Vista En: TCM, miércoles 13 de septiembre de 2017.
Título Original: The Incredible Shrinking Man.
Director: Jack Arnold.
Guión: Richard Matheson, con colaboración no
acreditada de Richard Alan Simmons, basado en la novela El Hombre Menguante, de
Richard Matheson, publicada en 1956. Género: Ciencia Ficción.
Música: Irving Gertz, Earl E. Lawrence, Hans J.
Salter y Herman Stein, todos sin acreditar. Fotografía: Ellis W. Carter.
Decorados: Russell A. Gausman y Ruby R. Levitt. Vestuario: Jay A. Morley Jr., Martha Bunch y Rydo
Loshak, los dos últimos sin acreditar.
Productoras: Universal International Pictures. Presupuesto: ±750.000 $.
País: USA. Año: 1957, Duración: 81 minutos. B/N.
Reparto:
|
Personajes:
|
Grant Williams
|
Scott Carey
|
Randy Stuart
|
Louise Carey
|
April Kent
|
Clarice Brown
|
Paul Langton
|
Charlie Carey
|
Raymond Bailey
|
Dr. Thomas Silver
|
William Schallert
|
Dr. Arthur Bramson
|
Frank Scannell
|
Barker
|
Helene Marshall
|
Enfermera #1
|
Diana Darrin
|
Enfermera #2
|
Billy Curtis
|
Enano
|
(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Scott Carey es un hombre de negocios que
durante un viaje en barca con su novia, recibe el impacto de una nube
radioactiva. Cuando unos meses después es rociado accidentalmente por un
insecticida, la combinación resultante provoca en Scott un progresivo
encogimiento, haciéndose de forma imparable más y más pequeño y su mundo más
grande y peligroso.
Crítica: Director de las estupendas Llegó del más Allá
[1953] y La Mujer y el Monstruo [1954] entre otras, Jack Arnold hace una
prodigiosa adaptación de la novela de Matheson, en una disimulada alegoría al
pánico de lo nuclear en la forma de un hombre sencillo enfrentado a una
realidad que se le escapa de las manos (el diseño de producción, magnífico,
haciendo virguerías para que Scott vaya encogiéndose y a su lado las cosas sean
cada vez más grandes: lo de la casa de muñecas o intentando coger unas tijeras
son dos puntazos: le nube en si, que nunca se dice que sea radioactiva o
atómica pero ni falta que le hace: una denuncia sobre los riesgos de la energía
nuclear y lo que podría causar en un ser humano; su encuentro con Clarice, una
enana de circo con la que recupera una cierta esperanza: Kent está preciosa en
su falso enanismo). Un inquietante desdibujado de los límites de la realidad
rodado con un blanco y negro de primera categoría, elegante de vestuario como
de fotografía, con una banda sonora hecha para ser trepidante cuando toca serlo
(la pelea entre George y su propia mascota, un gato sobredimensionado y
peligroso; el truco del encogimiento, casi perfecto salvo en ciertas
panorámicas donde George genera y no genera sombra según el corte de cámara:
único momento donde a los ingeniosos trucos se les ve el plumero; Louise,
abnegada, entregada y sufrida esposa, que ve impotente como su marido va
desapareciendo: Stuart es una verdadera belleza). Con un epílogo de los que dan
que pensar tanto la propia voz en off de su personaje central, El Increíble
Hombre Menguante es una producción desbordante de calidad y brillantez a pesar
de lo limitado de medios (muy bien aprovechados, todo sea dicho), y que deja al
recuerdo uno o dos momentos irrepetibles a la eternidad de lo fantástico. El de
la pelea de George con una araña es una tensa y extraordinaria prueba de ello.
La Puntilla: Si la realidad para un niño y un adulto no es
la misma, imagina cómo sería la realidad para alguien del tamaño de un dedal.
Mi
Valoración
★★★★★
No hay comentarios:
Publicar un comentario