Vista En: Cines Cinebox (Corvera), sábado 31 de mayo de
2008.
Título Original: The Mist.
Director: Frank Darabont.
Guión: Frank Darabont, basado en la novela homónima
de Stephen King, publicada dentro de la antología Dark Forces en 1980. Género: Terror.
Música: Mark Isham. Fotografía: Rohn Schmidt.
Decorados: Raymond Pumilia. Vestuario: Giovanna Ottobre-Melton.
Productoras: Dimension Films, Darkwoods Productions y The
Weinstein Company. Presupuesto: ±18.000.000 $.
País: USA. Año: 2007. Duración: 126 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Thomas Jane
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David Drayton
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Marcia Gay Harden
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Sra. Carmody
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Laurie Holden
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Amanda Dunfrey
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Andre Braugher
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Brent Norton
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Toby Jones
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Ollie Weeks
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William Sadler
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Jim
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Jeffrey DeMunn
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Dan Miller
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Frances Sternhagen
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Irene Reppler
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Nathan Gamble
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Billy Drayton
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Alexa Davalos
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Sally
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Chris Owen
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Norm
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Sam Witwer
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Soldado Jessup
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Varios habitantes de Brighton, en Maine, se
ven atrapados en el supermercado cuando una misteriosa niebla que baja de las
montañas mata a quien entra en ella, habitada por unos terroríficos monstruos.
Pero dentro del supermercado cunde la paranoia cuando una vecina, la Sra.
Carmody, azuza al resto alegando que es el Apocalipsis y que hay que evitar la
ira divina.
Crítica: Seis años después de pausa tras la espléndida
The Majestic [2001], el autor de Cadena Perpetua [1994] se mete en camisa de
once varas gracias a su mezcla de terror criaturesco con thriller psicológico,
dando como fruto un trabajo que en principio parece algo atractivo pero al que
el guión le falla en todas las ocasiones salvo dos o tres, siendo más certero
como documental de la psique humana que como verdadero film de suspense (la
niebla, llegando a velocidad de vértigo, presagiando que en su interior existe
“algo” dispuesto a matar a quien se adentre en ella; la Sra. Carmody, una
fanática religiosa más peligrosa que los propios monstruos: su forma de
trastornar a los demás es un digno caso de histeria colectiva; el momento en el
que uno de los vecinos se la juega, atado con cuerda, a entrar: la cuerda lo
dice todo). Con un inicio el cual queda cojo por falta de explicaciones y un
posterior desarrollo cayendo en el ridículo por sus fallidos efectos
especiales, las performances del elenco son escuetas rozando la caricatura, en
que al final envidias, recelos y odios se convierten en excusas para desatar el
caos (la explicación de porqué llegó la niebla o la enemistad entre David
Drayton y Brent Norton: en ambos casos, la vagancia narrativa en su pura
esencia; la aparición de unos largos tentáculos por debajo de una entrada de
garaje; Carmody, pidiendo un sacrificio con la idea de apaciguar la ira de Dios).
Impresionante en algunos bichos, como esas extrañas arañas de seis patas o un
behemoth que impacta mucho pero que no hace nada más, La Niebla, de Stephen
King es un conato de terror destrozado tanto por su pésima puesta en escena
como por un final que, jugándosela en ir a contracorriente, perpetra uno de los
finales más pesimistas, absurdos y a la vez insensatos vistos en muchísimo
tiempo. Un juego de locos y monstruos en la que los locos son los monstruos. Y
los otros solo estaban de paso.
La Puntilla: Como rezaba Chiquito de la Calzada: «¡Una
mala tarde la tiene cualquiera!». Y Frank Darabont la tuvo. Vaya que si la
tuvo.
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