HIPNÓTICAMENTE REPULSIVA
Tocar coordenadas vitales, mentales y espirituales es un arte que está solo al alcance de unos pocos escogidos, tanto en la pintura y escultura como, por razones obvias, en el cine. Y a tal efecto, pocos ejemplos más evidentes que La Matanza de Texas [Tobe Hooper, 1974]. No tanto por la peli en si (aparte) como por el hecho de que ninguna de sus secuelas, por más que con los años van surgiendo, consiguen la pureza y la potencia que el propio Hooper logró imprimirle a una pequeñez rodada con tan solo 300.000 dólares de la época en apenas un mes de plazo (de mediados de julio a agosto de 1973). Retrato en crudo de una América Profunda en donde el mal campa a sus anchas y en la que el bien es solo un mero concepto sin valor, lo hipnóticamente repulsiva de la película se materializa en cada uno de sus fotogramas y ambientaciones para albergar un horror que, salvando distancias, se alza como una versión de las Pirámides de Egipto, en el sentido de que lo perfecto de su historia ya no pudo ser mantenido ni siquiera por su propio director, al rodar La Matanza de Texas 2 [1986]. Hundiéndose de manera irremisible tanto ésta como el resto de continuaciones en una imparable cuesta abajo de calidad y brillantez, el cine demuestra que hay momentos y lugares marcados para ser únicos y que, al buscar replicarlos, algo se pierde por el camino que impide recuperar esa magia perfecta (tal como también le sucedió a El Exorcista [William Friedkin, 1973] con sus varias secuelas). Visceral, detestable y profundamente lúgubre y malsana, el punto y aparte que provocó la película, como tantas otras a lo largo del tiempo, demostró la capacidad del cine para reinventarse y mostrar los peores instintos del ser humano, haciéndolo de forma que no podría nunca ser repetida, igualada ni superada en años venideros. Lo que no deja de tener cierta gracia, tratándose de una peli tan hipnóticamente repulsiva.
Nº De Serie: NC/TCM/00720. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 13 de noviembre de 2017.
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