Vista En: Gnula.nu, lunes 31 de octubre de 2016.
Título Original: A Nightmare on Elm Street: The Dream Child.
Director: Stephen Hopkins.
Guión: Leslie Bohem, basado en una historia original
de John Skipp, Leslie Bohem y Craig Spector. Género: Terror.
Música: Jay Ferguson. Fotografía: Peter Levy.
Decorados: John P. Jockinsen. Vestuario: Sara Markowitz.
Productoras: New Line Cinema, Heron Communications, Smart
Egg Pictures y The Fourth New Line-Heron Joint Venture. Presupuesto: ±6.000.000 $.
País: USA. Año: 1989. Duración: 89 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Robert Englund
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Freddy Krueger
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Lisa Wilcox
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Alice Parker
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Kelly Jo Minter
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Yvonne Miller
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Danny Hassel
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Dan Jordan
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Erika Anderson
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Greta Gibson
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Nick Mele
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Dennis Johnson
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Joe Seely
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Mark Grey
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Burr DeBenning
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Sr. Jordan
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Valorie Armstrong
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Sra. Jordan
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Clarence Felder
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Sr. Gray
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Michael Ashton
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Gurney Orderly
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Beatrice Boepple
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Amanda Krueger
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Después de varios encuentros con Freddy
Krueger, Alice Parker ha rehecho su vida y espera feliz la llegada de su primer
hijo. Pero su alegría termina cuando descubre que Freddy está intentando
influenciarla mientras duerme para poseer a su hijo no nato y renacer de nuevo.
Su única esperanza para derrotarle será encontrar y liberar el alma de Amanda
Krueger.
Crítica: En su segunda película después de Juego
Peligroso [1987], Stephen Hopkins revela a Chuck Russell tanto en lo bueno como
en lo malo, poniendo de manifiesto una fórmula desgastada y rutinaria que solo
funciona para ver morir a adolescentes con poco de cerebro y mucho de
descerebrados, marca de la casa ya desde la primera parte, conservando al
personaje protagonista de la anterior entrega pero también acumulándose un
despropósito detrás de otro (el prólogo, en que se sigue la norma de eliminar a
personajes sobrantes de otras partes: el momentazo de Dan en moto,
convirtiéndose en una copia chapucera de El Motorista Fantasma, es de no creérselo;
Alice, descubriendo a Mark transformado en una versión de serie B del videoclip
de A-Há “Take on Me” [Steve Barron, 1985]; el intento de éste de ponerse en
plan superhéroe es tan patético como cuando Ira Heiden se puso de mago en la
tercera parte). Convirtiendo a Fredy en una sombra paródica de si mismo,
desaparecido todo rastro de la seria perversión de la primera parte, Robert
Englund se dedica a pasárselo en grande en el papel de su vida, haciendo de su
socarronería y su inacabable verborrea dos armas tan poderosas como las
cuchillas del guante que lleva (su puesta en escena, que no destila la menor
pizca de terror, igual que en las dos previas entregas; Freddy, haciendo de
camarero al servicio de una glotona a la fuerza Greta; el duelo final entre
Alice y Freddy, imitando el escenario del clímax de Dentro del Laberinto [Jim
Henson, 1986] pero en su versión menos agradable). Poniendo en imágenes parte
de lo que tan solo se había hablado en su tercera parte (Amanda Krueger,
encontrándose ante una situación que la supera en orden de cien contra uno) y
con algún personaje algo repelente (el escepticismo de Yvonne, muy cargante),
la quinta parte de Freddy solo es un gran suma y sigue. Y el miedo...ni está ni
se le espera.
La Puntilla: Con que lo hubiesen dejado en la tres creo
que todos habríamos salido ganando. Esto ni es terror, ni es nada de nada.
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