anda que no hay de ambas cosas para dar y tomar), ninguna es tan atractiva y sugerente como esa que décadas más tarde sería la base de La Red [Irwin Winkler, 1995], y tantísimas otras tanto en la gran pantalla como en la pequeña: la de una persona que, al ser confundida con otra, se ve incapaz de desmontar tal engaño para recobrar su propia vida. Tras lo que se revela como un error inconsciente por parte de los secuaces de Vandamm cuando Roger Thornhill llama a un botones de hotel quien segundos antes buscaba a otro huésped (haciéndoles creer que él era la persona a quién el botones buscaba), Thornhill se ve metido a su pesar en un complot debido a una serie de argucias tan bien planeadas que cuando avisa a la policía intentando desacreditarlas, estas inclinan la balanza contra él en lugar de a su favor, aumentando aún más la falsa creencia de que Thornhill es en realidad un tal George Kaplan. Y si no fuese por cierta ayuda involuntaria made in Hitchcock para desde el principio disipar todo rastro de ambigüedad al espectador mostrando el trabajo de Thornhill como publicista y así dar por sentada su identidad, lo cierto es que sería relativamente fácil asumir el que quizás Roger Thornhill fuese el auténtico engaño y que George Kaplan fuese el “yo” real del personaje de Cary Grant. Porque si hay algo desconcertante y hasta malévolo en ese juego de confusiones no es que una persona pueda ser tomada por otra, si no la imposibilidad de esa persona de hacerle ver al resto del mundo quién es de verdad. Igual que la Angela Bennett de Sandra Bullock a la que el mundo toma por Ruth Marx, la realidad depende en todo momento del concepto del “yo”. He ahí la genialidad del mago del suspense: mostrar el terror que ocurre tras destruir ese concepto sin opción a recuperarlo.

 Nº De Serie: NC/TCM/00668. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 22 de septiembre de 2017.

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Una Pasión Azul

UNA PASIÓN AZUL


 Contradicción absoluta donde las haya el considerar al azul como el color de la pasión, la película Jacques [Jérôme Salle, 2016] probó que con el contexto adecuado hasta las contradicciones más absolutas se vuelven realidades. Algo fácil de entender si se tienen las claves precisas, el biopic acerca de la vida y obra del oceanógrafo Jacques Cousteau (1910-1997) no solo contaba el lado oscuro y menos heroico de su persona (un mujeriego empedernido, cuyo afán de protagonismo le llevó a poner a su familia en un segundo plano, sobretodo a su esposa Simone), si no que también se encargó de poner en solfa su lucha y pasión por la preservación de los océanos del planeta como una reserva de interés mundial para garantizar la supervivencia del ecosistema marino, que en última instancia es también la supervivencia de la raza humana. Un amor por la naturaleza que le llevó a crear un hito del siglo XX en formato de serie documental llamada El Mundo Submarino de Jacques Cousteau [1966] que a lo largo de diez años y unos 120 capítulos le sirvió no solo para explorar la vida en los océanos y su biodiversidad, si no también para alzarse como uno de los primeros ecologistas en denunciar los peligros que la acción humana le estaba haciendo al planeta a causa de la contaminación y de la emisión de gases. A la altura del español Félix Rodríguez de la Fuente para el mundo animal o del neoyorquino Carl Sagan para el espacio y sus recursos naturales Cousteau hizo que su vida fuese una apuesta entregada y decidida por el humanismo, por la causa de remover conciencias para despertar del letárgico adoctrinamiento al que había sido sometido durante muchas generaciones y enviar el mensaje de que la Tierra y lo que hay en ella no es una posesión para usarla a capricho si no un regalo que debe ser cuidado. Porque, ficticio y real, Jacques Cousteau vivió su vida dominado por una pasión desbordante. Una de color azul.

 Nº De Serie: NC/TCM/00663. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 17 de septiembre de 2017.

