“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

La Guerra de los Mundos [1953]

 Publicado El: Miércoles, 23-Dic-2015. Nº De Serie: C25/TCM/0000320.
 Vista En: Teatro Filarmónica (Oviedo), lunes 21 de diciembre de 2015.
 Título Original: The War of the Worlds.
 Director: Byron Haskin.
 Guión: Barré Lyndon, basado en la novela homónima de H.G. Wells, publicada en 1898. Género: Ciencia Ficción.
 Música: Leith Stevens. Fotografía: George Barnes.
 Decorados: Sam Comer y Emil Kuri. Vestuario: Edith Head.
 Productoras: Paramount Pictures. Presupuesto: ±2.000.000 $.
 País: USA. Año: 1953. Duración: 85 minutos. Color.

Reparto:
Personajes:
Gene Barry
Dr. Clayton Forrester
Ann Robinson
Sylvia Van Buren
Les Tremayne
Mayor General Mann
Lewis Martin
Pastor Matthew Collins
Robert Cornthwaite
Dr. Pryor
Sandro Giglio
Dr. Bilderbeck
Russ Bender
Dr. Carmichael
Ann Codee
Dra. Duprey
Houseley Stevenson Jr.
Ayudante del General Mann
Vernon Rich
Coronel Ralph Heffner
Jack Kruschen
Salvatore
Cedric Hardwicke
Narrador

 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)

 Argumento: Un meteorito cae cerca de un pequeño pueblo de la costa de California. Un científico llamado Clayton Forrester acude a investigar, en el momento en que dentro de él surgen unas naves del planeta Marte, las cuales comienzan una imparable oleada de terror en su intento por conquistar todo el planeta, movilizando a Forrester a buscar una forma de derrotarlos.

 Crítica: Director de películas de aventuras como La Isla del Tesoro [1950] y Tarzán en Peligro [1951], Byron Haskin acomete con bastante talento y otro tanto de ingenio la adaptación del aclamado relato de H.G. Wells, en un film que exuda abundantemente la época de su estreno así como algunos efectos especiales muy cuidados aunque a veces algo escasos (la intervención militar, con un mapa gigante mostrando el avance de los alienígenas; los meteoros en que viajan y las propias naves, tan elegantes como siniestras; la aparición de un marciano frente a Sylvia: ¿por qué solo uno?). Usando de forma inteligente su premisa, el guión de Lyndon traza un dibujo con muchos matices sobre la naturaleza humana, y sus diferentes reacciones frente a una amenaza surgida de un abismo de pesadilla (la curiosidad científica, estudiando un objeto que Forrester capturó; el momento “bandera blanca”, de una ridiculez supina; la ciudad, sucumbiendo a los saqueos y a las plegarias: la imagen de Forrester corriendo por calles desérticas es demoledora). Ajustado en lo tocante a su reparto y notorio en su apartado musical, Gene Barry está impecable como el científico Forrester, en tanto Ann Robinson apenas puede salir del cliché de “damisela en apuros”, si bien el resto de los personajes se vuelven demasiado estereotipados (las deducciones de Forrester, mejor que ni Sherlock Holmes en un buen día; Les Tremayne, haciendo de la moral castrense casi una obra de arte; los razonamientos del pastor Collins sobre los extraterrestres, de un ingenuo imposible). Aunque limitada en recursos y decorados, en que algunos son demasiado evidentes y cantosos, Haskin consigue que su escasa duración suponga una aventura con pasajes emocionantes y otros más insidiosos (varios personajes, siendo vistos “con otros ojos”: el 3D en fase prehistórica), y una película muy entretenida. A pesar de ese romance metido con calzador. 

 La Puntilla: “El mundo se acaba y yo buscando a una chica que conocí hace dos días y de la que me enamoré ayer. Más realista imposible, oigan”.
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