Vista En: Cines Odeón (Corvera), martes 17 de octubre
de 2017.
Título Original: The Glass Castle.
Director: Destin Daniel Cretton.
Guión: Destin Daniel Cretton y Andrew Lanham, basado
en el libro homónimo autobiográfico de Jeannette Walls, publicado en 2005. Género: Drama.
Música: Joel P. West. Fotografía: Brett Pawlak.
Decorados: Suzanne Cloutier, Sébastien Thivierge y Manon
Thomas.
Vestuario: Joy Cretton y Mirren Gordon-Crozier.
Productoras: Lionsgate y Netter Productions. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2017. Duración: 127 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Brie Larson
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Jeannette Walls
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Woody Harrelson
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Rex Walls
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Naomi Watts
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Rose Mary Walls
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Josh Caras
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Brian Walls
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Sarah Snook
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Lori Walls
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Max Greenfield
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David
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Brigette Lundy-Paine
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Maureen Walls
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Ella Anderson
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Jeannette de joven
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Charlie Shotwell
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Brian de joven
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Sadie Sink
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Lori de joven
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Shree Crooks
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Maureen de joven
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Robin Bartlett
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Erma
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1989, Jeannette Walls es una joven
periodista comprometida con David, un asesor financiero. Pero la situación
personal de Jeannette se ve complicada debido a sus recuerdos de infancia y su
relación con sus padres, unos nómadas con los que se crió mudándose constantemente
de niña junto a sus hermanos, teniendo que lidiar con el alcoholismo de su
padre.
Crítica: Drama generacional con cierto toque
aleccionador que funciona en múltiples capas gracias única y exclusivamente a
la fuerza del guión como de los actores principales, cuya química hace saltar
chispas aunque no está libre de algún defectillo involuntario (la voz española
de Woody Harrelson, que no acaba de encajar con el habitual Pedro Molina que
tan bién empasta con él: aún así Harrelson está excepcional en lo autodestructivo
de su papel; Larson, demostrando que su Óscar por La Habitación [Lenny
Abrahamson, 2015] no es fruto de la casualidad: su enfrentamiento con sus
padres o su relación con un Max Greenfield algo acartonado reflejan lo caótico
de su personalidad; Naomi Watts, una pintora fuera de la realidad, tan
entregada al arte y también a su marido como a la vez dependiente de él). Con
una temática que recuerda de manera poderosa a Captain Fantastic [Matt Ross,
2016], el autor de Las Vidas de Grace [2013] exorciza los demonios internos de
la escritora con una cinta altamente emotiva, entre conmovedor y repugnante,
que versa sobre sueños perdidos, familias disfuncionales y el peso de los
recuerdos, magnífico en las panorámicas y sobrio en la música (la visita a los
padres de Rex, que explica muchas cosas sobre su carácter; el intento de éste
por dejar de beber, tanto o más difícil que el intento por enseñarle a nadar a
su hija; parte del epílogo, donde los verdaderos Walls cobran vida para probar
que de ficción había poco o nada: alucinante). Preciosista en su elenco juvenil
y lo increíble del precoz talento que demuestra, El Castillo de Cristal es un
film intenso que no oculta sus aspiraciones a ser premiada (Rex, hablando sobre
demonios) ni tampoco en su faceta orientadora sobre los riesgos de quedarse al
margen de lo social y lo convencional. Un largometraje en verdad arrebatador,
incluso a pesar de esos postizos de Woody Harrelson que no hay manera de
creérselos.
La
Puntilla: Con 20 ó 30 años,
irse de un trabajo a otro y de una ciudad a otra es una aventura. A partir de
40, es indigencia y mendicidad.
Mi
Valoración
★★★★★
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