LA NECESARIA DISCREPANCIA
Hay algo paradigmático en el
Coronel Claus Von Stauffenberg. Encarnado por Tom Cruise en Valquiria [Bryan
Singer, 2008] y poco antes por Sebastian Koch en Operación Valquiria [Jo Baier,
2004], el intento por parte del coronel de matar a Hitler, fallido por la más
improbable de las coincidencias, demostró algo de vital importancia en lo que
se concebía como una hegemonía sin una fisura en su organización interna: la
necesaria discrepancia del poder, incluso el de alguien como el mismísimo Adolf
Hitler. Dando fe de que incluso dentro de las dictaduras el alma humana
sobrevive al expolio del odio y de la tiranía para reclamar la bondad, la
tolerancia y el respeto como el único camino con el que la humanidad puede
sobrevivir a si misma, la hazaña de Stauffenberg es el mejor ejemplo que,
trasladado a la vida real (la Corea del Norte dirigida por Kim Jong-Un, el
conflicto palestino-israelí desde la creación de Israel en 1948, o en su día la
Unión Soviética, que El Caso Farewell [Christian Carion, 2009] se encargó de
explicar cómo llegó a desaparecer), el lado luminoso del espíritu humano se las
arregla para hacer frente a su lado oscuro, en que el negro yin y el blanco
yang giran sobre si mismos en un inacabable conflicto al que nadie es ajeno ni
inmune. Por tanto (y por fuerza) hubo soviéticos que no eran acérrimos
comunistas, y que debe haber norcoreanos que no odien a los surcoreanos y
palestinos e israelíes que llamen a la reconciliación y a la paz con los otros
en vez de a la guerra y a la sangre, el cine, como sucedió en la Alemania Nazi
de 1944, resalta la dualidad del ser humano incluso cuando da la sensación de
que dicha dualidad no existe y que todo es hegemónico en si mismo y nadie
discrepa del poder establecido. Pero al igual que tantos otros Stauffenberg dio
un paso al frente para decir que tal cosa es mentira. Que en el alma humana
siempre existirá la necesaria discrepancia del poder.
Nº De Serie: NC/TCM/00779. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 11 de enero de 2018.
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