Vista En: Cines Almirante (Avilés), lunes 25 de octubre
de 1999.
Título Original: The Haunting.
Director: Jan De Bont.
Guión: David Self, basado en el libro de 1963 de
Nelson Gidding, basado a su vez en la novela La Maldición de Hill House, de
Shirley Jackson, publicada en 1959. Género: Terror.
Música: Jerry Goldsmith. Fotografía: Karl Walter Lindenlaub.
Decorados: Cindy Carr. Vestuario: Ellen Mirojnick y Danny Ned Moore.
Productoras: DreamWorks y Roth-Arnold Productions.
Presupuesto: ±80.000.000 $.
País: USA. Año: 1999. Duración: 113 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Liam Neeson
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Dr. David Marrow
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Catherine Zeta-Jones
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Theodora ‘Theo’
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Owen Wilson
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Luke Sanderson
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Lili Taylor
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Eleanor ‘Nell’ Vance
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Alix Koromzay
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Mary Lambetta
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Todd Field
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Todd Hackett
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Bruce Dern
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Sr. Dudley
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Marian Seldes
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Sra. Dudley
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Virginia Madsen
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Jane
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Michael Cavanaugh
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Dr. Malcolm Keogh
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Tom Irwin
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Lou
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Charles Gunning
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Hugh Crain
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: David Marrow es un médico que realiza un
experimento sobre el miedo engañando a pacientes con insomnio para que viajen
con él a la vieja Mansión de Hugh Crain, un rico empresario textil del siglo
XIX, que en teoría está embrujada. Pero el experimento se les irá de las manos
cuando la casa cobre vida propia para atacar al doctor Marrow y sus pacientes.
Crítica: El que dirigiese el díptico de Speed
protagonizada por Sandra Bullock y la trepidante Twister [1996] realiza un despropósito
de película a la que el guión le hace aguas por todas partes, en unas
flatulencias narrativas aún más pestilentes que aquel Pantano del Hedor Eterno
de Dentro del Laberinto [Jim Henson, 1986], destrozando totalmente la novela de
Jackson si no también a La Casa Encantada [Robert Wise, 1963], de la que se
erige como un remake al que le falta decencia fílmica y le sobran efectos
especiales (Nell, luchando a brazo partido contra una estatua de hipogrifo que
cobra vida; unas cortinas, moviéndose con un viento y dejando entrever una cara
en ellas: algo que no asusta ni queriendo; su tercio final, un disparate de
tomo y lomo que incluye niños, puertas y el purgatorio: para echarse a llorar).
Sobrando también parte del elenco actoral y con la banda sonora de Jerry
Goldsmith tal vez como lo único decente en su metraje, el desaprovechamiento de
actores como Bruce Dern y Virginia Madsen es el broche de purpurina a un
trabajo mal planteado y peor desarrollado, en que ni siquiera sus protagonistas
logran convencer en sus papeles (Owen Wilson, un imposible remiendo del Russ
Tamblyn original, cargante y pesado como llevar un coche a hombros;
Catherine-Zeta Jones, un quiero y no puedo con respecto a Claire Bloom que
busca derrochar actuación y solo derrocha una innecesaria sensualidad; Todd
Field y Alix Koromzay, dos participantes del experimento, tan fugaces que uno
de ellos ni siquiera tiene diálogo: ¿para qué narices aparecen entonces?). Una
película zafia, hortera y ridícula incapaz de tomarse en serio a si misma, en
lo que se antoja como un acto de onanismo cimematográfico que a pesar del
potencial exhibido (cada habitación y recoveco de la casa Crain), éste es
desperdiciado de una manera flagrante. Una buena para nada, que solo sirve para
malgastar el tiempo.
La Puntilla: ¿Miedo y terror?. Y una hostia mal dada:
¡PENA Y DOLOR!. Eso es lo único que produce ver esta película.
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