Vista En: Tele 5, sábado 28 de agosto de 1993.
Título Original: Brewster’s Millions.
Director: Walter Hill.
Guión: Herschel Weingrod y Timothy Harris, basado en
la novela Los Millones de Brewster, de George Barr McCutcheon, publicada en
1902. Género: Comedia.
Música: Ry Cooder. Fotografía: Ric Waite.
Decorados: Richard C. Goddard. Vestuario: Marilyn Vance.
Productoras: Universal Pictures, Silver Pictures, Davis
Entertainment y Lawrence Gordon Productions. Presupuesto: ±20.000.000 $.
País: USA. Año: 1985. Duración: 102 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Richard Pryor
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Montgomery Brewster
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John Candy
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Spike Nolan
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Lonette McKee
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Angela Drake
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Stephen Collins
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Warren Cox
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Jerry Orbach
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Charley Pegler
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Pat Hingle
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Edward Roundfield
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Tovah Feldshuh
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Marilyn
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Hume Cronyn
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Rupert Horn
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Joe Grifasi
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J.B. Donaldo
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Peter Jason
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Chuck Fleming
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David White
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George Granville
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Jerome Dempsey
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Norris Baxter
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Argumento: Montgomery Brewster, jugador de baseball de
las ligas menores, resulta ser el único descendiente de un millonario que le
pone una condición muy especial para heredar 300 millones de dólares. Gastarse
30 millones en un mes pero con varias condiciones: no puede donarlo, regalarlo,
ni tampoco comprarse propiedad alguna sobre el papel al cabo del mes.
Crítica: Disfrutable y muy entretenida comedia de
manos del mismo director de Driver [1978] y Límite: 48 Horas [1984], pasando de
meterse en intrigas y acciones adrenalíticas a fin de firmar una trama donde
pone al capitalismo de vuelta y media, sacando de Richard Pryor y de John Candy
sendas actuaciones de completa bondad el primero y desmedida avaricia el
segundo, haciendo un tándem magnífico que sostiene por si sola toda la
película, aderezándolo con una trama mínima pero no carente de encanto (la cara
de Brewster, del todo enloquecido, buscando gastar los millones a sabiendas que
tiene el tiempo en contra suya: su contrato a un fotógrafo es solo el aperitivo
de lo que vendrá después; Granville y Baxter, manteniendo una reunión con
Warren Cox para hacerle una propuesta con no pocos matices de maldad; Nolan,
dándole una noticia a Brewster que en otras circunstancias sería de agradecer,
pero que al final resulta no tan buena). Metiendo un enorme despliegue de
medios y con la locura por bandera, El Gran Despilfarro, séptima adaptación de
la novela de McCutcheon tras las previas de 1914, 1921, 1926, 1935, 1945 y
1961, es un viaje al corazón mismo de los excesos con Nueva York como personaje
extra, que aprovecha cada minuto de su hora y cuarenta minutos de metraje para
divertirse sin mayores preocupaciones, con un eficiente Ry Cooder a cargo de la
banda sonora (Brewster, orquestando una delirante campaña política bajo el lema
“A Ninguno de los Anteriores”, digno de estudio; Granville y Baxter, contentos
al ver un titular de que Brewster ha comprado el sello más raro del mundo: una
escena resuelta de la manera más inesperada y genial posible; el epílogo, que
pone las cosas en su sitio: de muy evidente predectibilidad pero necesario para
rematar en alto). Una chanza con la que es imposible no echar unas buenas
risas, inofensiva pero al mismo tiempo emocionante.
La
Puntilla: Un mes de plazo y
30 millones a gastar. Es decir, a promedio de millón por día: ¿cómo lo harías
tú bajo esas mismas condiciones?.
Mi
Valoración
★★★★★
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