“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Verdad Indirecta

VERDAD INDIRECTA


 En teoría, Vivian Ward es una prostituta que hace la calle por Los Ángeles. Y en teoría Richard B. Riddick es un peligroso asesino, fugado de un montón de cárceles interplanetarias. Ahora bien: ¿hay algún instante de Pretty Woman en el que Julia Roberts se acueste con alguien, o haga algo propio del oficio?. Y en esta misma línea, ¿hay alguna escena de Pitch Black en la que Vin Diesel mate a alguien por puro placer, sin más motivo que el deseo de matar que sí poseen los verdaderos asesinos?. En ambos casos, la respuesta es un rotundo NO. Porque a Hollywood le encanta jugar con una idea que se podría llamar “verdad indirecta”. Básicamente es algo que ocurre todos los días y en todas partes, y que las películas siguen a rajatabla: conocer algo por lo que alguien comenta, pero sin pruebas ni evidencias de ello. Un ejemplo de esto mismo es un caso verdaderamente de escándalo: Garland Greene, el Masacrador de Ohio que sale en Con Air. Se nos dice que ha matado a 32 personas, y él llega a decir que mató a una niña y cruzó tres estados con su cabeza de sombrero. Terrible y tal pero, ¿a cuántos mata en la peli?. Absolutamente a nadie. Con perdón pero...vaya mierda de asesino. Oh sí, dice un montón de burradas, de hecho el tío no calla (en todo caso los podría matar de tanto parloteo), pero de matar ni hablar. Y ahí reside el truco: se nos dice algo, nos lo creemos, y de esa idea se parte para seguir contando una historia. Dado que en el cine el tiempo siempre es limitado, se recurre a ello para abreviar la trama. Solo son tres nimios ejemplos, pero el cine los tiene a patadas, en casi todas sus pelis hay verdades indirectas. Lo negativo de ellas es creerlas verdaderas cuando en realidad no hay pruebas de que lo sean. En el cine son un pequeño engaño que se aceptan sabiendo que son ficción. En la vida real no debería ser así: a mayor verdad indirecta, mayor el engaño. Y no solo Hollywood vive de eso.

 Nº De Serie: NC/TCM/00191. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 23 de septiembre de 2016.

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Víctimas del Tiempo

VÍCTIMAS DEL TIEMPO


 Pocas cosas más maravillosas y al mismo tiempo discretas que ver envejecer a un actor o una actriz ante la pantalla. Ver su evolución actoral, ver como se transforma ante la cámara para desplegar todo su potencial dramático o su vis cómica, empezando desde la infancia para llegar a una espléndida vejez. El abanico de posibilidades es tan amplio como cargado de emociones, ya sea alegría y respeto en carreras de lo más longevas como la de Clint Eastwood, que tristeza por las carreras truncadas en gente como Mickey Rourke y tantos otros cuya fama los hunde como si se tratase de unos gigantescos zapatos de cemento. Puesto que todos somos víctimas de ese demonio invisible llamado tiempo, al que nadie puede ver ni tocar y del que solo podemos percibir sus efectos en como erosiona lo inerte y como desgasta lo vivo, el cine ofrece la posibilidad de, a 24 fotogramas por segundo, ver a una persona atravesar sus etapas vitales, y de identificarse en las historias en las que se embarca, ya se trate de dramas románticos o de intrigas policiales, a aventuras terroríficas y lejanos mundos supertecnificados, marcando unos puntos fijos en el tiempo y en el espacio para evocar épocas presentes, pasadas y futuras. Un regalo para sus admiradores (y quizá también para sus detractores, ya que así pueden dar rienda suelta a su lengua viperina) en forma de una colección de instantes y secuencias épicas que pueden ser repetidas cuantas veces se desee, parando de ese modo el inevitable tic-tac del reloj para revivir ese momento de magia en el que una frase o una batalla transmite una emoción que arrebata el alma y la transporta a otros mundos. Primero en celuloide y más tarde en digital, el arte del cine es una mirada hacia al propio tiempo: al tiempo que se ha ido y no volverá, al que se disfruta, al que aún está por llegar, y al que siempre se puede regresar haciendo retroceder el inevitable tic-tac del reloj.

