Publicado El: Domingo, 29-May-2016. Nº De Serie: C25/TCM/0000551.
Vista En: TCM, viernes 27 de mayo de 2016.
Título Original: Lost River.
Director: Ryan Gosling.
Guión: Ryan Gosling. Género: Drama.
Música: Johnny Jewel. Fotografía: Benoît Debie.
Decorados: Lisa K. Sessions. Vestuario: Erin Benach.
Productoras: Bold Films, Marc Platt Productions y
Phantasma.
Presupuesto: ±2.000.000 $.
País: USA. Año: 2014. Duración: 95 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Christina Hendricks
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Billy
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Iain De Caestecker
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Huesos
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Saoirse Ronan
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Rata
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Matt Smith
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Bully
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Ben Mendelsohn
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Dave
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Eva Mendes
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Gata
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Reda Kateb
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Taxista
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Barbara Steele
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Abuela
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Landyn Stewart
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Franky
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Rob Zabrecky
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MC
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Shannon Plumb
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Fanny
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Torrey Wigfield
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Rostro
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Argumento: Huesos es un adolescente que intenta ganar
algún dinero en una ciudad, Lost River, dominada por un pandillero. Su madre,
intentando que el banco no se quede con su casa, accede a la petición de un
asesor financiero de trabajar en su club para realizar números artísticos, lo
que poco a poco la irá sumergiéndose cada vez más en un mundo más siniestro.
Crítica: Debut como director de Ryan Gosling, estrella
en El Diario de Noah [Nick Cassavetes, 2004] y Drive [Nicolas Winding Refn,
2011] entre otras, con una especie de cuento de hadas de tintes muy tétricos,
dotada a si mismo de una puesta en escena y una luminotecnia que perfilan un
mundo perturbador (las poses y miradas de Dave, un magnético Ben Mendelsohn;
los claroscuros y juegos de luces de la cinta, como si éstas fuesen rayos de
esperanza ahogados por una oscuridad infinita; la entrada a un club, como evocando una puerta al infierno). Absorbente en la degradación de sus
escenarios de esa ficticia Lost River (en verdad, Detroit), y en los papeles de
una casi etérea Saoirse Ronan y una afectada Christina Hendricks, Gosling
diseña una mezcla cuya bizarrez se convierte en su seña de identidad,
acercándola precisamente a Drive pero elevándola a la enésima potencia (los
números del club, donde lo sublime y lo grotesco se fusionan de un modo
inconcebible; Rata, hablando a Huesos sobre la maldición que afecta a Lost
River; Matt Smith recién salido de su Dr. Who, haciendo de Bully un psicópata
muy desquiciado). Pausada de narración, en que sus momentos lentos pueden
antojarse como letárgicos, y paupérrima en sus recursos, la película es una
rara avis orgullosa de esa condición, un relato atípico cuya trama alcanza
cotas de insólito tenebrismo (la casa de la abuela de Rata, santuario dedicado
a un pasado perdido; la geografía de Lost River, semejando un limbo sito en
ningún sitio; Huesos, sorprendido por unas luces encendiéndose de repente). En
cierto modo atemporal en sus descripciones, y poseedora de una estética muy
cuidada, Lost River es una ópera prima que no deja indiferente, una especie de
delirio surgido del subconsciente más amoral (el baile de Dave: para
rebobinarlo sin parar), cuyo final se antoja light para un film tan rico de
contenido como rebosante de extraordinaria maldad.
La Puntilla: «El sueño de la razón produce monstruos». Y
en el cine, produce películas. Y a veces son tan irresistibles como un potente
electroimán.
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