Tres Colores: Rojo [1994]

 Publicado El: Miércoles, 30-Mar-2016. Nº De Serie: C25/TCM/0000467.

 Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), lunes 14 de marzo de 2016.

 Título Original: Trois Colours: Rouge.

 Director: Krzysztof Kieslowski.

 Guión: Krzysztof Kieslowski y Krzysztof Piesiewicz. Género: Drama.

 Música: Zbigniew Preisner. Fotografía: Piotr Sobocinski.

 Decorados: Pierre Agoston, Marc Babel, Jean-Pierre Balsiger, Jean-François Despres, Patrick Flumet, Patrick Lehmann, Daniel Mercier, David Stadelmann, Patrick Stoll y Paola Andreani. Vestuario: Corinne Jorry.
 Productoras: MK2 Productions, CED Productions, France 3 Cinéma, Canal+, CAB Productions, Centre National de la Cinématographie, Fonds Eurimages du Conseil de l’Europe, Zespol Filmowy “Tor”, Télévision Suisse-Romande y Office Fédéral de la Culture. Presupuesto: [Desconocido].

 Países: Francia, Polonia y Suiza. Año: 1994. Duración: 98 minutos. Color.

Reparto:	Personajes:
Irène Jacob	Valentine Dussaut
Jean-Louis Trintignant	Joseph Kern
Frédérique Feder	Karin
Jean-Pierre Lorit	Auguste
Samuel Le Bihan	El fotógrafo
Marion Stalens	La veterinaria
Teco Celio	El camarero
Jean Schlegel	El vecino
Elzbieta Jasinska	La mujer
Bernard Escalon	El dependiente
Paul Vermeulen	El amigo de Karin
Jean-Marie Daunas	El director del teatro

 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)

 Argumento: Valentine es una modelo que atropella con el coche a una perra de la que se hace cargo. Buscando encontrar a su dueño, éste resulta ser un juez jubilado con la afición de escuchar las conversación telefónicas ajenas. A pesar de un primer encuentro algo desagradable debido al carácter de él, Valentine decide volver a visitarlo, intrigada por ese hombre.

 Crítica: Tercero y último de los capítulos dedicados a la bandera francesa y a sus ideales (fraternidad, el que completa el trío), que cuenta con una pareja protagonista que, con la diferencia generacional como principal aliciente, se convierte en un verdadero choque de personalidades con un poder suficiente para mantener por sí solo todo su metraje (Jean-Louis Trintignant: amargado, resentido, acosado por sus recuerdos, inconmensurable; Irène Jacob: guapa, dulce, con un carácter bien potente, un placer a los sentidos). Kieslowski, en el mismo estilo artístico de las dos películas anteriores, juega con maliciosa puntería a colmar la paciencia del espectador mediante historias paralelas de gran interés, además de lograr que el rojo aparezca hasta donde uno menos se espera, aportando su intensa tonalidad a una historia igualmente intensa (el primer encuentro entre Valentine y Kern, que marcará de forma indeleble a los dos; los no-encuentros entre ella y Auguste, exasperantes hasta niveles imposibles; las constantes llamadas entre Valentine y su novio: ¿se puede en verdad ser tan cretino para tratar a una chica así?). Fantástica en lo tocante a su fotografía y a su música, que jamás permiten bajar el listón previamente fijado desde el principio, ambas cosas son, como la propia París y sus calles, las armas con las que su director, con un giro final de guión que solo puede ser tildado de simple y a la vez de extraordinario, cierra el círculo mediante una apoteosis fílmica colosal. Un golpe de efecto que confirma a Kieslowski como un personaje de agudo ingenio, un autor capaz de, cuando uno menos lo espera, conjurar al corazón para que sea éste el que se convierta en el rey de una película de escenas muy bien pensadas (el inicio, con Valentine en la sesión de fotos: la belleza y la juventud, unidas como nunca). Un broche de oro que cierra el tríptico del mejor modo posible. ¡Vive la France!. 

 La Puntilla: Nunca planifiques tu vida en exceso. Jamás podrás saber cuando el más pequeño de los incidentes puede cambiarla de arriba abajo.

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