 Nº De Serie: NC/TCM/00195. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 27 de septiembre de 2016.

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Un Desapercibido Arte Moderno

UN DESAPERCIBIDO ARTE MODERNO


 Injustamente infravalorado, los pósters han sido parte del cine incluso desde sus inicios, anunciando película con imágenes elaboradas y muy detalladas, o bien optando por surrealismos y referencias vanas. Ya sean los minimalistas hechos por fans que pululan por Internet, que los realizados por profesionales de leyenda como Drew Struzan, el hecho es que los afiches y carteles de cine pueden, en algunos casos, ser considerados un arte moderno y una industria propia surgida precisamente a raíz del nacimiento del cine en si, en ocasiones con un nivel de maestría que nada tiene que envidiar a un Renoir, un Picasso o un Van Gogh. Porque más allá de publicitar la propia película a la que haga referencia, cada cartel busca transmitir una emoción, un sentimiento o una idea, ora yéndose a terrenos de una enorme sofisticación, otra apostando por la simpleza más absoluta. Y, al igual que las pinturas clásicas, en cada época han sufrido de una constante evolución, a veces hasta de una involución en su intento por evocar el aire retro de tiempo pretéritos. Que su diseño vaya en exclusiva dirigido hacia la promoción y la publicidad no quita su pertenencia al mundo de arte, ni tampoco la calidad del trabajo una vez terminado, más cuando es capaz de resistir el paso del tiempo cual pirámides de Egipto para quedarse en la memoria colectiva. Al margen de la fama de la película, tanto si ésta se convierte en un éxito/clásico como si no, la capacidad artística a la hora de crear un póster de cine es un reflejo de la época a la que pertenece como una aportación de ingenio y talento al propio mundo del arte, el cual se exhibe en las vidrieras de todo el ancho mundo para ser mirados pero no para ser vistos. Ya sean bizarros, terroríficos, emotivos, enigmáticos o románticos, los pósters son algo valioso y único. Lástima que haya quien no los aprecie lo suficiente por ir en exclusiva dirigidos hacia la promoción y la publicidad.

 Nº De Serie: NC/TCM/00196. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 28 de septiembre de 2016.

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Un Salvaje Oeste Demasiado Blanco

UN SALVAJE OESTE DEMASIADO BLANCO


 Durante varias décadas, los negros en el cine (y en la mayoría de aspectos en la vida) estaban condicionados y sujetos a las voluntades del hombre blanco, como si éste fuese su amo y señor, siempre a la sombra de éstos como el Sam de Casablanca [Michael Curtiz, 1942], o Mammy de Lo que el Viento se Llevó [Victor Fleming, 1939]. Debido a ello, en el cine de oeste, un género que por aquel entonces estaba controlado por la férrea moral de John Wayne (al que la leyenda negra pone como miembro del Ku Klux Klan, ni más ni menos), se encargaron de que los negros fuesen vetados de estar a la misma altura de los blancos, de forma que fuesen esclavos, sumisos, con pocas luces o incluso un poco de las tres. A pesar de su inexactitud histórica, puesto que se sabe de gente de color que logró tierras y propiedades como los blancos, tantos años de racismo en el cine tuvieron su precio, creando un Salvaje Oeste demasiado blanco, y un paradigma difícil de remover, en que incluso en Sillas de Montar Calientes [Mel Brooks, 1974], se ponía a un sheriff de color...pero en clave de comedia desmadrada. Tuvieron que pasar muchos años para que se empezase a ver algo de color en la monocromía del blanco, pero ni siquiera entonces el resultado fue decente, como en la fallida Wild Wild West [Barry Sonnenfeld, 1999], aunque sí hubo algo más de suerte en la pequeña pantalla con series como Jóvenes Jinetes [1989] y Los Siete Magníficos [1998]. Solo cuando cayó el sistema de los grandes estudios las cosas cambiaron, gracias a actores de la categoría de Sidney Poitier o de Denzel Washington, pero el daño ya estaba hecho. Y lo más triste de todo es que intentos como Django Desencadenado [Quentin Tarantino, 2009] o Los Siete Magníficos [Antoine Fuqua, 2016] por explicar la realidad de esa época se ven poco creíbles porque más que contar la verdad, lo que suena es a excusa por tantos años de racismo en el cine.

