Vista En: TCM, miércoles 7 de junio de 2000.
Título Original: The Omega Man.
Director: Boris Sagal.
Guión: Joyce Hooper Corrington y John William
Corrington, con colaboración sin acreditar de William Peter Blatty, basado en
la novela Soy Leyenda, de Richard Matheson, publicada en 1954. Género: Ciencia Ficción.
Música: Ron Grainer. Fotografía: Russell Metty.
Decorados: William L. Kuehl. Vestuario: Margo Baxley y Bucky Rous.
Productora: Walter Seltzer Productions. Presupuesto: ±8.720.000 $.
País: USA. Año: 1971. Duración: 98 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Charlton Heston
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Neville
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Anthony Zerbe
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Matthias
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Rosalind Cash
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Lisa
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Paul Koslo
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Dutch
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Eric Laneuville
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Richie
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Lincoln Kilpatrick
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Zachary
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Jill Giraldi
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Niña
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Brian Tochi
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Tommy
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Anna Aries
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Mujer en cripta
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Debido a una plaga de escala mundial, la
Tierra se ha quedado desértica. Robert Neville, el único inmune a ella, intenta
buscar una cura que elimine el virus, pero sus esfuerzos se ven entorpecidos
debido a La Familia, una unión de los pocos supervivientes que, convertidos en
un grupo asesino, intentan por todos los medios acabar con Neville y lo que
representa.
Crítica: Un fascinante remake de El Último Hombre
Sobre la Tierra [Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964], con en el que el curtido
realizador de series de TV y títulos como Acusación de Asesinato [1963] y Las
Pistolas del Diablo [1965] entre otras da una más que negruzca y aciaga visión
de la humanidad, cogiendo al emblemático actor de mitos como Ben-Hur [William
Wyler, 1959] para hacer de él un verdadero torrente emocional, centrando en él un
amplio abanico emocional (su expresión, en el cine, recordando los tiempos
antes de la hecatombe; sus intentos por mantener la cordura al sonido de
cientos de teléfonos que empiezan a sonar al unísono en la calle; la primera
media hora, maravillosa y terrible, con Neville paseando por la ciudad sin
otras personas que él, una parábola certera y precisa de la locura humana y lo
que podría desatar en un futuro). Notable en secundarios como Anthony Zerbe,
Rosalind Cash o Lincoln Kilpatrick, El Último Hombre Vivo es una trepidante
aventura que hace un curioso cambio de rasante sobre la película de Ragona y
Salkow, tomando a los vampiros de aquella para convertir a los antagonistas en
una secta de mutantes, cuyo retrato es de lejos mucho más interesante que el del
propio Neville (las discusiones de su fanático líder con Zachary, un partidario
de seguir usando los ‘viejos métodos’; su aspecto blanquecino y sus cuerpos con
pústulas y heridas, producto del virus; su obsesión por aniquilar todo lo que
huela al viejo mundo, con Neville como primer objetivo). Absorbente en la banda
sonora y en mucha de su fotografía, Sagal coge la clásica historia del fin del
mundo para mostrar las secuelas que éste deja, en un ritmo marcado a buen paso,
desgranando sus secretos sin excesiva prisa (Neville, fijándose en un maniquí,
dudando de lo que ve: momento que cambia las coordenadas de su trama). Un
trabajo para ver con mucha, muchísima atención.
La Puntilla: Solo la raza humana es tan cretina como para
buscar su propia aniquilación. Y encima, justificarlo como algo legítimo.
Mi
Valoración
★★★★★
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