Vista En: Cines Cinebox (Corvera), sábado 9 de abril de
2006.
Título Original: Bee Season.
Director: Scott McGehee y David Siegel.
Guión: Naomi Foner Gyllenhaal, basado en la novela
homónima de Myla Goldberg, publicada en 2000. Género: Drama.
Música: Peter Nashel. Fotografía: Giles Nuttgens.
Decorados: Kris Boxell. Vestuario: Mary Malin.
Productoras: Bee Season Productions Inc., Fox Searchlight
Pictures, Bona Fide Productions, i5 Films, Epsilon Motion Pictures, Fox
Searchlab, Merkel Verwaltungsgesellschaft Filmproduktions y Regency
Enterprises.
Presupuesto: ±14.000.000 $.
País: USA. Año: 2005. Duración: 104 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Richard Gere
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Saul
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Juliette Binoche
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Miriam
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Flora Cross
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Eliza
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Max Minghella
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Aaron
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Kate Bosworth
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Chali
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Joan Mankin
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Srta. Bergermeyer
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Piers Mackenzie
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Dr. Morris
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Lorri Holt
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Srta. Rai
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Brian Leonard
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Sr. Julien
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Robyn Blair
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Melanie
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Alisha Mullally
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Joven Miriam
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Andrew Murray
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Joven Aaron
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Eliza es la hija pequeña de una familia media
compuesta por su hermano mayor Aaron, cuya vida cambia al conocer a Chali, una
hare krishna, por su madre Miriam, que padece un severo trastorno de
personalidad, y por su padre Saul, un profesor que cuando se entera de las
capacidades de su hija para deletrear se obsesiona con ganar un concurso
nacional de deletreo.
Crítica: Tercer trabajo de McGehee y Siegel después de
Suture [1993] y En lo Más Profundo [2001], contando las miserias y alegrías de
una familia de clase media con más de un problema a resolver, y unas magníficas
interpretaciones en su elenco principal, especialmente en Juliette Binoche y
Richard Gere, sin olvidar a la debutante Flora Cross ni a Max Minghella, hijo
de Anthony, autor entre otras de El Paciente Inglés [1996] y El Talento de Mr.
Ripley [1999] (la cleptomanía de Miriam, una mujer obsesionada con capturar la
luz, en cierto sentido literal del término; Saul, un profesor de la Cábala
hebrea y al mismo tiempo un hombre para que el ganar y el éxito lo son todo: su
relación con su hija, a raíz de conocer su capacidad para deletrear, resulta
fascinante; Aaron y su encuentro casual con Chali, una encantadora joven cuya
fe religiosa lleva al primero a replantearse sus propias creencias).
Dosificando la película con unos mínimos pero agradecidos efectos especiales y
dejando al reparto tener y llevar la voz cantante de la película, La Huella del
Silencio, una alejadísima traducción del original “Verano de Deletreo”, es un
melodrama de carnaza de fin de semana en televisión, pero salpicado por el
carisma y química que se desprende de sus actores, elevando la calidad de esta
para salirse de la regla y encontrar su punto (Aaron, explicando a su hermana
pequeña que el amor de su padre en realidad no es tan incondicional como ella
se piensa que es; Saul, visitando a su mujer en el hospital, dándose cuenta de
que su familia no está tan perfecta ni centrada como él creía que estaba; los
momentos en los que Eliza “ve” las palabras, en que éstas brotan o florecen a
su lado: bonito y poco más). Un trabajo estupendo sobre un concurso ciertamente
popular en el país de las barras y estrellas, que sabe donde girar para tener
un final que realmente vale la pena. En definitiva, una película de lo más
entretenida.
La Puntilla: ¿Qué sería del cine sin familias rotas sobre
las que hablar?. Que las felices y bien avenidas resultan demasiado aburridas.
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