 Nº De Serie: NC/TCM/00194. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 26 de septiembre de 2016.

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Un Legado de Bondad Eterna

UN LEGADO DE BONDAD ETERNA


 James Maury Henson, al que todos llamaban Jim, fue para las marionetas lo que Walt Disney para los dibujos animados. Ocupándose de los más pequeños y siempre buscando un punto entre la candidez y la locura, entre una cierta ingenuidad con otra dosis de entretenimiento, su pasión y la de sus amigos y compañeros de profesión lograron que una cosa tan alocada como una rana enfundada en una gabardina, sombrero y micrófono ejerciendo de periodista fuese un icono de varias generaciones para niños de todo los países del ancho mundo. La Rana Gustavo, la cerdita Peggy, el chistoso Fozzy y el cascarrabias de Gonzo, junto a otros extraños seres como Epi y Blas, Coco, Triqui y Elmo, se colaron en cuantos televisores pudieron, como también en las pantallas del cine, para hacer que los hijos y sus padres olvidasen el millón de problemas del día a día, abriendo una válvula de escape gracias a la visión de un hombre que buscaba dibujar un mundo de fantasía, a veces con resultados en verdad espectaculares (El Cristal Oscuro [co-dirigida con Frank Oz, 1982], y Dentro del Laberinto [1986]: dos joyas imprescindibles en su rareza). Un visión capaz de trascender fronteras de idiomas, origen de Barrio Sésamo [1969] y de Los Teleñecos [1977], por donde pasaron las más grandes estrellas de renombre. Una forma divulgativa de entender la infancia, de instruir en vez de atontar, de divertir sin por eso mismo carecer de contenido, en las antípodas de series posteriores como Bob Esponja [1999] y Dora la Exploradora [2000] (y opuesta al 1000‰ a inmundicias como Padre de Familia [1999] y Padre Made in USA [2005]), buscando hacerles personas inteligentes y, sobre todo, respetuosas consigo mismos, con los demás y con el mundo en el que vivían. Un legado de bondad eterna sin ser ñoño o cursi, tan genial como ver a una rana enfundada en una gabardina, sombrero y micrófono ejerciendo de periodista.

 Nº De Serie: NC/TCM/00192. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Sábado, 24 de septiembre de 2016.

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Jim Henson
(24 de septiembre de 1936; †16 de mayo de 1990)
Siempre seremos tus niños. Por más viejos que lleguemos a ser.

Una Tragedia que el Cine Nunca Podrá Filmar

UNA TRAGEDIA QUE EL CINE NUNCA PODRÁ FILMAR


 Ocurrió un martes, a las 8:46 AM, hora de la Costa Este. El azar, o quizá el destino, quiso que un equipo de rodaje, que estaba grabando un documental sobre bomberos, estuviese allí en los primeros momentos de la tragedia. Y el mundo entero lo vio, con toda su crudeza, para que acto seguido las cámaras tomasen el relevo y las imágenes diesen varias veces la vuelta al mundo. Una experiencia que sacó lo mejor y lo peor del ser humano como raza en general y como individuos en particular, que los segundos superaron los límites de la maldad y los primeros demostraron hasta qué punto la gente de a pie podían ayudarse unos a otros sin siquiera conocerse. Una tragedia que el cine nunca podrá filmar en toda su crudeza y realismo, precisamente porque no existe el modo en que eso pueda superarse, ni retratarse mejor de lo que decenas de documentales y de grabaciones hechas por la gente en el momento de ocurrir dicho ataque. A pesar de intentos como en World Trade Center [Oliver Stone, 2006] y United 93 [Paul Greengrass, 2006], ambas películas no consiguieron el nivel suficiente de credibilidad pero no por falta de calidad, si no porque ese día la realidad desbordó toda posible ficción, haciendo que el cine, bien por miedo a herir sensibilidades, o bien las propias reservas para explicarlo de la forma más visceral, quede imposibilitado para llevar a cabo cualquier tipo de adaptación sobre el 11S. Títulos como El Coraje de Todos [Jim Simpson, 2002] y 11S: Lo que Ocurrió Dentro [Richard Dale, 2006], entre muchísimos otros, no hacen si no dar unas pálidas pinceladas que, por más excelencia de la que hagan gala, quedarán como desdibujados reflejos de un horror cuyo impacto emocional llegó a cada hombre y mujer del mundo, con independencia de su edad, credo, convicciones y país de origen. Un horror que el cine nunca será capaz de filmar, porque ese día la realidad desbordó toda ficción.

