Vista En: Youtube, lunes 23 de enero de 2017.
Título Original: D.O.A.
Director: Rudolph Maté.
Guión: Russell Rouse y Clarence Greene. Género: Intriga.
Música: Dimitri Tiomkin. Fotografía: Ernest Laszlo.
Decorados: Al Orenbach. Vestuario: Maria Donovan.
Productora: Cardinal Pictures. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 1950. Duración: 83 minutos. B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Edmond O’Brien
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Frank Bigelow
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Pamela Britton
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Paula Gibson
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Luther Adler
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Majak
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Beverly Campbell
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Srta. Foster
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Lynn Baggett
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Sra. Philips
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William Ching
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Halliday
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Henry Hart
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Stanley Philips
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Neville Brand
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Chester
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Laurette Luez
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Marla Rakubian
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Jess Kirkpatrick
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Sam
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Cay Forrester
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Sue
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Fred Jaquet
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Dr. Matson
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Frank Bigelow es un contable de un pequeño
pueblo que se va un fin de semana a San Francisco de vacaciones. En el hotel se
encuentra con un grupo de vendedores con los que sale de copas, pero un extraño
envenena su bebida. Sin antídoto conocido y con el tiempo echándosele encima,
Frank va en busca del hombre que le envenenó para descubrir porqué lo hizo.
Crítica: Trepidante y a la vez angustioso thriller
ambientado en la ciudad del Golden Gate, en la que Edmond O’Brien ofrece una
fantástica interpretación en la piel y el traje de un hombre al que de pronto
atrapan en una maraña de enredos, traiciones y mentiras en la mejor de las
tradiciones del cine negro, y con el que el realizador de Tenías que ser Tú
[1947] y Cerco de Odio [1498] da un recetario de excelencia envuelto en frasco
pequeño (la visita de Frank Bigelow al doctor, donde recibe la fatídica
noticia: su reacción, corriendo por toda la ciudad sin parar, refleja el terror
de un hombre que de repente ve su vida segada: su cara, una vez se para, es aún
mejor por lo que pasa a su lado; la relación de Bigelow y Paula Gibson, una
Pamela Britton irónica, dramática, contestona y bellísima: de quitarse el
sombrero, en todo por igual; la visita de Bigelow y el grupo de vendedores a un
club de copas, un instante de risas y música a golpe de jazz, vibrante de todo
punto, aderezado con un asesinato a golpe de veneno). De punta en blanco en el
tema de vestuario y estupenda en la banda sonora, Con las Horas Contadas tiene
en lo breve de su duración la garantía de ser un film a contrarreloj que no
desaprovecha ni un segundo de su tiempo, donde la amenaza es constante y
omnipresente (la aparición de Chester, un psicópata con problemas de ira,
encarnado por un sobreactuado Neville Brand: su escenita en el coche con
O’Brien está muy bien planteada; Gibson, llamando a Bigelow para insistirle en
un asunto relacionado con el Sr. Phillips, que va atando cabos; su charla con
la Sra. Phillips, insistiéndole en que pese a estar frente a ella en realidad
está muerto: cruda y dura como la carne congelada). Un largometraje coronado
con un final que, en lo abrupto y tajante de su rodaje, acaba por sentenciar un
caso clarísimo de calidad y de un trabajo en verdad portentoso, repleto de
virtudes y escaso en defectos.
La Puntilla: ¿La moraleja de la historia?. Nunca pierdas
tu copa de vista si te vas de bares. Por si las moscas.
Mi
Valoración
★★★★★
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