TODOS AL MISMO LUGAR
Apartándose del eje principal y
viéndolas desde cierta perspectiva, la intriga subyacente que late por debajo
de la franquicia que comenzó con Viernes 13 [Sean S. Cunningham, 1980] es
pensar en qué es lo que diablos tendrá Crystal Lake para que, indefectiblemente,
acaben yendo todos al mismo lugar. Desde monitores intentando reabrir el
campamento a simples jóvenes de excursión y terminando en terapias psicológicas
con hasta fenómenos paranormales de por medio, el propio enclave naturalista se
convierte en una especie de imán para el asesinato y el infortunio, haciendo
que más tarde o más temprano el bueno de Jason Voorhees haga acto de presencia
y se los pase a todos por el filo de su machete ensangrentado. Situación
insólita donde las haya, en tanto que algunos de ellos incluso visitan el lugar
sabedores de la leyenda negra del entorno a lo largo de los años, resulta
sorprendente y hasta alucinante ver a los alegres campistas llegando a un
campamento con fama de maldito, pero amparados por la idea de “son leyendas del
lugar y eso no puede pasarme a mí”. Una idea que, obviamente y por exigencias
del guión, no tarda mucho en demostrarse del todo equivocada, haciendo una
sutil advertencia (muy sutil, todo sea dicho), acerca de visitar lugares en los
que su reputación se sustenta a base de crímenes y fenómenos extraños. Y más
allá de sus motivos para ir a Crystal Lake, porque obviamente si no fuesen allí
no habría película, lo que resulta fascinante de dichos turistas no son sus
exacerbados deseos de darse un meneo con la mayor de las alegrías, si no como,
a lo largo de sus secuelas, se recrudece el sentimiento de negación y de
incredulidad por los asesinatos de Voorhees haciéndose cada vez más férreo,
únicamente para desmoronarse en cuanto Jason aparece. Pero a fin de cuentas
para eso viajan los campistas hasta Crystal Lake: obviamente, si no fuesen
allí, no habría película.
Nº De Serie: NC/TCM/00715. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Miércoles, 8 de noviembre de 2017.
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