 Nº De Serie: NC/TCM/00178. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 11 de septiembre de 2016.

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Un Nombre lo es Todo

UN NOMBRE LO ES TODO


 Si alguien dice Issur Danielovitch Demsky, es probable que a nadie le importe lo más mínimo por no sonarle en absoluto. Tres cuartos de lo mismo pasaría si alguien dice Allan Stewart Königsberg o María Antonia Abad Fernández. Pero si de pronto alguien menciona Kirk Douglas, Woody Allen o Sara Montiel, ahí seguramente la historia será otra, puesto que sus nombres artísticos fueron como una segunda piel, a tal punto que sus nombres de pila se convirtieron en poco más que una anécdota. En el cine, como la música o cualquier otro terreno para la fama, un nombre lo es todo, y a veces eso requiere pequeños detalles, desde reajustes ínfimos a cambios completos o, por contra, dejarlo como está y que pase lo que tenga que pasar. Y hay tantos casos de eso como variados: los ha habido tercos que decidieron pasar de sus agentes para que el mundo se aprendiese sus nombres de pila, pese a lo en principio difícil de pronunciar (Arnold Schwarzenegger, obviamente), y otros que optaron por no ir por el camino fácil, como Leonardo DiCaprio, a quien su agente recomendó cambiarse por “Lenny Williams” para así sonar más americano. En el otro fiel de la balanza los hay bien curiosos, que solo necesitaron reajustar su apellido para triunfar, como Michael Keaton, que se vio obligado a cambiarlo porque el auténtico era Douglas (sin parentesco alguno con la saga familiar de Kirk), o Albert Brooks, forzadamente a cambiarlo puesto que el de nacimiento era Einstein (sin relación con el matemático alemán, claro está). Cuando el éxito depende de la sonoridad de un nombre, es cuando la intuición debe ser una brújula bien afinada que la guíe en la dirección adecuada, indicando la ruta hacia el éxito. Eso, si los dioses no se ponen juguetones y ya se encarguen de dar el nombre desde la cuna. Porque, ¿hay alguien que dude que un tío al que bautizan como Harrison Ford no esté destinado a partir la pana?.

 Nº De Serie: NC/TCM/00125. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 28 de julio de 2016.

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Una Pequeña Gran Contribución al Cine