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Una Mitología por Descubrir

UNA MITOLOGÍA POR DESCUBRIR


 Si es griega, hay unas cuantas películas y series al respecto (Furia de Titanes [Desmond Davis, 1981], por suerte). Si es egipcia, algo hay (Dioses de Egipto [Alex Proyas, 2016], por desgracia). Y si es nórdica, basta con las películas de Thor de la Marvel (perdonando mucho sus licencias artísticas). Que al cine le interesa la mitología y las leyendas es un género que, especialmente por la capacidad de imaginación, fantasía y revisión a voluntad que ofrece, es difícil que llegue un día en que el público se canse de él. Pero claro, ¿qué ocurre si la mitología no es tan conocida y sí bastante marginada a todos los niveles?. Si bien Japón y China también han tenido su rinconcito para sacar a sus dioses y monstruos, y hasta Rusia ha sacado algo al respecto (pero de una forma que el resto del mundo, bien por falta de popularidad o de difusión, nada sabe de ello), ¿se puede decir lo mismo de los dioses africanos o polinesios?. O siendo mucho más específico y localizado en un solo punto, ¿qué ocurre cuando una mitología es enormemente rica y variada, pero al estar tan dispersa nadie se consigue fijar en ella?. Pues que seguramente a nadie le preocupe llevarla al cine o a la televisión para darla a conocer a nivel masivo. Algo que se puede aplicar perfectamente a la mitología asturiana, cuya antigüedad se pierde en la noche de los tiempos y que posee un abultado panteón de seres perversos y traviesos así como de espíritus y monstruos y que, a punto de desaparecer en el olvido en el siglo XX, demostró su capacidad para resistir el olvido y llegar a la era digital a fin de salvarse. Única en su género por la diversidad de sus leyendas como por la profusión de ellas, la asturiana es una mitología aún por descubrir, que sigue dormitando entre libros de olvidada ciencia en espera de que el cine o la televisión llamen a su puerta. Pero claro, es un poco difícil si se encuentra tan dispersa que por eso nadie consigue fijarse en ella.

 Nº De Serie: NC/TCM/00653. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 8 de septiembre de 2017.

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Una Apuesta Imposible

UNA APUESTA IMPOSIBLE


 Corría principios de los años 40 cuando dos hombres hicieron una apuesta en principio imposible. Que uno de ellos podría crear una gran película partiendo de la peor novela del otro. Y ese otro, llamado Ernest Hemingway, eligió para la ocasión la historia de un buen hombre que se gana la vida como marinero y que, para sustentar a su familia, acaba metido en el negocio del contrabando entre Florida y Cuba, en los años de La Gran Depresión, llevando de alcohol a tabaco hasta inmigrantes ilegales y revolucionarios cubanos. Una novela con no pocas menciones sobre las diferencias entre las clases sociales de la época y cuyo título alude en no pocas ocasiones a lo que distancia a ricos de pobres en todo momento (a nivel económico y material, obviamente). Pero Howard Hawks, listo e inteligente como pocos, decidió cambiar cuanto hiciese falta de la novela para ganar la apuesta que había realizado, entre otras cosas la época y el lugar en los se sitúa la acción de la novela, centrando su escenario en la caribeña isla de Martinica durante el dictatorial régimen de Vichy en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, y poniendo en sus personajes en una etapa de sus vidas previa a la que Hemingway escribía en la novela. Y contra todo pronóstico, la estrategia no solo le salió redonda, si no que además tuvo unas consecuencias que ni siquiera el propio director podía haber anticipado. Porque Tener y no Tener [Hawks, 1944] no solo fue un gran éxito de público y de taquilla, si no que lanzó a la eternidad algunas frases inolvidables («Si me necesitas, silba. Sabes silbar, ¿no?. Sólo tienes que juntar los labios y soplar. Y yo acudiré a tu llamada»)...y a Humphrey Bogart le llevó a conocer a sus 45 años a una Lauren Bacall de solo 19, que luego sería su cuarta y última esposa y con quien tendría a sus dos únicos hijos. Y es que cuando se hacen apuestas imposibles, los resultados también son inesperadamente imposibles.

 Nº De Serie: NC/TCM/00651. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 7 de septiembre de 2017.

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Un Médico, un Niño y un Secreto

UN MÉDICO, UN NIÑO Y UN SECRETO


 Para cuando se estrenó El Sexto Sentido [M. Night Shyamalan, 1999], el cine de terror llevaba 25 años de degradación sistemática tras la implementación del género slasher que nació con La Matanza de Texas [Tobe Hooper, 1974] y que en años posteriores engendraría las franquicias de Michael Myers, Jason Voorhees, Freddy Krueger y Pinhead, entre otras. Con el terror convertido en un festín de tripas, vísceras y toda clase de chorretones de pura tomatina, la esencia del suspense, del terror como elemento de inquietud y de imaginar lo que va a pasar en vez de contemplar un reguero de muertes a cada cual más escabrosa y grotesca (y nada terrorífica, dicho de paso), tuvo que ser la unión de Malcolm Crowe y Cole Sear lo que le devolviese al género todo el potencial evocador y a la vez perturbador de los filmes que buscaban no causar repelús con masas encefálicas saliendo del cráneo y brazos y piernas que parecen de papel y que el asesino desmiembra con la mayor facilidad del mundo, si no contar una historia de fantasmas con una serie de detalles tan subliminales que muchos pasan desapercibidos pero son importantes. Influencia directa de la posterior saga Insidious, la historia de un niño con un trauma y un secreto a cuestas acompañado de un médico psicólogo infantil que intenta ayudarle fue cuanto hizo falta para contar una historia y hacerlo de tal modo que cada una de sus escenas sabía como desatar la imaginación y poner la carne de gallina (la revisión de unas fotos infantiles de Cole o las distintas apariciones de los fantasmas, de verdadera angustia). Y es que suele pasar, en la vida como en el cine que, cuando se abandona del camino que debía seguir, siempre ocurre que el destino, de alguna forma, lo encarrila de nuevo a donde debía ir para volver a la grandeza que había perdido. Aunque fuese con algo tan minúsculo como un médico, un niño, y un secreto que éste guardaba celosamente.

