Vista En: Youtube, jueves 4 de mayo de 2017.
Título Original: Closet Space.
Director: David F. Sandberg.
Guión: David F. Sandberg. Género: Terror.
Música: David F. Sandberg. Fotografía: David F. Sandberg.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: [Desconocido].
Productora: David F. Sandberg. Presupuesto: [Desconocido].
País: Suecia. Año: 2016. Duración: 3 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Lotta Losten
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Mujer
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David F. Sandberg
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Hombre
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Una pareja que se muda a una nueva casa se
encuentra con algo sorprendente cuando ella descubre que si mete algo en un
armario de pared y cierra la puerta, este objeto se duplica, y posteriormente
se va multiplicando por dos cada vez que se reabre. Intrigada, la chica decide
probar a meter al novio dentro del armario. Pero en vez de multiplicarse,
desaparece.
Crítica: Igualando a Roger Corman y su saga de
películas de terror basadas o inspiradas en relatos de Edgar Allan Poe, David
F. Sandberg rueda su octavo cortometraje de terror, en el que tiene
participación a nivel secundario como ya hiciese en No tan Rápido [2014], pero
dando un extraño giro de guión que resulta no tan absurdo como ese corto de
2014, aunque sí sumamente raro e insólito, dejando mucho en el aire en qué
pensar (Losten, sorprendida al ver como una percha que ha metido dentro del
armario se va multiplicando por dos a cada nueva vez que abre y cierra: un
simple truco de cámara que abre boca en su suculencia narrativa; la expresión
de Losten tras comprobar una segunda que la cosa funciona al meter un muñeco
que, no por azar, recuerda al espeluznante fantasma de otro corto suyo Lights
Out (Luces Fuera) [2013], dejando una duda en el aire: ¿exactamente para qué
querría alguien tener a su pareja por duplicado como si fuesen clones?; su
espanto, bastante logrado, al darse cuenta de su error cuando éste ha
desaparecido y no hay manera de hacerle volver: un armario caprichoso, sin
duda). Mínimo en su diálogo, y del todo inexistente en banda sonora como en
fotografía trabajada, lo cierto es que El Armario, una simplona traducción del
más correcto “El Espacio Dentro del Armario”, carece de manera involuntaria de
todo componente de terror y se da a motivaciones más fantásticas, por lo que su
final no solo no infunde miedo si no que lo que provoca es quedarse con cara de
pez, sin que eso sea un halago precisamente (Losten, decidiendo entrar ella
misma en el armario en la esperanza de que eso sirva para recuperar a su
pareja: algo que tendrá las secuelas menos esperadas de todas, y también las
más enrevesadas). Una iniciativa ni espléndida ni tampoco irrisoria, pero que
se mete en los limbos de las producciones donde todo queda por explicar
satisfactoriamente.
La Puntilla: Si Sandberg pretendía que esto fuese terror,
se le olvidó su más básico elemento: un monstruo que ponga la carne de gallina.
Mi
Valoración
★★★★★
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