Vista En: Cines Odeón (Corvera), domingo 19 de marzo de
2017.
Título Original: Beauty and the Beast.
Director: Bill Condon.
Guión: Stephen Chbosky y Evan Spiliotopoulos, basado
en el libreto original de 1991 de Linda Woolverton. Género: Fantástico.
Música: Alan Menken. Fotografía: Tobias Schliessler.
Decorados: Katie Spencer. Vestuario: Jacqueline Durran.
Productoras: Mandeville Films y Walt Disney Pictures.
Presupuesto: ±160.000.000 $.
País: USA. Año: 2017. Duración: 129 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Emma Watson
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Bella
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Dan Stevens
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Bestia
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Luke Evans
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Gastón
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Josh Gad
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LeFou
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Kevin Kline
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Maurice
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Hattie Morahan
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Ágata/Hechicera
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Ewan McGregor
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Voz de Candelabro
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Ian McKellen
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Voz de Ding Dong
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Emma Thompson
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Voz de Sra. Potts
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Audra McDonald
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Voz de Guardarropa
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Stanley Tucci
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Voz de Piano
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Gugu Mbatha-Raw
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Voz de Plumette
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Bella es una joven considerada por el resto
del pueblo como un bicho raro. Al desaparecer su padre, Maurice, descubre que
es prisionero de una bestia que vive en un castillo. Llegando a un trato, Bella
acepta quedarse con la Bestia para que su padre sea libre. Volviendo al pueblo,
Maurice busca convencer a los demás de que la Bestia es real para liberar a su
hija.
Crítica: Remake en imagen real de la película homónima
dirigida en 1991 por Gary Trousdale y Kirk Wise, copiando punto por punto no
solo el argumento principal si no cada escena y cada personaje replicándolos
como la calidad de un clon, incluso tomándose alguna licencia bastante
divertida y luciendo unos más que espléndidos efectos especiales, que dominan
la función de la misma manera que lo hacen sus sempiternos números musicales
(Emma Watson, un tanto sobreactuada a la que el papel se le escapa en un par de
veces debido a un exceso de entusiasmo: aún así, está arrebatadora; Kevin
Kline, o tener 70 años y seguir revalidando su maestría como actor; Josh Gad,
convirtiendo a LeFou de “bobalicón ingenuo” a “homosexual encubierto”: sus
miraditas a Gastón dan mucho en qué pensar). Visualmente magnífica en decorados
y en los escenarios, el impersonal Bill Condon, responsable de títulos como
Dioses y Monstruos [1998] y Dreamgirls [2006] entre otras, se limita a recalcar
cada uno de los parámetros de su original animada al milímetro, desterrando
todo atisbo de novedad y sorpresa y buscando siempre el golpe de efecto en
lugar de ahondar en el guión (Candelabro, Ding Dong y el resto de objetos vivos
del castillo, exquisitos en su nivel de detalle y que aportan mucha diversión;
la cara de Bella al descubrir la biblioteca de Bestia, nada que ver con la de
su pueblo; Gastón, un ególatra pagado de si mismo con unas ideas atrasadas de
las mujeres: su obsesión con Bella solo porque se le resiste y sus frecuentes
idas y venidas se quedan al canto de un folio de ser llamado “acoso”). Con un
prólogo que sienta las bases de la trama y una batalla final un tanto especial,
La Bella y la Bestia versión 2017 se apunta a la moda de reciclar clásicos de la
Disney en imagen real, apostando más por la forma que por el fondo. Para pasar
el rato evocando a la magia animada. Nada nuevo bajo el sol.
La Puntilla: Hermione Granger se golpea la cabeza, pierde sus poderes y su memoria y se enamora de un perro gigante cornudo. Cosas que pasan...
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