Vista En: TVE-1, domingo 20 de septiembre de 1992.
Título Original: The Fourth Protocol.
Director: John Mackenzie.
Guión: Frederick Forsyth, adaptado para la pantalla
por George Axelrod y con material adicional de Richard Burridge, basada en la
novela hómonima de Frederick Forsyth, publicada en 1984. Género: Intriga.
Música: Lalo Schifrin. Fotografía: Phil Meheux.
Decorados: Peter Howitt. Vestuario: Tiny Nicholls.
Productora: Fourth Protocol. Presupuesto: ±6.000.000 $.
País: Reino Unido. Año: 1987. Duración: 119 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Michael Caine
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John Preston
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Pierce Brosnan
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Valeri Petrofsky/James Edward Ross
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Ned Beatty
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Borisov/Pavel Petrovic
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Joanna Cassidy
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Irina Vassilievna
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Julian Glover
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Brian Harcourt-Smith
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Michael Gough
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Sir Bernard Hemmings
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Ray McAnally
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General Karpov
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Ian Richardson
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Sir Nigel Irvine
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Anton Rodgers
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George Berenson
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Betsy Brantley
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Eileen McWhirter
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Sean Chapman
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Capitán Lyndhurst
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Matt Frewer
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Tom McWhirter
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Valeri Petrofsky es un agente de la KGB es
enviado a una misión para hacer detonar una bomba atómica en una base
estadounidense en Reino Unido. John Preston, agente de la MI6, encuentra
accidentalmente una pista que le lleva a sospechar de la presencia de Petrofsky
en el país, iniciando una búsqueda para encontrarle antes de que haga detonar
la bomba.
Crítica: Efectivo y muy sólido thriller de espionaje
con el que el director de El Largo Viernes Santo [1980] y Cónsul Honorario
[1983] mete hasta el fondo el dedo en la llaga de la Guerra Fría y las máximas
tensiones entre los países, logrando que Pierce Brosnan abandone las bondades y
diversiones de su serie Remington Steele [1984] para convertirse en un villano
de primera cuya pose circunspecta es intimidante, enfrentado a un siempre
genial Michael Caine en un papel que recuerda en parte a su Harry Palmer de
Funeral en Berlín [Guy Hamilton, 1966] (Petrofsky, una máquina de matar a la
que Brosnan aporta un aire de peligrosidad absoluta, pero que merecía una mayor
descripción en el pasado de su personaje; Vassilievna, una competente espía
capaz de montar bombas como quien hace galletas en la cocina; la cara de Preston
cuando le dicen qué es el polonio y para qué se utiliza, impagable a la hora de
reflejar el miedo a una explosión nuclear). Interesante en el mundo que
describe en lo concerniente tanto en el MI6 como en la KGB, la sensacional
banda sonora de ese genio de las notas llamado Lalo Schifrin como la efectiva
fotografía de Meheux refuerzan una película que se convierte en un placer
culpable como la copa de un pino (Harcourt-Smith, un inepto chupatintas que
solo hace de despedir a gente más competente que él; Karpov, un general ruso
dispuesto a saber investigar qué es lo que pasa dentro de su propia casa de
espías; Irvine, hablando con Berenson en su casa sobre sus lealtades: ¿y gente
como esa es la que lleva la seguridad del mundo libre?). Confeccionada como un reloj
de puntualidad inglesa que marca sus pautas con precisión de cirujano, El
Cuarto Protocolo es una más que excelente propuesta de los tejemanejes del
poder y como éstos hacen de las suyas (su tercio final, donde las sorpresas van
de mal en peor: demencial al 200%). Un film enrevesado, altamente disfrutable.
La Puntilla: Da miedo pensar en la gente que en teoría
protege el planeta de su destrucción. Sobretodo después de ver películas como
esta.
Mi
Valoración
★★★★★
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