Vista En: Youtube, viernes 17 de febrero de 2017.
Título Original: Invention of Love.
Director: Andrey Shushkov.
Guión: Andrey Shushkov. Género: Animación.
Música: Anton Melnikov y Polina Sizova. Dirección Artística: [Desconocido].
Productora: HHG Film Company. Presupuesto: [Desconocido].
País: Rusia. Año: 2010. Duración: 10 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un joven inventor conoce durante un paseo por
el campo a una hermosa joven, de la que se enamora, en tanto ella se siente
fascinada por su capacidad para crear objetos mecánicos. Ambos se sienten
felices uno con el otro y ella accede a mudarse con él a la gran ciudad para
vivir juntos, pero entonces ella descubre hasta qué punto la ciudad está
mecanizada.
Crítica: Muy interesante reflexión, servida en formato
minimalista, sobre el avance del progreso y del mecanicismo, así como de las
consecuencias que tienen para los que viven en ellas, el cual recurre al
formato de animación de recortes con siluetas para darle cierto aire evocador y
onírico, lo que se hace patente desde el segundo uno hasta el final, sin usar
diálogos ni subtítulos a fin de calar de una manera más directo en el
espectador (el primer encuentro entre ambos en el bosque, con el inventor
subido a un caballo mecánico que, sin ver su cara, se percibe la sorpresa y
estupor de ella; la panorámica de la ciudad vista desde las alturas, un lugar
que se extiende por todas partes con sus edificios y dirigibles recortados
contra el horizonte; ella, dando un paseo más amargo de lo esperado según ella
va entendiendo que todo lo que asume como natural en realidad lo es mucho menos
de lo que parece). Demoledora parábola no exenta de belleza en sus fotogramas
como de crítica social sobre la despiadada e imparable industrialización de las
grandes áreas urbanas, La
Invención del Amor es un agradecido aldabonazo para
reivindicar no solo los sentimientos si no también a la misma naturaleza como
fuente de vida, cuya banda sonora, que incluye piezas del gran Frédéric Chopin,
se ajusta como un guante a su historia (el inicio, con una habitación
destrozada reseñando que algo malo ha pasado; el espanto de ella, al descubrir
que él le ha sustituido su rosa por otro tipo de flor que dista bastante de ser
la misma; el deterioro progresivo de la salud de ella, casi como si se tratase
del espíritu viviente de la naturaleza, ahogándose en la ciudad). Diez minutos
de verdadero encanto a los que ni les falta ni les sobra nada, con la calidad
como sello indiscutible y un final que va en perfecta sintonía con lo planteado
previamente. Una de ideas que, en su pequeñez, acaban encontrando el brillo de
la grandeza.
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