Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), miércoles 29 de
noviembre de 2017.
Título Original: Hikari [N. del T.: Radiance].
Directora: Naomi Kawase.
Guión: Naomi Kawase. Género: Drama.
Música: Ibrahim Maalouf. Fotografía: [Desconocido].
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: [Desconocido].
Productoras: Comme des Cinémas, Kino Films, Kumie y MK2
Productions.
Presupuesto: [Desconocido].
Países: Japón y Francia. Año: 2017. Duración: 101 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Masatoshi Nagase
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Masaya Nakamori
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Ayame Misaki
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Misako Osaki
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Tatsuya Fuji
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Kitabayashi/Juzo
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Kazuko Shirakawa
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Jasuko Ozaki
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Misuzu Kanno
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Tomoko/Tokie
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Mantaro Koichi
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Akitoshi
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Chihiro Ohtsuka
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Amigo de Nakamori #1
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Nobumitsu Onishi
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Amigo de Nakamori #2
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Noémie Nakai
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Asistente a la audiolocución #1
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Saori Koide
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Asistente a la audiolocución #2
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Misako Ozaki, una chica que trabaja como
locutora de cine para invidentes, conoce durante una de sus habituales
reuniones de producción a Masaya Nakamori, un fotógrafo de cine que está
quedándose ciego. Mientras intenta encontrar la narración perfecta para una
película, Ozaki se interesa cada vez más por Nakamori y sus distintos trabajos
profesionales.
Crítica: Preciosa y emotiva pieza de arte y ensayo que
acerca dos mundos en apariencia irreconciliables, en la que la directora de El
Bosque de Luto [2007] y Una Pastelería en Tokio [2015] demuestra una
sensibilidad asombrosa para la recreación de atmósferas intimistas y personajes
desarraigados, captando con pasmosa belleza secuencias de variado colorido (la
fotografía, que gusta de jugar con la luz y sus diferentes tonos para dar
cuantos más matices mejor a una trama sencilla en premisa pero complicada en
ejecución: la escena de Misako y Masaya en un atardecer es un ejemplo de ello;
las reuniones, donde se refleja el aislamiento emocional de Misako: una mujer
que ve intentando describir algo tan visual como una película a quienes ya no
ven; la obsesión, no casual, de Kawase por los primeros planos de ojos,
haciendo hincapié en la tragedia de los que han perdido su función). Dejando
que la banda sonora sea parte íntegra de la historia a base de sonidos que
acompañan de una manera espléndida a una narración letárgica para darles
profundidad a los personajes y con una puesta en escena paupérrima en su
cotidianidad, Hacia la Luz es un alegato hecho para dar visibilidad a las
dificultades de un medio de adaptarse a unas personas que no pueden apreciarlo
por si mismas, como una historia de amor hecha con unas pocas pinceladas pero
que funciona a la perfección (Masaya, pidiendo a Misako acariciarle la cara
para ver en su mente cómo es ella; él, sufriendo un robo tras una caída en la
calle: una pérdida resuelta de una manera asombrosa; el retrato de Japón y sus
contrastes de unas ciudades enormes y una naturaleza deslumbrante). Con
detalles extraños como el que muchos personajes apenas tienen nombre o diálogo
y un final sencillo pero a juego con lo previo expuesto, Kawase consigue un
trabajo redondo, imposible de ponerle un “pero”. El séptimo arte, en toda su
grandilocuencia.
La Puntilla: En una sociedad tan dominada por los ojos,
irónicamente a los que se deja de ver es a los que tampoco pueden ver.
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