Vista En: Antena 3, domingo 4 de diciembre de 2011.
Título Original: The Contender.
Director: Rod Lurie.
Guión: Rod Lurie. Género: Drama.
Música: Larry Groupé. Fotografía: Denis Maloney.
Decorados: Eloise Stammerjohn. Vestuario: Matthew Jacobsen.
Productoras: Cinerenta Medienbeteiligungs KG, Cinecontender, Battleground Productions, SE8 Group y Battlefield. Presupuesto: ±20.000.000 $.
Países: USA, Alemania y Reino Unido. Año: 2000. Duración: 126 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Joan Allen
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Laine Hanson
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Jeff Bridges
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President Jackson Evans
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Gary Oldman
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Shelly Runyon
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Christian Slater
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Reginald Webster
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Sam Elliott
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Kermit Newman
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William Petersen
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Jack Hathaway
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Saul Rubinek
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Jerry Tolliver
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Philip Baker Hall
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Oscar Billings
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Mike Binder
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Lewis Hollis
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Robin Thomas
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William Hanson
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Mariel Hemingway
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Cynthia Charlton Lee
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Kathryn Morris
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Paige Willomina
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Debido a la súbita muerte del vicepresidente, Jackson Evans, el Presidente de Estados Unidos, propone a Laine Hanson como su sustituto. Su designación causa el rechazo de Shelly Runion, miembro de la oposición y que hará cuanto sea para impedir que sea Vicepresidenta, algo que desatará una guerra política recrudecida por un supuesto escándalo sexual de Hanson.
Crítica: Mezcla de drama e intriga política en la que es la segunda película de Lurie después de Deterrence (Amenaza Nuclear) [1999], y en la que Gary Oldman se mete de nuevo en temas presidenciales después de Air Force One (El Avión del Presidente) [Wolfgang Petersen, 1997], esta vez como político y no como terrorista, enfrentado a un Jeff Bridges que destila carisma a prueba de balas, amén de unos golpes de comicidad (la obsesión del presidente Evans hacia la comida; Runion, en casa con su mujer, pensando en voz alta el daño que haría a su país el que una mujer sea vicepresidenta: sin que se diga a las claras, se le nota su vena republicana/conservadora, en contra de la otra más demócrata/progresista de Evans y Newman; Hanson, hablando la diferencia entre culpable y responsable en una audiencia pública: la reacción de Evans no puede ser mejor). Metiendo personajes y tramas secundarias que ayudan a remover las aguas y de eso a agilizar la propia trama, la contenida y más que sobra puesta en escena juega a su favor para jugar con la posibilidad de una mujer en los altos estamentos del poder, tal como Deep Impact [Mimi Leder, 1998] lo hiciera con un presidente de color, en que cada pieza va encajando en su lugar (Jack Hathaway, un senador y héroe público tras el intento fallido de salvar a una chica cuyo coche cayó a un lago, como rival de Hanson para la vicepresidencia; Reginald Webster, un sorprendentemente estupendo Slater como joven político de férreos ideales sobre mentiras y verdades; la mujer de Runion, hablando en secreto con el matrimonio Hanson sobre el pasado de su marido: Robin Thomas, quien hace de marido de Laine, está muy logrado). A falta de una palabra mejor, el largometraje es una amarga reflexión sobre un mundo de hombres negado a aceptar a una mujer entre sus más altas filas. Un trabajo de inspirador acabado, llamado a destruir antiguos tabúes.
La Puntilla: Las primeras sociedades eran matriarcales. El hombre más tarde usurpó el poder. Y ahí sigue, negado a que la mujer vuelva a tenerlo.
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