Vista En: Youtube, jueves 16 de marzo de 2017.
Título Original: Luke & the Void.
Director: Matt Freeth.
Guión: Matt Freeth. Género: Ciencia Ficción.
Música: Angus Havers. Fotografía: Louis Blystad-Collins.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Jessica Harris-Freeth.
Productoras: UK Film Council y New Cinema Fund.
Presupuesto: ±8.000 £ (±11.700 $).
País: Reino Unido. Año: 2009. Duración: 14 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Fergus Prentice
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Luke
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Maya Champagne
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Jessie
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Simon Shepherd
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George
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Niki Felstead
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Sarah
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Dan Maxwell
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Sr. Clarke
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Reece Coole
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Christopher
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1986, Luke es un niño ignorado totalmente
por sus padres y con problemas de acoso escolar en su colegio. Callado y muy
introvertido, se embarca en una misión muy especial para dejar sus problemas
atrás, pillando cuanto aparato electrónico se le pone a tiro. Cuando una
compañera de clase le sorprende robando, ésta decide ayudarle a cumplir su
misión.
Crítica: Mezcla entre drama infantil y ciencia ficción
que parece un sentido tributo al universo de Steven Spielberg, cuyo argumento
bien podría ser una fusión de dos de sus películas más emblemáticas, Encuentros
en la Tercera Fase [1977] y E.T., el Extraterrestre [1982], ambientado a las
mil maravillas a mediados de la década prodigiosa de los 80 y cuya cámara
aporta en si misma cuanto la trama necesita para intuir lo que está pasando sin
necesidad de irse a diálogos grandilocuentes (Luke, un niño de mirada
inquisitiva y curiosa, que nunca habla pero que evidentemente tiene un plan en
marcha; los padres de Luke, asombrosamente ensimismados en sus propias
tragedias personales que desatienden a su hijo al punto de ni siquiera
hablarle; la ambientación de su metraje, especialmente en lo que a parafernalia
tecnológica se refiere, es de una precisión que lleva de forma inevitable a la
nostalgia). Detallista y hasta interesante veces más en sus pequeñeces que por
su supuesta grandeza, Luke y el Vacío es un cortometraje de denuncia social
acerca del desamparo de los padres a los hijos, como también un disimulado
homenaje a una tragedia que marcó los 80 para siempre (cierta fecha en una
pizarra: 28 de enero de 1986, que pasó a la historia por las razones menos
deseadas; Luke, entregándola a Jessie un sobre que, desde luego, deja mucha
intriga tanto por lo que hay en su interior como a quien va dirigido; Luke,
usando algo muy especial a modo de cerebro para su proyecto: más ingenioso
imposible). Con un final abierto que sube las apuestas en cuanto a lo
fantástico de su propuesta, Freeth se las arregla a las mil maravillas para
crear un trabajo con algún punto ácido (Luke en el recreo, sufriendo el abuso
de sus compañeros), pero con una candidez enorme, siendo imposible no
encariñarse y sufrir con su protagonista. Una de esas ideas en miniatura que
saben tocar el corazón para tocar las estrellas.
La Puntilla: Padres que ignoran lo que hacen sus hijos y
niños genios en pos de una vida mejor. ¿Ciencia ficción?. Y un cuerno en
vinagre.
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