UNA PEQUEÑA GRAN CONTRIBUCIÓN AL CINE


 Richard Harrison no fue lo que se puede decir un actor famoso ni tampoco de esos que la historia recuerda con esplendor. Su carrera discurrió con bastante discreción en los 50 y 60 en ínfimos spaghetti westerns de serie B con menos argumento que una película porno, alguna que otra película de intriga, y allá por los 80 alcanzó cierta popularidad en Hong Kong por una serie de películas de ninjas que protagonizó, no sin cierto escándalo debido a una manipulación indebida de las mismas, sin su consentimiento. Su contribución al cine, por tanto, parece más bien una menudencia que otra cosa...salvo si se tiene en cuenta un papel que, en vez de aceptar, decidió rechazarlo, y proponer a un amigo suyo para que la hiciera. Porque ese amigo se llamaba Clint Eastwood, y la película en donde actuar, Por un Puñado de Dólares [Sergio Leone, 1964]. En un universo donde todo está relacionado y cada pequeño acto puede dar como resultado otro mucho mayor, el que musculoso de Richard Harrison se apartase del camino fue el hueco que necesitaba Eastwood para atraer toda la atención del mundo sobre él, iniciando una carrera en cine más allá de su serie de TV Látigo [1959], y provocando la aparición de uno de los iconos más grandes de la historia del cine, capaz de dar el salto de la interpretación a la dirección para revelarse como un icono aún más grande. Y todo ello, porque alguien tomó una sencilla decisión, un simple cambio de parecer tan mínimo como el cara o cruz de arrojar una moneda y dejar que ella decida. El cine no carece de esta clase de hechos fortuitos pero, sin duda alguna, muy pocas tan transcendentes a todos los niveles como la de Richard Harrison. Si él hubiera hecho la peli, Clint Eastwood no habría saltado al estrellato, y tal vez nunca hubiera hecho carrera en cine (o la hubiera hecho de otro modo distinto). Eso es lo que tienen las menudencias: que a veces pueden cambiarlo todo.

 Nº De Serie: NC/TCM/00120. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 24 de julio de 2016.

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Un Guión Debajo del Brazo

UN GUIÓN DEBAJO DEL BRAZO


 El siglo XXI vino con un cambio importante en un género que hasta entonces poco sabía de trascendencia, y mucho de diversión y entretenimiento. Según un viejo dicho popular, un recién nacido viene al mundo con un pan debajo del brazo. Pero hete aquí que este recién nacido no es tal, y no viene con un pan debajo del brazo, si no con un guión. En una época en la que el cine de imagen real degenera por guiones imposibles a mayor gloria de sus estrellas y divas de turno, el cine de animación evoluciona cual crisálida para alumbrar un cine capaz de emocionar, de divertir pero también de ser aleccionador y profundo. Da igual la productora de la que se trate, bien Disney o bien otra al azar, el éxito y la técnica de los filmes de dibujos animados o por ordenador distan mucho de sus predecesoras del siglo XX, todas ellas divertidas pero sin ese nuevo elemento que le proporciona un material extra con el que jugar. Al ser un género donde no existen superestrellas buscando chupar plano para así quedar bien, productos como Wall•E, Batallón de Limpieza [Andrew Stanton, 2008] o toda la saga de Ice Age ofrecen historias repletas de momentos para deleite del respetable, pero también envían un mensaje sobre la tolerancia y la familia, sobre los amigos y el respeto, sobre el amor y el ser bueno, que en el cine de imagen real parece haberse diluido entre luchas de egos y titánicos enfrentamientos por ocupar minutos de pantalla. Rompe Ralph [Rich Moore, 2012], El Alucinante Mundo de Norman [Chris Butler y Sam Fell, 2012] o La Lego Película [Phil Lord y Christopher Miller, 2014] representan lo mejor de un género que, sin perder la tradición de irse al público infantil, se atreve a dirigirse al adulto no solo para hacerle reír, si no para hacerle pensar. Esa es la ventaja de un buen guión: que da más de lo que parece. E Inside Out (Del Revés) [Pete Docter y Ronnie Del Carmen, 2015] es la prueba de ello.

 Nº De Serie: NC/TCM/00110. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 17 de junio de 2016.

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Tirando Spaghettis Contra la Pared

