Vista En: Youtube, martes 14 de marzo de 2017.
Título Original: Portal: No Escape.
Director: Dan Trachtenberg.
Guión: Dan Trachtenberg, sin acreditar, inspirado en
el videojuego Portal: No Escape, estrenado en 2007. Género: Ciencia Ficción.
Música: Mike Zarin. Fotografía: Keith Dunkerley.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Cindy Flores y Rachelle Hakim.
Productora: Dan Trachtenberg, sin acreditar. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2011. Duración: 7 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Danielle Rayne
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Chell
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Una mujer se despierta en una celda sin
recuerdos de quién es ella y de como ha llegado hasta allí. Ejercitándose en un
intento de mantener la forma física y buscando alguna manera de escapar, todo
cambia cuando de repente se encuentra con un extraño artilugio que genera
portales de energía con los que puede saltarse alegremente las leyes de la física.
Crítica: Segundo corto de Trachtenberg después de
Kickin’ [2003], en el que copiando o adaptando el videojuego de consola XboX
360 y Microsoft Windows de una manera totalmente fiel al original se hace una
pequeñísima muestra de efectos especiales que por instantes evocan a un par de
clásicos modernos del género, y que tiene en su muda protagonista el único
referente humano con el que empalizar en una situación también vista
anteriormente (el inicio, con Chell despertando sin siquiera saber quién es,
algo sacado de entre otros títulos Mente en Blanco [Simon Brand, 2006]; la
primera vez que Chell usa el dispositivo de portales, conectando las paredes de
modo que entra por una y sale por otra: exactamente y salvando distancias, lo
que le pasaba a Neo en una estación de tren en Matrix Revolutions [Larry y
Andy Wachowski, 2003]; los guardas, persiguiendo a Chell para capturarla de
nuevo, tapados hasta la cabeza en un logrado intento por deshumanizarlos).
Ingeniosa pero lastrando un gravísimo defecto de su breve duración que
desperdicia el gran potencial de su premisa, al final Portal: Sin Salida se
deja ver como una adaptación más o menos bien currada y espectacular, pero que
deja la miel en los labios de la peor de las maneras y que prescinde de
diálogos en su entramado, haciendo de gestos y miradas todo recurso lingüístico
(la forma en la que Chell aprende a poner los portales a fin de escapar del
yugo de los guardas, apareciendo de un lado a otro: su forma de evitar morir
tras caer en picado es el mejor epic moment con diferencia; la salida al
exterior, sugiriendo mucho y explicando más bien nada: un devanarse los sesos
en la que cualquier teoría personal es perfectamente válida; su traveling
final, aún más insidioso que el exterior). Un cortometraje efectivo, que cumple
sus propósitos con nota, y que bien le valdría convertirse en un largometraje.
El potencial chorrea muy a gusto.
La Puntilla: ¿Un aparato que crea portales?. Pues adiós a
trenes, aviones y a los demás. Fijo que los de Transporte se tirarían de los
pelos.
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