“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Terrores de Larga Duración

TERRORES DE LARGA DURACIÓN


 Si por algo se define el cine de los años 80 y 90 en materia de cine, fue por una insana competición de barbaridades supuestamente terroríficas en forma de sagas que, empezando con gran potencia y desinflándose a toda velocidad a medida que cada nueva entrega iba apareciendo, inundó las salas de cine y especialmente las de los videoclubs, convirtiéndose en fenómeno de masas a pasos agigantados entre los más amantes del género, que buscaban de forma obsesiva ver al monstruo de turno asesinando a todo bicho viviente que se le pusiese a tiro. Iniciando con La Noche de Halloween [John Carpenter, 1978] y continuando con Pesadilla en Elm Street [1984], Hellrasier: Los que Traen el Infierno [Clive Barker, 1987] y otras como Los Chicos del Maíz [Fritz Kiersch, 1984], dicha moda, a la que se apuntó a posteriori La Matanza de Texas [Tobe Hooper, 1974], fue un sangriento festival de destripamientos, decapitaciones, exanguinaciones, amputaciones y demás joyitas del subgénero slasher, todas ellas dando sentido al término “cine de serie B” e incluso, en un sentido más loco, al “cine de serie Z”, llegando a niveles marginales y subdesarrollados en lo que a terror se refiere, tal como las secuelas de Muñeco Diabólico [Tom Holland, 1988] o de Candyman: El Dominio de la Mente [Bernard Rose, 1992] probaron que era mejor no continuarlas. Evidencia palpable de lo que es el exprimir una idea hasta agotarla e incluso seguir insistiendo en ella cuando ya no había de donde sacar más, los terrores de larga duración se convierten, al paso de los años, en testigo de la imparable máquina de hacer dinero que es Hollywood en su vertiente más esquizoide, a veces limitándose a producir las películas solo para evitar que las productoras pierdan los derechos sobre tales sagas y que otro se las apropie. Una estrategia, igual que las otras, pésima. Y si no, que se lo digan al bueno de Wishmaster [Robert Kurtzman, 1997].

 Nº De Serie: NC/TCM/00706. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 30 de octubre de 2017.

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