Vista En: Gnula.nu, jueves 13 de octubre de 2016.
Título Original: Cube Zero.
Director: Ernie Barbarash.
Guión: Ernie Barbarash. Género: Intriga.
Música: Norman Orenstein. Fotografía: François Dagenais.
Decorados: David Gruer y Jordan Kerner. Vestuario: Donna Wong.
Productoras: Mad Circus Films, Lions Gate Entertainment,
Mr. X y Cube Forward Productions Corp. Presupuesto: ±120.000 C$ (±865.000 $).
Países: Canadá y USA. Año: 2004. Duración: 97 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Zachary Bennett
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Eric Wynn
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David Huband
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Dodd
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Stephanie Moore
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Cassandra Rains
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Martin Roach
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Robert P. Haskell
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Terri Hawkes
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Jellico
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Richard McMillan
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Bartok
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Mike ‘Nug’ Nahrgang
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Meyerhold
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Tony Munch
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Owen
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Michael Riley
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ax
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Josh Peace
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Finn
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Diego Klattenhoff
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Quigley
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Alexia Filippeos
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Anna
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Wynn y Dodd son dos técnicos que siguen día a
día las pesquisas de los que habitan el cubo, comprobando quienes logran llegar
hasta la salida y quien no. Pero al descubrir que una residente del cubo,
Cassandra Rains, no firmó el formulario de consentimiento, Wynn entra al cubo
para salvarla, lo que causa que un equipo especial vaya para dar con él y
sacarlo de allí.
Crítica: Barbarash, uno de los productores y
guionistas de Cube 2: Hypercube [Andrzej Sekula, 2002], debuta como director
con un más que correcto cierre a la trilogía iniciada por Vincenzo Natali en
1997, en una involución a lo que era la primera parte en lo que al cubo se
refiere en su condición de precuela, que además permite descubrir los secretos
largamente postergados en sus dos anteriores entregas (Wynn y Dodd, perfecto
Yin Yang del Cubo: el primero en eternas dudas sobre su trabajo y el segundo un
hombre que ha aceptado cual es su lugar y su misión en la vida; ambos, teniendo
que entrevistar a alguien que ha llegado a la salida del Cubo: delirante no es,
pero perverso, lo es y de lejos; el diseño de las habitaciones y sus trampas,
donde una simple ducha de agua esconde un horror sanguinolento: Hitchcock se
sentiría orgulloso). Pese a que las explicaciones son coherentes y dan sentido
a lo ya visto, su en parte toque de etereidad deja un par de cabos sueltos,
pero tampoco tantos como para desterrar la película a los abismos de la necedad
(la aparición de Jax y sus ayudantes, cambiando las reglas del juego como les
viene en gana: Riley es divertidísimo en el repelús que provoca su personaje;
el progresivo interés de Wynn por Rains, que va cuestionando si cabe aún más el
mismo Cubo y su propósito; Wynn y Dodd, recibiendo la comida en un formato
imposible y las órdenes en un idioma indescifrable: más raro que un amanecer
por el norte). Cube Zero, aunque carece de la magia que destilaban sus dos
primeras, alza sus expectativas como una película entretenida, un juego de
mentiras y otros secretos llevado con
sobriedad y soltura encomiables (la tecnología del cubo, capaz para grabar los
sueños de sus enclaustrados: ¿para qué alguien querría alguien dar esa orden?;
el final, que ofrece un interesante extra). Una cinta con un buenas en buenas
manos, mejor ejecutado y listo para regalo.
La Puntilla: Como se suele decir: hay cosas que la
humanidad es mejor que aún no sepa. Por ejemplo, entender la primera parte de
la trilogía.
Mi
Valoración
★★★★★
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