 Nº De Serie: NC/TCM/00650. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 6 de septiembre de 2017.

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Una Sacrosanta Institución

UNA SACROSANTA INSTITUCIÓN


 Uno de los dos pilares más importantes dentro de la cultura estadounidense, al margen de la Casa Blanca y su ocupante (cuya figura es casi una sacrosanta figura para muchos), es la familia. El que la familia lo es todo y los extraños a ellos son, precisamente, extraños a los que no hacer caso o que no entienden lo que pasa dentro de ella. Por ejemplo, El Luchador [David O. Russell, 2010], con una sobreprotectora madre viviendo a cuerpo de rey gracias a sus hijos, el primero un boxeador y el otro un drogadicto que entrena al primero. O en Ray [Taylor Hackford, 2004], en donde el propio Ray Charles se entera que su pareja Maggie y su amigo Gossie McKee le estafaban en las actuaciones para quedarse con parte del dinero, dando falsas esperanzas de que más adelante le llamarían los grandes estudios. Y qué decir de Gran Torino [Clint Eastwood, 2008], con el pobre Walt Kowalski descubriendo como su familia le tratan de tonto por su edad, quienes además confían en que, cuando muera, pillar un buen pellizco de su herencia. ¡Ah sí!, y otro tanto podría decirse de El Lado Bueno de las Cosas [O. Russell, 2011]: Tiffany tiene que soportar a la (valga la ironía) insoportable y despiadada de su hermana mayor Verónica, y Pat debe lidiar con una madre superada por el trastorno bipolar de su propio hijo y con un padre que, aparte de adicto a las apuestas y al fútbol americano, también es un supersticioso de los gordos. Y hasta en la pequeña pantalla, con cientos o miles de telefilmes donde madres hacen enfermar a sus hijos para evitar que se marchen de casa o un hombre mata a su mujer y a su cuñado para así quedarse con la hermana de la esposa (las combinaciones y posibilidades son ilimitadas), si algo queda patente en todo ello es que, por encima de todo, si van a robarte, engañarte, o matarte, nada mejor que lo hagan los de casa. A fin de cuentas, ¿para que está si no la sacrosanta institución de la familia?.

 Nº De Serie: NC/TCM/00638. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 26 de agosto de 2017.

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Unas Fotos de Acojonarse

UNAS FOTOS DE ACOJONARSE


 Una marca de nacimiento infame. Perros negros que aparecen de la nada. Y una serie de gente muriendo de formas espantosas. Todo eso es lo que define a una de las obras maestras del terror, llamada La Profecía [Richard Donner, 1976]. Pero por encima de lo mencionado, hay algo mucho más terrible en su entramado y que queda eclipsado por la fuerza del resto de componentes: las fotografías que Keith Jennings (soberbio David Warner) hace a lo largo de la película. No tanto por lo que en ellas se ve como lo que se intuye. Desde una figura de una soga con la que una niñera se acaba arrojando del tejado para ahorcarse, a una extraña línea recta atravesando al Padre Brennan que luego resulta ser un pararrayos que, alcanzado por uno durante una tormenta, cae sobre él para matarle, y terminando con él mismo marcado en una foto que él mismo saca y donde se aventura que tarde o temprano será decapitado, el uso de dichas fotografías no solo afianza la presencia de un mal perverso, del todo infernal, que planea con antelación cada movimiento, si no que deja a la intuición la existencia de una realidad intangible y paralela a la física, en la que una serie de entidades invisibles al ojo humano viven inadvertidos a unos desprevenidos mortales. Una baza, jugada magistralmente muchos años después en Insidious [James Wan, 2010] y que ha tenido otros usos un tanto menores en El Sexto Sentido [M. Night Shyamalan, 1999] (y en otras al estilo Shutter: El Fotógrafo [Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom, 2004] y su posterior e inevitable remake made in USA Retratos del Más Allá [Masayuki Ochiai, 2008]), que pone de manifiesto una realidad entre lo perturbador y lo tétrico que muchos prefieren ignorar como si eso fuese suficiente para estar al margen de ella: la de unos espíritus y otras entidades menos humanas que, cuando quieren, planean con antelación sus insidiosas intenciones.

 Nº De Serie: NC/TCM/00623. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 13 de agosto de 2017.

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