Vista En: Cines Odeón (Corvera), domingo 31 de enero de
2016.
Título Original: Alvin and the Chipmunks: The Road Chip. Director: Walt Becker.
Guión: Randi Mayem Singer y Adam Sztykiel, inspirado
en los personajes creados en 1958 por Ross Bagdasarian. Género: Comedia.
Música: Mark Mothersbaugh. Fotografía: Peter Lyons Collister.
Decorados: Frank Galline. Vestuario: Mary Claire Hannan.
Productoras: Fox 2000 Pictures, Regency Enterprises, TSG
Entertainment, Sunswept Entertainment y Bagdasarian Productions.
Presupuesto: ±90.000.000 $.
País: USA. Año: 2015. Duración: 92 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Jason Lee
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Dave Seville
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Justin Long
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Voz de Alvin
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Matthew Gray Gubler
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Voz de Simon
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Jesse McCartney
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Voz de Theodore
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Kimberly Williams-Paisley
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Samantha
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Josh Green
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Miles
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Tony Hale
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Agente Suggs
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Bella Thorne
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Ashley Grey
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Eddie Steeples
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Barry
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Christina Applegate
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Voz de Brittany
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Anna Faris
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Voz de Jeanette
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Kaley Cuoco
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Voz de Eleanor
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Dave Seville viaja a Miami a promocionar el
nuevo disco de su protegida, Ashley Grey, yendo con su novia Samantha. Esto
deja a las ardillas al cuidado del repelente hijo de Samantha, Miles. Pensando
que Dave quiere pedir a Samantha en matrimonio, tanto Miles como Alvin, Simon y
Theodore deciden aparcar sus diferencias y viajar a Miami para impedirlo.
Crítica: No muy sólida cuarta entrega de la
franquicia, que viene “avalada” por el autor de Cerdos Salvajes con un Par...de
Ruedas [2007] y Dos Canguros muy Maduros [2009], que se destaca entre otras
cosa por la ausencia de David Cross como Ian Hawke, algo muy comprensible tras
Alvin y las Ardillas 3 [Mike Mitchell, 2011], y por las incorporaciones/desaprovechamientos
de la actriz y cantante Bella Thorne, que aparece y desaparece sin que importe
demasiado, y por un Josh Green que hereda lo detestable del personaje de Hawke,
pero sin un solo atisbo de la ironía y el sarcasmo que éste le daba (su presentación
al arruinar un tiro de gold de Simon, dejando bien claro que no es personaje
que deba caer simpático; Jennifer Coolidge, haciendo de su breve papel algo que
sinceramente no se acaba de entender el porqué aparece en la película; el
numerito en el aeropuerto, en el que Miles intenta convencer a una agente de
que Alvin es un muñeco flexible: lo del cacheo posterior resulta aún más inepto
a todos los niveles). Insertando a presión cuantos elementos puede con el
propósito de crear escenas para divertirse, el efecto conseguido acaba en el
extremo opuesto de la balanza, yéndose a clichés del tamaño del meteoro de Armageddon [Michael Bay, 1998] (Suggs,
explicando el origen de su odio por Alvin y las Ardillas: tan absurdo como el
propio Tony Hale, sobreactuado sin necesidad que hasta parafrasea a Liam Neeson
en Venganza [Pierre Morel, 2008]; Alvin, poniéndose a pelear con Suggs en un
bar texano como si aquello fuese un Matrix de tercera regional; el grupo,
visitando Nueva Orleans: ¿por qué cuando se va allí, ésta se encuentra
celebrando el Mardi Gras?). Con el tremendo error de obviar a las Chipettes,
tan ausentes como Bella Thorne, lo cierto es que Alvin y las Ardillas termina
siendo un show que funciona a ritmo de tortuga reumática. Pasable, sí, pero con
las fuerzas bajo mínimos.
La Puntilla: Pelis como esta dan sentido a aquello de:
“hay que saber cuando abandonar”. A niveles difíciles de concebir.
Mi
Valoración
★★★★★
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