Vista En: Cines Cinebox (Corvera), miércoles 25 de
diciembre de 2013.
Título Original: The Hobbit: The Desolation of Smaug.
Director: Peter Jackson.
Guión: Peter Jackson, Frank Walsh y Philippa Boyens,
basado en la novela El Hobbit, de J.R.R. Tolkien, publicada en 1937. Género: Fantástico.
Música: Howard Shore. Fotografía: Andrew Lesnie.
Decorados: Simon Bright y Ra Vincent. Vestuario: Bob Buck, Ann Maskrey y Richard Taylor.
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer. Presupuesto: ±225.000.000 $.
Países: USA y Nueva Zelanda. Año: 2013. Duración: 161/186 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Martin Freeman
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Bilbo Bolsón
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Ian McKellen
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Gandalf el Gris
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Richard Armitage
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Thorin
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Kevin Stott
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Balin
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Graham McTavish
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Dwalin
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James Nesbitt
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Bofur
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Mark Hadlow
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Dori
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Jed Brophy
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Nori
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Den O’Gorman
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Fili
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Aidan Turner
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Kili
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John Callen
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Oin
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Peter Hambleton
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Gloin
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Huyendo de Azog el Profanador y de su cohorte
de orcos, Bilbo, Thorin, Gandalf y los demás prosiguen su viaje por la Tierra
Media en ruta a Érebor. Cruzando el bosque de Mirkwood son apresados por los
guerreros del rey elfo Thranduil mientras que Gandalf, separado del grupo,
viaja hacia la antigua fortaleza de Dol Guldur siguiendo unas extrañas pistas.
Crítica: Siguiendo la pauta trazada por El Señor de
los Anillos, la secuela de Un Viaje Inesperado no solo es una película sin
principio ni fin, si no que se va sumergiendo paulatinamente en las charcas de
la oscuridad, revelándose más tétrica y menos aventurera, aunque no por eso
menos espectacular (la huida en barriles; tan llena de errores como sumamente
vibrante). A esa penumbra ayudan personajes algo sombríos, y pasajes que merman
el tono luminoso de la primera parte (el rey Thranduil, la primera vez que un
elfo muestra su lado siniestro, o el Gobernador y su vasallo, los dos tan viles
como divertidos; el pútrido bosque de Mirkwood, la decadente Ciudad del Lago y
la fortaleza de Dol Guldur: perturbadores). Ampliando el error de una duración
excesiva para lo que era el libro original, Jackson lleva la trama a senderos
más intrigantes a la vez que, en su espectáculo, comete algún defecto por el camino
y algún que otro toque de humor (la charla entre Thorin y Thranduil; éste
hablando junto a Légolas con un orco capturado; el oro de las forjas enanas:
imposible fundir tanto en tan escaso margen de tiempo). Más allá de los
momentos de relax, el filme adolece una puesta en escena crepuscular y algo
añeja, en una muestra un mundo condenado a desaparecer (Beorn contando el
destino de su especie; la ciudad de Valle y el interior de Érebor; la comitiva,
entrando en casa de Bardo por un lugar algo indecoroso), mezclándose lo
grandioso con lo íntimo reservando lo mejor para el final, presentando a un ser
tan demoníaco como su propio corazón (el encuentro de Azog y El Nigromante, o
éste último enfrentándose a Gandalf; el triángulo entre Tauriel, Kili y Légolas,
copiado descaradamente del original Aragorn-Arwen-Eowyn; Smaug: un dragón que
da sentido a esa definición por su aspecto físico como por el veneno cargado en
sus palabras). Una película que se alza orgullosa y altiva como un plato para
chuparse los dedos, con algunos altibajos, pero absolutamente excepcional.
La Puntilla: ¿Y toda esa destrucción la causa UN solo
dragón?. Pues más vale que no le dé por llamar a la familia para irse a hacer
turismo.
Mi
Valoración
★★★★★
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