Vista En: TVE-1, domingo 27 de junio de 2010.
Título Original: Police Academy 6: City Under Siege.
Director: Peter Bonerz.
Guión: Stephen J. Curwick. Género: Comedia.
Música: Robert Folk. Fotografía: Charles Rosher Jr.
Decorados: Tom Bugenhagen. Vestuario: Peter Flaherty.
Productoras: Warner Bros. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 1989. Duración: 84 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Matt McCoy
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Sargento Nick Lassard
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Michael Winslow
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Sargento Larvell Jones
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Bubba Smith
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Sargento Moses Hightower
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David Graf
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Sargento Eugene Tackleberry
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Marion Ramsey
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Sargento Laverne Hooks
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Bruce Mahler
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Sargento Doug Fackler
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Leslie Easterbrook
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Teniente Debbie Callahan
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Lance Kinsey
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Sargento Carl Proctor
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G.W. Bailey
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Capitán Thaddeus Harris
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George Gaynes
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Comandante Eric Lassard
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George R. Robertson
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Comisionado Henry Hurst
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Kenneth Mars
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El Alcalde
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Harris, convertido en capitán del distrito de
Wilson Heights, se ve enfrentado ante una banda de ineptos ladrones que sin
embargo consiguen esquivarle. Buscando como pillarles, pide ayuda al alcalde,
que decide enviar a Lassard y a su equipo para que le eche una mano, pero las
cosas complican cuando Lassard es acusado de ser el cerebro de la trama
criminal.
Crítica: Sorprendente, por rapidez que no por
efectividad, sexta entrega de la franquicia policial de Lassard,
defuncionándola a pasos agigantados en su único interés por acumular algo de
taquilla en vez de crear una historia que tenga un mínimo de interés, en que
personajes como Zed y Sweetchuck ya no están en escena pero se recupera al más
patoso y desastroso sargento Fackler otra vez interpretado por Bruce Mahler,
mientras que la parte de los villanos corre a cargo de tres manazas de tomo y
lomo encarnados por Gerrit Graham, Brian Seeman y Darwyn Swalve (el líder Ace, el guasón Flash y
el forzudo Ox, o como hacer de la delincuencia algo sumamente patético; la cara
de Harris al descubrir quién es el encargado de ayudarle a atrapar a la banda
de Wilson Heights, oda al sufrimiento interno que parece sacado de La Divina
Comedia de Dante). De vergüenza ajena en secuencias tan insanas como ver a
Hooks y a Hightower rapeando en busca de información, un Kenneth Mars
insufrible como un alcalde con problema de encontrar las palabras adecuadas (¿y
cómo el hombre logró el cargo si se ve que es incapaz de dar un discurso
entero?), y a la eterna exuberante eroticafestiva Leslie Easterbrook sacando
pecho para llamar la atención del respetable (Callahan, en el gimnasio,
luciendo mallas muy ajustadas y demostrando que de sexo débil nada de nada), el
debut en la gran pantalla de Peter Bonerz no es si no déjà vu de lo que ya hizo
Jim Drake en la cuarta parte: acumular torpezas y delirios para ocupar una hora
y media de metraje (o casi) y confiar en el talento de los actores para ofrecer
un tibio espectáculo con la extenuación como seña de identidad (las mil
jugarretas a las que Harris es sometido, sin gracia desde hace un par de pelis;
Lassard y sus improbables dotes con el billar; Matt McCoy, muy necesitado de
aprender a actuar). Un petardo de película. Sin miramientos. Ni paliativos.
La Puntilla: ¿Ladrones jugando con pistolas de agua y
alcaldes tartajas?. ¿Y de verdad hay gente a la que pagan por escribir estas
cosas?.
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