Vista En: Youtube, domingo 6 de julio de 2008.
Título Original: Lost Treasures of the Ancient World: The
Seven Wonders.
Director: Chris Gormlie.
Guión: David Mason. Género: Documental.
Música: Paul Ferrer. Fotografía: [Desconocido].
Decorados: [No hay decorador]. Vestuario: [No hay diseñador].
Productoras: Cromwell Productions. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 1999. Duración: 51 minutos. Color y B/N.
Reparto:
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Personajes:
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John Viner
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Él mismo/Narrador
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Dr. John Bennett
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Él mismo
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Dr. James Coulton
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Él mismo
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Dra. Augusta McMahon
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Ella misma
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Dr. Chris Pelling
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Él mismo
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Dr. Doland Wiseman
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Él mismo
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Aproximación hacia uno de los enigmas más
arcaicos y a la vez más fascinantes conocido en su conjunto como las Siete
Maravillas del Mundo Antiguo, unas enormes construcciones que fueron el culmen
tecnología de sus respectivas épocas y que salvo uno, todos desaparecieron con
el tiempo, de los que solo han quedado sus nombres a lo largo de los siglos.
Crítica: Uno de los muchos capítulos que forma parte
de la serie documental Tesoros Perdidos de la Antigüedad [1999], en donde
varios expertos de todo el mundo dan sus distintos puntos de vista para
explicar la historia escondida y a veces poco conocida de las llamadas Siete
Maravillas, que comprenden a la Pirámide de Keops, los Jardines Colgantes de
Babilonia, la Estatua de Zeus, el Templo de Artemisa, el Mausoleo de Halicarnaso,
el Coloso de Rodas y, por último, el Faro de Alejandría (las recreaciones
digitales mediante efectos de ordenador, cuyo acabado es bastante torpe y muy
poco lucido, pero que sirve a modo de ejemplo para dar una idea de sus
respectivos tamaños; la forma de exponer sus diferentes historias, de lo más
amena, en que sigue el orden antes mencionado). Modesta en escenificación,
Chris Gormlie se limita ser un simple director de una orquesta con pocos
músicos, manejando sus bazas con suficiente técnica como para hacer un registro
a 24 fotogramas por segundo sobre el esplendoroso pasado del llamado Mundo
Clásico, en que es el trabajo de investigación de los diversos doctores y
expertos el que lleva el peso de la función, más allá de una banda sonora que
no brilla especialmente y de una fotografía simplista y nada espectacular (el
especial hincapié en cada uno de los tamaños de cada construcción, a cada cual
más gigantesco; lo trágico del destino de casi todas ellas, al punto que de
algunas no se tengan datos sobre su verdadero aspecto más allá de su nombre;
las panorámicas de Egipto y las archiconocidas Pirámides: el único enigma en
resistir al paso del tiempo). Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo no va más
allá de su sencillo título, una epopeya tan didáctica como a la vez entretenida
cuya duración es lo bastante justita para ejercer como retroproyector, y de esa
forma diseccionar una era milenaria largamente superada, y a un misterio
imposible de olvidar.
La Puntilla: Si nuestros remotos antepasados fueron
capaces de proezas así, ¿de qué más serían capaces que nosotros no conozcamos
aún?.
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