Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), sábado 14 de enero
de 2017.
Título Original: Hell or High Water.
Director: David Mackenzie.
Guión: Taylor Sheridan. Género: Drama.
Música: Nick Cave y Warren Ellis. Fotografía: Giles Nuttgens.
Decorados: Wilhelm Pfau. Vestuario: Malgosia Turzanska.
Productoras: OddLot Entertainment, Sidney Kimmel
Entertainment y Film 44. Presupuesto: ±12.000.000 $.
País: USA. Año: 2016. Duración: 102 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Chris Pine
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Toby Howard
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Ben Foster
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Tanner Howard
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Jeff Bridges
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Marcus Hamilton
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Gil Birmingham
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Alberto Parker
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Marin Ireland
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Debbie Howard
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Katy Mixon
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Jenny Ann
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Dale Dickey
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Elsie
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Kevin Rankin
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Billy Rayburn
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Melanie Papalia
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Emily
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John Paul Howard
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Justin Howard
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Christopher W. Garcia
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Randy Howard
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Jackamoe Buzzell
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Ayudante de Sheriff Archer
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Tras la muerte de su madre, Toby Howard pide
ayuda a Tanner, su hermano menor, para salvar el rancho familiar de ser
expropiado por los bancos, cometiendo varios atracos con los que obtener el
dinero para pagar las deudas. Pero un tozudo Ranger de Texas y su ayudante les
siguen la pista de cerca para detenerlos antes de que lleguen a concluir sus
planes.
Crítica: Amarga y por momento crudísima lectura sobre
la América profunda con la que el director de American Playboy [2009] y
Convicto [2013] ofrece un relato en formato de western pasado por el tamiz del
siglo XXI, con un punto de comedia y otro de crítica social más que evidente en
sus detalles y cuatro actores magníficos todos ellos (Marcus Hamilton, o Jeff
Bridges demostrando que sus 67 años son una garantía de calidad: sus puyas a
Parker o su charla en el bar con unos ancianos lo reafirman como baluarte del
cine; Toby y Tanner, el primero estoico y comedido, y el segundo una bestia
incontrolable: Foster revalida su camaleonismo y Pine que más allá de su
Capitán Kirk de Star Trek hay una actor al que tener en cuenta; éstos dos,
hablando con Rayburn, un breve pero impagable Kevin Rankin). Vistosa en su
fotografía, retratando la profundidad y desolación de parajes y carreteras que
se pierden en mitad del horizonte, y estimable en su banda sonora, la propuesta
de Mackenzie da una patada en la boca al espectador dando fe de un mundo que
parece abocado a la ruina, logrando simpatizar con dos hombres sin pasado ni
futuro que van a contrarreloj (las vallas publicitarias de las carreteras, así
como los pueblos, sumidos en la despoblación y la falta de comercios: una nada
sutil llamada de atención al exceso del capitalismo de la América de Donald
Trump; el careo de Toby y Hamilton, con el primero hablando sobre lo que es la pobreza:
sin palabras). Un cóctel de ideas que, disfrazadas bajo la apariencia de una
peli de atracos, hacen de Comanchería la odisea de unos ladrones con los que es
imposible no terminar empatizando en sus motivaciones, cuyo final recuerda en
parte al de Un Lugar Donde Quedarse [Paolo Sorrentino, 2011], y que sirve como
atípico pero espléndido broche de oro. Una película con mucho más de lo que
parece. Y la explicación sobre los comanches...extraordinaria.
La Puntilla: El gobierno roba. El banco roba. Los
impuestos roban. ¿Acaso es tan raro que el ciudadano de a pie acabe haciendo lo
mismo?.
Mi
Valoración
★★★★★
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