TIRANDO SPAGHETTIS CONTRA LA PARED


 En Enamorarse [Ulu Grosbard, 1984], Meryl Streep salía al lado de Robert De Niro. En Casino [Martin Scorsese, 1995], De Niro tenía al lado a Sharon Stone. Stone que estaba junto a Michael Douglas en Instinto Básico [Paul Verhoeven, 1992]. Douglas apareció con Kevin Kline en Plan en Las Vegas [Jon Turteltaub, 2013]...y Kline con Streep en Ricki [Jonathan Demme, 2015], aparte de otras dos más. Con este simplista ejercicio de bumerang, que se podría repetir con cientos de permutaciones diferentes, se demuestra que si algo abunda en el cine son los continuos cambios de pareja que tienen sus estrellas. Tantos, de hecho, que es fácil que un actor/actriz haya coincidido más de una vez con la misma persona, sobretodo si ambos tienen química como para ser creíbles al espectador que los vea. Por tanto, raro es el intérprete cuya carrera se haya hecho ‘en solitario’, y que no haya compartido cartel con otro de su mismo nivel para buscar un duelo que dé juego y espectáculo. En cierto modo, no es distinto a tirar spaghettis contra la pared para ver cuales se quedan pegados y cuales no. Cos los actores pasa lo mismo: se emparejan y desemparejan de una película a otra buscando ese ansiado éxito, a veces con resultados mejor de lo esperado (Antonio Banderas y Catherine-Zeta Jones en La Máscara del Zorro [Martin Campbell, 1998], y a veces no tan redondos como se pretendía en un principio (el caso de Ralph Fiennes y Uma Thurman en Los Vengadores [Jeremiah S. Chechik, 1998]). Pero, más allá de sus resultados, y en un alarde de egos y admiraciones mutuas (descontando a aquellos no se soporten ni en pintura, como Steven Seagal y Jean Claude Van Damme), suele ser lo normal que en la carrera de un intérprete surja un buen puñado de otros con los que haya conseguido trabajar. Ahí está es la gracia del chiste: en combinarse con cuantos más mejor. Y ver qué spaghettis acaban pegados a la pared.

 Nº De Serie: NC/TCM/00166. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 2 de septiembre de 2016.

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Tempo-Bala: La Revolución que no Fue

TEMPO-BALA: LA REVOLUCIÓN QUE NO FUE


 En una azotea de un rascacielos cualquiera, dos hombres se enfrentan a tiro limpio. El impertérrito Agente Brown se desdobla para esquivar las balas de Thomas A. Anderson, moviéndose tan rápido que parece haber varios a la vez de cintura para arriba. Y acto seguido, Anderson hace otro rápido movimiento para esquivarlo, en el que sin duda fue el momento cumbre de Matrix [Larry y Andy Wachowski, 1999]. La técnica usada en esa secuencia, posiblemente una de las más notorias de finales de los 90 y la ciencia ficción en general, recibió el adecuado nombre de “Bullet Time” o tempo-bala, y pese a prometérselas muy felices como una auténtica revolución en el mundo del cine, el tiempo y el avance en los efectos digitales la convirtieron más en una anécdota que en el gran evento con el que se presentó. Desde el salto sostenido en el aire de Trinity poco antes de lanzar a un policía a varios metros de distancia, justo al inicio a la pelea final entre Neo y el agente Smith, el tempo-bala definió a la saga cuando luego se estrenó Matrix Reloaded y Matrix Revolutions [ambas de 2003], pero ahí se quedó. Más allá de algunos homenajes y/o guiños en otros largometrajes como Scary Movie [Keenen Ivory Wyans, 2000] y en series como Las Supernenas [1998], lo cierto es que dicha técnica no pasó de ahí. Más que ser un nuevo territorio dentro de la ciencia ficción, el tempo-bala fue como la entrada a él, una frontera que una vez superada es fácilmente olvidada, quedándose como un logro para su tiempo y un punto pionero para aquellos que aparecieron detrás dispuestos a seguir el mismo camino. De ahí que, aún a pesar de su escaso uso más allá del universo imaginado por los Wachowski, el tempo-bala sigue ejerciendo la misma fascinación que el lejano día desde que el mundo vio por primera vez las proezas de Neo. Porque todos, en algún momento, hemos deseado parar las balas con un gesto de la mano.

 Nº De Serie: NC/TCM/00146. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 17 de agosto de 2016.

