LÁGRIMAS Y SONRISAS
No es casual que el símbolo por
antonomasia del teatro sea dos máscaras con una riendo y con otra llorando,
representando el drama y la comedia. Siendo una de las máximas imperantes e
importantes de la vida, que es la felicidad y la tragedia, la risa y el llanto,
el cine de animación, sobre todo el de Disney, porta como estandarte una regla
inamovible, definida como “una sonrisa por cada lágrima y una lágrima por cada
sonrisa”, dando a entender que dentro de la comedia hay hueco para el drama y
viceversa. Algo palpable dentro de su filmografía más estelar que se percibe en
grandes cantidades en trabajos como Wall-E, Batallon de Limpieza [Andrew
Stanton, 2008], Up [Pete Docter y Bob Peterson, 2009] y Coco [Lee Unkrich y
Adrian Molina, 2017], por decir tres al azar, donde a lo largo de sus tres
historias, desde la de un robot que descubre qué ha sido de la especie humana a
la de un anciano en busca de cumplir la última voluntad de su difunta esposa y
a la de un niño que intenta convertirse en músico pese a la oposición de su
propia familia (y la lista sigue infinitamente), el tratamiento y acercamiento
que se hace a todas ellas es el del respeto que da el tener un momento en donde
el personaje logra hacer reír a mandíbula batiente, a otro en donde arrebata el
corazón con un gesto o una mirada. Jugando a una maravillosa subjetividad en la
que en una sola película en realidad hay dos (la forma en la que los niños la
entenderán y la forma en la que los adultos la entenderán, nada que ver una con
la otra), esa baza juega a su favor para crear dos mundos distintos, el primero
de fantasía y diversión para contentar a los pequeños, y el segundo de valores
morales y reflexiones emocionales para contentar a los grandes. Y al igual que
las dos máscaras de teatro, en que ambas se funden en una sola, la película
también funde lágrimas y sonrisas para recordarnos la importancia de ambas
cosas.
Nº De Serie: NC/TCM/00747. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Domingo, 10 de diciembre de 2017.
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