YONQUIS DIGITALES (CELDA SIN BARROTES)
A lo largo de El Círculo [James
Ponsoldt, 2017], su protagonista Mae Holland no solo entra en la empresa de
informática más importante del mundo, si no que se convierte en clave para el
desarrollo de nuevas tecnologías. Pero una vez encuentra fallos de sistema y un
abuso de poder capaz de llevar a alguien al descrédito y la vergüenza (los
padres de Mae, pillados en un momento muy íntimo), la histeria (su amiga Annie,
víctima de un trabajo que la presiona en exceso) o incluso a la muerte (un
conocido suyo, Mercer), rápidamente tanto ella como el fundador y director de
la empresa, Eamon Bailey, plantean una y otra vez opciones y alternativas para
mejorar su uso. Pero lo que nunca nadie dice, ni siquiera la propia Mae, es
abandonar la tecnología o dejar de usarla a pesar de ver una y otra vez como su
abuso ocasiona más daño que bien. Y es que, si bien a lo largo de la historia
el ser humano se ha visto arrastrado por adicciones como el opio, la heroína y
quién sabe qué más, el enorme avance tecnológico del siglo XX hace que, en su
última década, la llegada del mundo digital crea un nuevo tipo de adicción:
Internet. Usada como herramienta de conocimiento y colaboración en algunos
casos, de protesta y manifestación en otros o de delitos y crímenes en última
instancia, su enorme salto cualitativo por la rapidez de su evolución ha
convertido a millones de personas en presos de una celda sin barrotes,
atrapados por las posibilidades del teléfono móvil, la tablet o el ordenador
portátil. Convertidos en yonquis digitales al punto de necesitar
“desengancharse” en campamentos anti-tecnología, ni siquiera los famosos
escapan al uso de tecnologías de última generación, por unas redes sociales
dictatoriales y casi fascistas para una comunicación en tiempo real entre
famosos y fans. Por eso ni siquiera Mae proponía dejar de usar las redes
sociales y la tecnología: por estar atrapados en una celda sin barrotes.
Nº De Serie: NC/TCM/00610. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 1 de agosto de 2017.
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