LA MESA DE LOS NIÑOS GRANDES
En el paroxismo del sinsentido,
la Secretaria de Defensa le dice a la doctora Helen Benson que el material
genético del extraterrestre Klaatu ha pasado a ser “propiedad del gobierno de
los Estados Unidos”, haciendo que todo sobre él sea información clasificada.
Esta escena, extraída de Ultimátum a la Tierra [Scott Derrickson, 2008],
ejemplifica la moral del gobierno estadounidense en lo relativo a cualquier
elemento que le parece interesante y/o peligroso para sus intereses y usos
militares. Analizado en frío, dicha línea de pensamiento es la misma de
siempre: unos niños grandes que acaparan toda información y hallazgos
científicos apartando al resto del mundo, asegurándose siempre que ellos y su
mesa son los que controlan la situación y el resto son la mesa de los pequeños
que tienen que bailar a su son. Mentalidad del “yo primero y luego el resto del
mundo”, el propio Hollywood se ha frotado las manos incontables veces
retratando la total determinación de su propio gobierno (“El país más poderoso
del mundo”) cada vez que éste se enfrenta a una amenaza para la raza humana, en
el sentido de buscar de forma obsesiva y al 100% paranoica tener el control de
la situación por encima de todo y de todos (desde el film de serie Z Zodiac: Los
Signos del Apocalipsis [W.D. Hogan, 2014] hasta llegar a superproducciones como
Contact [Robert Zemeckis, 1997], y así un infinito etc.). Autoerigido en dueños
y/o protectores del mundo libre (algo que daría para muchos debates), Estados
Unidos es siempre el niño grande que en caso de amenaza todo ocurre en su mesa,
acaparando y controlando cuanto llega a sus manos para compartirlo solo a su
antojo o cuando lo crean conveniente. Una forma de pensar que cuanto consigue
es tratar al resto del planeta como niños pequeños, llegando a veces a niveles
absurdos. Como decir que el ADN de Klaatu no es de él, si no propiedad del
gobierno de Estados Unidos.
Nº De Serie: NC/TCM/00787. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Viernes, 19 de enero de 2018.
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