Vista En: AXN, domingo 22 de junio de 2003.
Título Original: The Astronaut’s Wife.
Director: Rand Ravich.
Guión: Rand Ravich. Género: Intriga.
Música: George S. Clinton. Fotografía: Allen Deviau.
Decorados: Leslie A. Pope. Vestuario: Isis Mussenden.
Productoras: New Line Cinema y Mad Chance. Presupuesto: ±75.000.000 $.
País: USA. Año: 1999. Duración: 109 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Johnny Depp
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Comandante Spencer Armacost
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Charlize Theron
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Jillian Armacost
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Joe Morton
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Sherman Reese
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Clea DuVall
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Nan
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Donna Murphy
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Natalie Streck
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Nick Cassavetes
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Capitán Alex Streck
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Samantha Eggar
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Dr. Patraba
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Gary Grubbs
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Director de la NASA
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Blair Brown
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Shelly McLaren
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Tom Noonan
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Jackson McLaren
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Tom O’Brien
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Allen Dodge
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Lucy Lin
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Shelly Carter
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: George Armacost es un astronauta que vuelve
del espacio tras una complicada misión donde una explosión dejó a él y a su
compañero dos minutos aislado de la NASA. Feliz tras su regreso, su esposa
Jillian revela que está embarazada de su primer hijo, pero recibe un aviso de
un empleado de la NASA que le avisa que su marido podría en realidad ser otra
persona.
Crítica: Remake no confeso de La Semilla del Diablo
[Roman Polanski, 1968], con el Rand Ravich hace su debut como director y
teniendo a un dúo estelar no muy brillante y en exceso flojo a modo de
protagonistas, que se pasean a uno y otro lado de la pantalla como si
simplemente ya estuviesen contentos del cheque recibido y lo demás fuese seguir
las normas del género con mayor o menor fidelidad posible (Armacost, un hombre
que tras su viaje del espacio exterior empieza a ceder de una forma exacerbada
a sus instintos primarios: con una mujer como Theron al lado el pobre Depp se
debió pasar la película a base de cubos de agua helados; la propia Theron, una
remota reverberación de la Mia Farrow de los 60, imitándola incluso en el
peinado; Joe Morton, uno de esos actores que saben cumplir de forma eficiente
incluso el más topicazo de los papeles: exactamente lo que le toca con su
Sherman Reese). Jugando siempre con la parte más psicológica e intrigante del
guión y prescindiendo de los efectos especiales todo cuanto sea posible, La
Cara del Terror solo es una demostración de lo muy alargada que es la sombra
del film de Polasnki y lo nulamente innovador de una película que sigue las
pautas de su original de una forma tan predecible que por momentos se hace
tediosa, que empieza con brío y energía pero que la pierde sin poder evitarlo
conforme avanza su metraje (su clímax final, revelando lo que ocurrió en el
espacio así como el enfrentamiento entre marido y mujer: únicos momentos en los
que lo escaso de su presupuesto se permite efectos especiales como mandan los
cánones; el recelo de Jillian hacia lo que se gesta dentro de ella, intentando
algo que la pondrá sobre aviso de lo atrapada que se encuentra; su doble final,
que busca ser desafiante y nada benévolo, sin llegar a serlo realmente). Pura
rutina, sin emoción ni pasión. Y el rubio teñido de Depp duele a la vista.
Mucho.
La Puntilla: Ni chicha ni limonada. Esto es más soso que
beberse oxígeno a palo seco. Y tan emocionante como ver girar las agujas de un
reloj.
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