Vista En: Youtube, domingo 26 de febrero de 2017.
Título Original: The Backwater Gospel.
Director: Bo Mathorne.
Guión: Bo Mathorne y Zebulon Whatley. Género: Animación.
Música: Zebulon Whatley. Dirección Artística: Esben Jacob Sloth.
Productora: Animation Workshop. Presupuesto: [Desconocido].
País: Dinamarca. Año: 2011. Duración: 9 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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Zebulon
Whatley
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El Trampero
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Lucien
Dodge
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El Ministro
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Phillip
Sacramento
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Bubba
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Laura Post
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Pueblerina
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En el Salvaje Oeste, el pueblo de Backwater
se ve dominado por el miedo a El Enterrador, que de vez en cuando aparece para
cavar la tumba de alguno de los suyos. Con el pueblo dividido entre el estricto
cura, el cual ejerce como Ministro de Dios, y el alegre trampero que anuncia la
llegada de El Enterrador, la llegada de éste al pueblo acaba provocando el
pánico.
Crítica: Perturbadora y al mismo tiempo subyugante
propuesta que supone la ópera prima para su realizador Bo Mathorne, el cual
viaja a los tiempos de los atracadores de diligencias y pistoleros para crear
una composición fílmica de indudable magnetismo visual y un gran atractivo,
haciendo de su animación por ordenador el elemento más importante a la hora de
elaborar a personajes y escenarios y sacando toda la fuerza necesaria para
dotar de una atmósfera opresiva y malsana a su conjunto (los habitantes de
Backwater, dibujados de modo que casi {casi} parecen muertos vivientes,
comandados por un hombre de dios dominado por el odio hacia el trampero; éste,
un alegre cantarín que pasa de religiones, contento de amargarle las pascuas al
cura: su anuncio de la llegada del enterrador es el prototipo perfecto de la
historia colectiva; la misma apariencia de éste, negro y descargado como un
cuervo que de pronto hubiese cobrado aspecto humano). Divertida en las
canciones del trampero y a la vez brutal en los sermones del párroco, El
Evangelio de Backwater es un magnífico cortometraje a la vez que un
sobresaliente estudio sobre el miedo, cuyo guión y cuyo ingenio quedan fuera de
toda duda (el instante en el que el pueblo se somete al pánico, tras haber
cometido una tropelía orquestada por el cura: secuencia brutal que, cambiando
figuras visibles por siluetas negras, demuestra hasta qué punto puede ser
salvaje el ser humano; los leves flashes del pueblo mientras éste permanece
encerrado en sus casas, como antesala del horror que ésta por suceder; El
Enterrador, sentándose tranquilamente a esperar en mitad de Backwater,
inquietante en su mutismo). Un trabajo que rebosa mala leche por los cuatro
costados, pero que por eso mismo resulta un placer a los sentidos en su perversidad
(unas alas, surgiendo fugazmente cual ángel de la muerte). Un mini-film, en su
insanidad, altamente disfrutable.
La Puntilla: Nada asusta más que alguien sentado a esperar
sin decir nada. Sobretodo si se trata de un enterrador cumpliendo su oficio.
Mi
Valoración
★★★★★
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