Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), viernes 3 de
agosto de 2012.
Título Original: Prometheus.
Director: Ridley Scott.
Guión: Damon Lindelof y Jon Spaihts. Género: Ciencia Ficción.
Música: Marc Streitenfeld. Fotografía: Dariusz Wolski.
Decorados: Sonja Klaus. Vestuario: Janty Yates.
Productoras: 20th Century Fox. Presupuesto: ±130.000.000 $.
País: USA. Año: 2012. Duración: 124 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Noomi Rapace
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Elizabeth Shaw
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Michael Fassbender
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David
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Charlize Theron
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Meredith Vickers
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Logan Marshall-Green
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Charlie Holloway
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Guy Pearce
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Peter Weyland
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Idris Elba
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Janek
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Sean Harris
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Fifield
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Rafe Spall
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Millburn
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Emun Elliott
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Chance
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Benedict Wong
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Ravel
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Kate Dickie
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Ford
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Patrick Wilson
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Padre de Elizabeth
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En el año 2093, la nave espacial Prometheus
viaja a un lejano planeta a unos 34 años-luz para encontrar a los Ingenieros,
una supuesta raza extraterrestre que es la responsable de crear a la raza
humana. A su llegada allí, la expedición descubre algunos restos de vida, pero
también encuentran una serie de anomalías que pondrán en peligro a toda la
tripulación.
Crítica: Regreso de Ridley Scott a la saga que él
mismo creó en 1979, con un ambicioso sentido del espectáculo pero que pincha en
hueso por culpa de un guión plagado que incongruencias, algunas aberrantes en
extremo (Millburn y Fifield, ¿perdiéndose en una cueva tras hacer el mapeado?;
Vickers, Shaw y su incapacidad para correr en otra dirección que no sea línea
recta; David y su talento para los idiomas alienígenas, activando una
videograbación). Lindelof, el 50% responsable de la serie Perdidos [2004],
escribe una historia que busca pero no encuentra la coherencia básica para dar
la solidez mínima a un muy suculento banquete de efectos especiales (la llegada
al planeta alienígena, la propia nave y sus interiores y el bestiario de la
propia peli: de lo mejor; el inicio, sito en Islandia, de una belleza cautivadora;
el mensaje de Weyland a la tripulación con una holografía de por medio). Por
contra, su reparto se las afana para ofrecer un nivel bastante alto en cuanto a
materia interpretativa, de la misma manera que Marc Streitenfeld se encarga de
una banda sonora portentosa, que destaca por encima de lo demás (la pose
estirada de Vickers; Janek, o el capitán más pasota y guasón que se recuerda en
mucho tiempo; Shaw, hablando sobre maternidad con Holloway). Vibrante en los
escenarios, estos forman un abanico que inquieta por su sentido de lo tétrico,
pero que también sorprende por su grandiosidad (la aparición de una cara
gigante; los mosaicos de algunas paredes; el grupo, descubierto una bodega de
carga con unas paredes bien decoradas). Con algunos guiños inevitables, que
sirven tal que de puente de unión y algunas ideas interesantes (el Ingeniero,
preparado para pilotar, Janek, hablando con Shaw sobre el sitio donde están),
el film es un show de fascinante apariencia pero sin contenido, incapaz de
resolver sus propios enigmas, dejando la amarga experiencia de un “quiero y no
puedo”.
La Puntilla: Serpientes que parecen penes, limo negro
sacado de Expediente X, aliens calvos albinos, ¿y Damon Lindelof?. ¡A la mierda
todo!.
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