Vista En: Cines Cinebox (Corvera), 15 de julio de 2006.
Título Original: One Man Band.
Directores: Mark Andrews y Andrew Jimenez.
Guión: Mark Andrews y Andrew Jimenez. Género: Animación.
Música: Michael Giacchino. Dirección Artística: Robin Cooper.
Productora: Pixar Animation Studios. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2005. Duración: 4 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un hombre orquesta pone su espectáculo en una
plaza con idea de que alguien le eche alguna moneda. Al ver que una niña
pequeña va a tirar una moneda a la fuente, intenta convencerla de que le dé su
moneda, pero la cosa se complica cuando al otro lado de la plaza otro hombre
orquesta pone su espectáculo, desatándose la rivalidad entre ambos por la
moneda.
Crítica: Descacharrante cortometraje que en solo
cuatro minutos arrancar la sonrisa al más impasible gracias a un muy cuidadoso
diseño de producción así como a los detalles del mismo, que en su sutileza
consiguen dar ambientación y un sentido de la comicidad al más puro estilo de
Charles Chaplin y de Buster Keaton, máxime teniendo en cuenta que no existen
diálogos y todo se realiza a través de miradas y gestos (la cara del primer
hombre orquesta, mirando a su alrededor en busca de alguien para quien tocar;
su reacción cuando, casi con la moneda en su poder, se encuentra a la horma de
su zapato; el aspecto del pueblo y de sus personajes, apuntando maneras sobre
dónde se sitúa la acción y también la época: ¿Italia allá por el
Renacimiento?). Un magnífico complemento cinematográfico de la película Cars
[John Lasseter y Joe Ranft, 2006], a El Hombre Orquesta se le puede sacar unas
variadas lecturas, en vez de una sola, desde la más divertida a la más seria,
haciendo del gag un buen recurso del que complicar su breve trama (los dos
hombres orquesta, sacando la artillería pesada con tal de ganar la moneda, como
si fuesen antepasados del Inspector Gadget: algo que empieza divertido pero que
tendrá secuelas inesperadas; la cara de pánico de ambos al ver la mirada de la
niña, más dura que Superman con un mal día; el primero de ellos, intentando un
número de equilibrismo, o como conseguir el rechazo de un niño en apenas un
instante). Abocando al final por aquel dicho de “donde las dan, las toman”, o
más bien el de “la venganza es un plato que se sirve en frío”, Andrews y
Jimenez se lo guisan y se lo comen de un modo fantástico (la música de Michael
Giacchino, separando los estilos de ambos músicos, uno por cuerda y el otro por
viento), coronando con un final que, en su sencillez, deja con la miel en los
labios. Y con un mensaje claro: no juegues con niños. O ellos jugarán contigo.
La Puntilla: ¿Alguien entiende por qué esos tíos se ponen
en una plaza tan llena de gente como de pelos la cabeza de un calvo?.
Mi
Valoración
★★★★★
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