Vista En: TVE-1, domingo 5 febrero de 1989.
Título Original: House of Usher.
Director: Roger Corman.
Guión: Richard Matheson, basado en el relato corto
homónimo de Edgar Allan Poe, publicado en 1839. Género: Terror.
Música: Les Baxter. Fotografía: Floyd Crosby.
Decorados: Harry Reif, sin acreditar. Vestuario: Marjorie Corso.
Productora: Alta Vista Productions. Presupuesto: ±200.000 $.
País: USA. Año: 1960. Duración: 79 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Vincent Price
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Roderick Usher
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Myrna Fahey
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Madeline Usher
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Mark Damon
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Philip Winthrop
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Harry Ellerbe
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Bristol
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Philip Winthrop es un joven que viaja hasta
la mansión Usher a fin de reencontrarse con Madeline, de la que se enamoró en
Boston. Pero al llegar descubre que Madeline está enferma, cuidada por su
hermano Roderick y su mayordomo Bristol. Aunque Winthrop desea llevársela para
curarla lejos de allí, Roderick se opone debido a la maldición familiar de los
Usher.
Crítica: Malsana y a la vez magnífica propuesta de
terror de manos del autor de producciones de serie B como Emisario de Otro
Mundo [1957] y Un Cubo de Sangre [1959], que con tan cuatro actores y un único
escenario consiguen sin problema alguno transmitir toda la esencia del espíritu
gótico, aunque un par de detalles se descuelgan como un tanto extraños (el
rubio teñido de Price, así como la ausencia de su característico bigote, un par
de cambios que le cambian la cara completamente; el estado ruinoso de la casa
Usher y de sus alrededores, casi como una especie de purgatorio en la Tierra;
Roderick, en un balcón, explicando a Winthrop el porqué de tanta decadencia: un
relato cargado de una fuerza y de una sencillez inigualable). A pesar de cierto
aire insufrible de Mark Damon, lo afectado de Price y la belleza de Fahey dotan
a La Caída de la Casa Usher de un aura de perversidad que se desprende a lo
largo de cada minuto, y que van lentamente empujando a sus personajes a un
clímax en verdad épico (Roderick, explicando la enfermedad que le aqueja, o
tocando el laúd con un ritmo casi de marcha fúnebre; el movimiento de una mano,
visto por Roderick pero no por Winthrop; Madeline, una joven dividida entre el
amor y la asfixiante sobreprotección de su hermano). Inquietante en la banda
sonora de Baxter como en la fotografía de Crosby, que hace de cada plano algo
malévolo (los alrededores de la casa, rodados en Hollywood Hills, que acababan
de sufrir un incendio y fueron aprovechados un día después de ser sofocado),
Corman realiza un relato de terror psicológico al que le faltan defectos y le
sobran las virtudes, subiendo el nivel de incomodidad hasta lo indecible (los
accidentes entorno a Winthrop; éste, víctima de una pesadilla). Una película
sobre amor y fatalidad que es una maravilla de principio a fin. Y ambos, tanto
Harry Ellerbe como Myrna Fahey, están excepcionales.
La Puntilla: ¿Y si el mal fuese pura energía negativa?.
¿Podría dicha energía cobrar vida propia si se acumulase lo suficiente en un
lugar?.
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