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Skynet: Un Enemigo Diferente

SKYNET: UN ENEMIGO DIFERENTE


 Si algo define a Skynet, el principal antagonista de la saga Terminator, es su evolución al mismo tiempo que la tecnología ha ido evolucionando a lo largo de la última parte del siglo XX y la primera del siglo XXI. En la primera parte, un apurado Kyle Reese revelaba que unas computadoras de defensa llamadas Skynet se volvieron inteligentes y causaron una guerra contra los humanos, a los que querían exterminar. En la segunda parte ya no eran computadoras, si no un único ordenador que como una versión diabólica de V’Ger de Star Trek: La Película [Robert Wise, 1979], o el villano de Vengadores: La Era de Ultrón [Joss Whedon, 2015], adquirió conciencia propia y decidió que los humanos le sobraban para su planes. Y en la tercera parte, ya no eran computadores, si no la mismísima Internet adquiriendo unas intenciones perversas. Y son estos tres cambios principales, más el añadido en Terminator: Génesis [Alan Taylor, 2015], con Skynet ya transformado en nanotecnología y aplicaciones de tablet y móviles, lo que sirve como una fascinante forma de percibir el lado oscuro de la tecnología y lo que pasaría si ésta se volviese en contra de su creador. Un cambio de mentalidad reflejado en cada película de forma paralela a la realidad que permite de forma precisa A) entender el nivel de tecnología en las fechas de cada estreno de la misma, y B) cambiar el origen de Skynet para que encajase en cada argumento principal. Diferente en cada película pero al mismo tiempo igual, su etérea presencia (hasta Terminator: Salvation [McG, 2009], no se vio por primera vez al susodicho), Skynet no es solo un nombre para la historia del cine, también es el recelo natural de la raza humana para con su propia creación en el temor de que un día, en su inteligencia artificial de chips y microprocesadores, ésta supere a su creador en todos los aspectos. Y que, además de conciencia propia, adquiera intenciones perversas.

 Nº De Serie: NC/TCM/00145. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 16 de agosto de 2016.

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Sin el Prota, no es lo Mismo

SIN EL PROTA, NO ES LO MISMO


 Hay una verdad inherente en lo que a sagas y actores se refiere. Si se cumple la sagrada trilogía del éxito (los actores adecuados con el director adecuado en el momento preciso), el resultado suele ser bueno. El problema sobreviene  cuando el resultado es demasiado bueno. De ahí que, si la saga se relanza con otro actor ejerciendo un mismo papel ya desempeñado, el resultado tiende a ser decepcionante. Por eso, cuando Steve Martin protagonizó La Pantera Rosa [Shawn Levy, 2006], la película fracasó porque en el inconsciente colectivo el Inspector Closeau tiene la cara de Peter Sellers, de cuando lo hizo en los años 60. Y del mismo modo, ¿alguien puede concebir a John McLane sin la cara y el físico de Bruce Willis, a Harry Callahan sin que lo interprete Clint Eastwood, o a Harry Potter sin Daniel Radcliffe?. La obsesión por hacer taquilla a costa de pisotear impunemente el trabajo original, buscando solo una cara bonita que siente culos en las butacas, tiene la costumbre de convertirse en un fiasco de proporciones épicas, precisamente porque personaje y actor se han quedado fundidos uno con otro, de modo que es casi imposible separarlos y/o dar con un sustituto de nueva generación. Básicamente sería como pedirle a otro que no sea Matt Damon que haga de Jason Bourne. Y ese es el mal (uno de ellos), que planea sobre la nueva saga de Star Trek, relanzada desde 2009. Porque al margen de que Chris Pine haga bien o mal de Kirk, solo está repitiendo lo que ya se hizo, en vez de dar sus propios pasos. Salvando contadas excepciones (las series Hawaii 5-0, mismamente), los llamados reboots están llamados a fracasar. Y a veces, de una forma miserable. Y si no, que se lo digan a Henry Cavill y a Andrew Garfield: el primero no logró desterrar a Christopher Reeve del recuerdo de la gente, ni el segundo a Tobey Maguire. Porque sin el prota, no es lo mismo. Y su sustituto acaba viviendo a la sombra del anterior.

 Nº De Serie: NC/TCM/00154. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 23 de agosto de 2016.

