Vista En: Cines Ocimax (Gijón), sábado 25 de mayo de
2011.
Título Original: The Lincoln Lawyer.
Director: Brad Furman.
Guión: John Romano, basado en la novela El Abogado
del Lincoln, de Michael Connelly, publicada en 2005. Género: Intriga.
Música: Cliff Martinez. Fotografía: Lukas Ettlin.
Decorados: Nancy Nye. Vestuario: Erin Benach.
Productoras: Lionsgate, Lakeshore Entertainment, Stone
Village Pictures y Sidney Kimmel Entertainment. Presupuesto: ±40.000.000 $.
País: USA. Año: 2011. Duración: 118 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Matthew McConaughey
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Mickey ‘Mick’ Haller
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Marisa Tomei
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Maggie McPherson
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Ryan Phillippe
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Louis Roulet
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William H. Macy
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Frank Levin
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Josh Lucas
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Ted Minton
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John Leguizamo
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Val Valenzuela
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Michael Peña
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Jesus Martinez
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Bob Gunton
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Cecil Dobbs
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Frances Fisher
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Mary Windsor
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Bryan Cranston
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Detective Lankford
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Trace Adkins
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Eddie Vogel
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Laurence Mason
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Earl
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Mick Haller es un abogado que trabaja en su
coche Lincoln, en plena la calle, resolviendo todo tipo de problemas. Cuando
una millonaria le contrata para que defienda a su hijo, acusado de matar a una
prostituta. Lo que en inicio le parece un caso rutinario de pronto se complica
cuando Haller se ve ante la posibilidad de el chico sea culpable del crimen.
Crítica: Después de su ópera prima The Take [2007],
Brad Furman adapta al autor de la novela que sirvió de base para Deuda de
Sangre [Clint Eastwood, 2002], en la que un impresionante e impecable Matthew
McConaughey vuelve a quitarse el traje de galán de comedias románticas para
meterse en intrigas legales junto a un nutrido reparto de secundarios entre
talentosos y curiosos, todo ello con un toque muy pero que muy urbano (Haller,
en su coche, yendo de un lado para otro para atender a sus clientes junto a su
inseparable Earl; Marisa Tomei, otra muestra de esa actriz tan estupenda como
fantástica: sus idas y venidas con su ex debido a lo opuesto de sus trabajos
dan sentido a esa frase de ‘diferencias irreconciliables’; la aparición de
Michaela Conlin, que se sale de su serie Bones [2005] para pasear palmito en
busca de un hueco en la pantalla grande). Fotográficamente destacable, y más
por el siempre eficaz Cliff Martinez en su parte musical, Furman juega sus
bazas con la suficiente pericia para crear una red de marañas e intrigas en las
que el peligro está a la vuelta de la esquina, y las tensiones entre unos y
otros no causan incendios de pura misericordia (Lankford, un detective al que
da vida un correcto Bryan Cranston, y su manifiesto odio hacia Haller y lo que
representa; Ryan Philippe y Franches Fisher, dos richachones madre-hijo con
muchos esqueletos en el armario y pocas ganas de airearlos; Levin, o un William
H. Macy en la enésima prueba de su versatilidad, investigando el pasado de
Roulet). Competente y dando lo que promete hasta en su resolución final, El
Inocente, alejado título del original y más correcto El Abogado del Lincoln, es
una cruda vivisección acerca de lo que significa el sistema judicial y como
éste puede tergiversarse a conveniencia de quienes viven de él. Una película
que, en lo molesto de su mensaje subliminal, se alza como una propuesta
inteligente y perspicaz.
La Puntilla: No importan las pruebas. No importa la
verdad. Solo tu abogado, y su capacidad para absolverte aunque seas culpable.
Mi
Valoración
★★★★★
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