Vista En: Gnula.nu, viernes 17 de noviembre de 2017.
Título Original: Hellraiser: Hellworld.
Director: Rick Bota.
Guión: Carl Dupre, basado en una historia original
de Joel Soisson. Género: Terror.
Música: Lars Anderson. Fotografía: Gabriel Kosuth.
Decorados: Adriana Bucataru y Dan Toader. Vestuario: Oana Paunescu.
Productoras: Miramax, Dimension Films y Neo Art &
Logic.
Presupuesto: ±5.000.000 $.
País: USA. Año: 2005. Duración: 91 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Lance Henriksen
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El Huésped
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Katheryn Winnick
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Chelsea
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Christopher Jacot
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Jake
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Khary Payton
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Derrick
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Henry Cavill
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Mike
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Anna Tolputt
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Allison
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Victor McGuire
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Oficial de Policía
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Doug Bradley
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Pinhead
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Stelian Urian
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Adam
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Magdalena Tun
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Bailarina de Derrick
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Gavril Patru
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Rude Guy
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Desiree Malonga
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Bailarina de Mike
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un grupo de amigos adictos a jugar Hellworld,
un videojuego de moda inspirado en la película Hellraiser, consiguen acabar al
juego, ganando una invitación especial para asistir a una fiesta con el
videojuego como tema central. Pero una vez allí varios sucesos extraños
comienzan a hacerles dudar de si Pinhead y el resto de los cenobitas son seres
reales.
Crítica: Tercera película y también tercera
aproximación de Bota al mundo del infame Pinhead y el universo creado por Clive
Barker, consiguiendo por méritos propios un hat-trick de infamia y degradación
fílmica a base de meter un guión que coge descaradamente la idea central de La
Nueva Pesadilla de Wes Craven [Craven, 1994] para mandarla al limbo de la
mediocridad y de las oportunidades perdidas, en un buffet libre de ideas a cada
cual más insulsa (los personajes, viviendo en el “mundo real”, de modo que para
ellos, como para el espectador, las películas de Hellraiser son una mera
ficción popular y nada más: eterno giro de jugar con el concepto de realidad
que resulta muy manido; Lance Henriksen, disfrutando como un enano de la
oportunidad de estar en la saga que él mismo declinó como Pinhead en la primera
parte: con diferencia, lo único que merece la pena; Doug Bradley: ¿en serio
este hombre no se plantea dejar al personaje, viendo en qué embolados le
meten?). Hora y media justita y escueta para un espectáculo penoso, patético y
sin garra, el cual demuestra una incapacidad absoluta para huir del sótano de
la grisura en el que está en todo momento, banda sonora incluida (la Casa
Leviatán, eje central del grueso de la película, un escenario en principio
interesante pero que no tarda en ser nulamente aprovechado; Chelsea, a la que
Winnick solo puede darle una agradecida presencia física que no interpretativa:
su pose de proverbial escéptica es cansina; el final, demostrando que si había
algo que merecía la pena destruir en aras del sinsentido, Bota es el hombre
adecuado para el trabajo). Rematando con un epílogo todavía más absurdo que lo
visto previamente, Hellraiser: Hellworld es una triste y lamentable octava
entrega de la franquicia, sumergida en el fétido pantano de la decadencia.
La Puntilla: Con mi respeto hacia Doug Bradley...la idea de Lance Henriksen como Pinhead en 1987 hubiera sido brutal. Brutalísima.
Mi
Valoración
★★★★★
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