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Screwball Comedy: Enloqueciendo de Risa

SCREWBALL COMEDY: ENLOQUECIENDO DE RISA


 Walter Lanz, Tex Avery y Paul Perry, los tres por separado, crearon un estilo de animación en los años 30, 40 y 50 donde lo absurdo y la locura eran los elementos principales para hacer reír a los espectadores. Mediante sus cortos animados y personajes tan chiflados como Droopy, el gato Fitz o las Urracas Parlanchinas, las leyes de la física y el sentido común daban pasado a todo un universo de mamporros y chistes demenciales que, especialmente en los años 30, durante la Gran Depresión, buscaban dar una fugaz huída de las miserias cotidianas. Terrytoons o los más celebérrimos Looney Tunes, con Bugs Bunny y el Pato Lucas a la cabeza, hicieron que el género viviera una edad de oro la cual se trasladaría a la pantalla gracias a las gracietas de Laurel & Hardy, más conocidos como “el Gordo y el Flaco”, o sus herederos en los 50 con Abbott y Costello. No obstante, la primera verdadera comedia loca, semillero de toda una batería de películas posteriores, es Aterriza Como Puedas [Jerry y David Zucker y Jim Abrahams, 1978]. Plagada de gags antológicos y escenas que se convirtieron en referentes indiscutibles de lo que los ingleses llaman el humor nonsense, el largometraje dio una secuela y a posteriori, una serie de cintas que seguiría su estela como la trilogía Agárralo Como Puedas y sus derivados Espía Como Puedas, Acampa Como Puedas o ¡Vaya un Fugitivo!, siempre con el inefable Leslie Nielsen. Por desgracia, valga la ironía, el género degeneró (valga el juego de palabras) cuando las Scary Movie y las subsiguientes Epic Movie, Disaster Movie y derivados como Casi 300 e ¡Híncame el Diente! fueron los causantes de que el humor refinado pasase a ser algo soez y escatológico, en un ejemplo de que no todo vale para hacer reír, por buenas que sean sus intenciones. Porque el cine ha de saber como hacer reír, sin falta de recurrir a unas guarradas que, nunca mejor dicho, tienen la gracia en el culo.

 Nº De Serie: NC/TCM/00165. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 1 de septiembre de 2016.

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Salvando el Día: La Chica

SALVANDO EL DÍA: LA CHICA


 Rubia, morena, pelirroja. Atractiva y despampanante en plan supermodelo o quizás en plan vecinita del lado, el caso es que siempre hay alguna chica de por medio. Ya se trate de una novia en apuros, una hija que metida en algún problema o alguna madre que necesite ayuda, el héroe y el antihéroe no son inmunes al instinto de protección que les caracteriza, demostrando que ellos y solo ellos pueden salvar a la dama y, por tanto, quedar como los hombres muy hombres que son. Siendo como es un cliché del que cuesta despegarse, ni siquiera la llegada del siglo XXI ha podido romper la imagen estereotipada del machote que mata a 30 personas sin pestañear, pero que con su chica es lo más blando del mundo, en el sentido de que una heroína de acción es algo de tomarse a risa, tal como pasó en Cazafantasmas [Paul Feig, 2016]. Listas y doctas en las armas como Hermione Granger y Tauriel, letales como Gamora en Guardianes de la Galaxia [James Gunn, 2014], y hasta divertidas como la Lorna Cole que interpretó Renee Ruso en Arma Letal 3 y 4 [Richard Donner, 1992 y 1998], ‘la chica’ es el motivador idóneo para que el héroe haga lo que tenga que hacer, a veces de manera explosiva como en Dos Policías Rebeldes [Michael Bay, 1998]. Pero mujeres como las televisivas Olivia Benson, de Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales [1999], Carrie Mathison de Homeland [2011] o Brenda Johnson de The Closer [2005] reclaman que la chica no tiene por fuerza que esperar a ser salvada, si no ser ella la salvadora. Porque en un mundo en verdad justo, el machismo y el feminismo quedarían destruidos en favor de una igualdad sin prejuicios por género. Y por tanto, el que una chica pudiera estar salvando el día sería tan bien visto como si lo hiciera cualquier hombre. Pero claro, ¿de qué le serviría a un hombre salvar al mundo y ser el héroe...sin la chica a su lado como “justa” recompensa por su trabajo?.

 Nº De Serie: NC/TCM/00162. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 30 de agosto de 2016.

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