EL MOTIVO DE HACER MALAS PELÍCULAS
No todo en la vida es Casablanca
[Michael Curtiz, 1942] o El Paciente Inglés [Anthony Minghella, 1996]. Y aunque
parezca mentira, hay una razón por la que rodar malas películas. Tres, de
hecho: 1ª, es la mejor plataforma, o por lo menos una fácil, de empezar a hacer
carrera en cine en espera de que con el tiempo vengan tiempos mejores y films
de mayor calado y envergadura; 2ª, lo fácil de su rodaje, contando con medios
muy limitados y a sabiendas de esa misma limitación, superando con creces a las
superproducciones en cualquier año; y 3ª, la ingente necesidad de los canales
de televisión de tener material con que rellenar sus parrillas, porque tales
películas resultan más asequibles a su bolsillo que tener que pagar por algún
estreno que les salga al doble o al triple de precio (si no más). Pero, en
realidad, existe una cuarta razón, algo que solo se produce de manera ocasional
pero que cuando ocurre, pone a los espectadores y a la crítica patas arriba: la
de triunfar desde la necedad más absoluta, desde el más profundo y negro abismo
de la mediocridad, llamando la atención de modo que se convierte en un reclamo
para el resto del mundo. Ya se trate de The Room [Tommy Wiseau, 2003] o de la
alucinógena y a ratos imposible saga de Sharknado [Anthony C. Ferrante, 2013],
tanto una como las otras pudieron demostrar que el cine basura, a pesar de su
calidad mínima o inexistente, puede desatar tantas pasiones como titánicas
superproducciones del estilo de Avatar [James Cameron, 2009]. Objeto de culto
por legiones de fans el cine basura, la también llamada “Serie Z”, es el
necesario alivio a las cargas moralinas y trascendentales de esas
superproducciones. El yin del yang o el lado negativo del positivo, sin que
“negativo” implique “malvado” o algo parecido. A fin cuentas, y ese esa su
quinta razón, la serie Z tiene que existir y por mucho tiempo. Porque no todo
en la vida es Casablanca.
Nº De Serie: NC/TCM/00783. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 15 de enero de 2018.
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