Vista En: Youtube, jueves 20 de octubre de 2016.
Título Original: The Last Legion.
Director: Doug Lefler.
Guión: Jez Butterworth y Tom Butterworth, basado en
una historia original de Carlo Carlei, Peter Rader y Valerio Manfredi. Género: Acción.
Música: Patrick Doyle. Fotografía: Marco Pontecorvo.
Decorados: Francesco Postiglione y Alberto Tosto. Vestuario: Paolo Escalabrino.
Productoras: Dino De Laurentiis Company, Quinta
Communications, Nimar Studios, Ingenious Film Partner y Zephyr Films. Presupuesto: ±35.000.000 $.
Países: Reino Unido, Italia, Francia y Túnez. Año: 2007. Duración: 102 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Colin Firth
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Aurelio Antonio
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Ben Kingsley
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Ambrosino
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Aishwarya Rai
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Mira
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Peter Mullan
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Odoacro
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Kevin McKidd
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Wulfila
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John Hannah
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Nestor
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Iain Glen
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Orestes
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Thomas Sangster
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Rómulo Augusto
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Rupert Friend
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Demetrio
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Nonso Anozie
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Batiato
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Owen Teale
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Vatreno
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Alexander Siddig
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Teodoro Androniko
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En el año 460 d.C., Rómulo Augusto es un niño
que se convierte en el nuevo César de Roma. Pero ésta, de pronto tomada por
Odoacro, hace que Rómulo sea capturado. Con ayuda de unos hombres y Mira, una
guerrera persa, el centurión Aurelio salva a Rómulo, justo cuando éste
encuentra un tesoro perdido, la Espada de Julio César, huyendo todos a
Britania.
Crítica: Desmelenada combinación de hechos reales y
mitológicos con la que Lefler, en su primera película para cine tras haber
debutado con Dragonheart 2: Un Nuevo Comienzo [2000] para video, que juega a
reinventar la historia y leyendas populares tal como en su día lo hiciese Rey
Arturo [Antoine Fuqua, 2004], dando la ocasión para Colin Firth de salir de la
sombra del Mark Darcy que hizo en las películas de Bridget Jones, metido en
camisa de once varas y al lado de un Ben Kingsley al que se le venir muy de
lejos en sus maneras (la forma de expresarse y actuar de Ambrosino, dando a
entender que lo suyo es de todo menos un simple instructor; el inicio,
revelando la existencia de una espada que no puede si no rememorar a la clásica
Excálibur; su clímax final, jugando precisamente a darle otro origen a la
leyenda artúrica). A pesar de que la película tiene un par de elementos bien
manejados, lo demás se va por la pendiente de los clichés y los topicazos,
adivinándose por donde van a ir sus derroteros con facilidad, (Odoacro y
Wulfila, dos villanos que se rigen por las reglas de siempre: el primero, un
déspota ansioso de poder, y el segundo, un salvaje deseando matar a todo y a
todos para saciar su implacable sed de sangre; Orestes, breve pero desagradable
Iain Glen, todo ambición y malos modales; el encuentro entre Aurelio y Néstor,
o eterna confirmación de que los más allegados son siempre los más
chaqueteros). Lejos de todo potencial y de sus pretenciosas aspiraciones de
superproducción, La Última Legión no es más que un pequeño juego de guiños y
referencias que se regodea en esa condición de historia alternativa como si
fuese un cómic de la Marvel. Un más que sencillo puzzle de pequeñas piezas
cambiadas de sitio, con alguna escena simpática para buscar el punto
encantador, y mínimamente sobria en lo que se refiere a música y fotografía. El
resto, un enorme ‘quiero y no puedo’.
La Puntilla: Tiene gracia eso de reinventar a los
clásicos. Por más veces que se intente, al final la historia más vieja es la
que prevalece.
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