VER Y NO VER
No es descabellado (incluso se
diría que es extremadamente preciso) trazar un grueso paralelismo entre la
sociedad y el cine, en el sentido de que ambos son la unión de personas, que
aceptan unas ciertas ideas preconcebidas sobre su forma de vida, opiniones
sobre su entorno y creencias (lo que se daría en llamar ortodoxia). De ahí que,
cuando aparece alguien con algo heterodoxo y diferente que se sale de lo
convencional, la primera reacción es incredulidad y la segunda, sorpresa. Un
principio que se aplica también a quien de pronto comenta no haber visto tal o
cual película, cuando el resto de sus amigos y/o conocidos dan por sentado que
todo el mundo la ha visto por ser muy famosa y popular. Y es que, al igual que
pasa con las culturas y países del mundo, el séptimo arte tiene sus propios
códigos y microuniversos particulares, creando unos círculos ideológicos en
función del tipo de cine que se ve. Por tanto, en tanto algunos se obsesionan
con el cine independiente y extranjero de su país de origen, con títulos que a
nadie de su entorno particular le sonarán, otros se irán por lo absolutamente
comercial y sobradamente conocido, y otros se especializarán en un determinado
género de cine, viendo solamente ese y ni uno más (comedia, terror, intriga, etc.).
Pero, tanto en unos casos como en los otros, la incredulidad y la sorpresa
siguen haciendo acto de presencia con la misma fuerza una vez alguien rompe
dicho esquema, algo en lo que quien escribe estas líneas pudo constatar in
situ, cuando mis amigos y/o conocidos fueron incapaces de creerme al decirles
que nunca había visto ni una película de Halloween ni de Viernes 13, y que a
partir de Halloween 2017 saldaría esa especie de deuda pendiente y las vería
todas. Y su sorpresa y su incredulidad fue la confirmación de lo que ocurre
cuando la ortodoxia de lo aceptado por todos se encuentra con la heterodoxia
que se sale de lo convencional.
Nº De Serie: NC/TCM/00708. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Miércoles, 1 de noviembre de 2017.
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