ENTRE DEGRADADO Y ENFERMIZO
Demostrando que el cine es incapaz de recuperar lo que el propio cine crea generaciones atrás, perdiendo toda su esencia y potencia a marchas forzadas por más que intenta recuperarla, el díptico formado por La Matanza de Texas [Marcus Nispel, 2003] y La Matanza de Texas: El Origen [Jonathan Liebesman, 2007], siguiendo la ya de por si enfermiza obsesión de Hollywood de reciclar sus viejos éxitos en vez de crear otros nuevos, tiene el “don” de destacarse por dos motivos evidentes: primero, la incapacidad de Nispel y Liebesman de formular el menor terror e incluso de un suspense razonable, y segundo el de crear una atmósfera malsana y primitiva que en verdad ayude a darle forma a dicho terror. Porque la realidad es que la línea que separa lo degradado y lo enfermizo es extremadamente fina, haciendo que lo genuino de La Matanza de Texas [Tobe Hooper, 1974] se diluya en su remake y posterior precuela de una forma brutal. Llegando incluso a niveles de demencia al convertir a Cara de Cuero, estrella del primer film, en ayudante o esbirro de un nuevo villano llamado Sheriff Hoyt interpretado por un R. Lee Ermey que se erige como lo único decente y digno de verse dentro de un espectáculo lamentable, el caso es que toda la ambientación y puesta en escena de ambos filmes sobrepasa y de manera consciente el límite del buen gusto. Pero con la diferencia de que en vez de seguir por el camino de lo fascinante en lo degradado de la primera película, de lo rural en su estado más salvaje en su retrato de una familia de caníbales y asesinos, Nispel/Liebesman se van al camino de lo nauseabundo que genera rechazo en vez de fascinación. Y es, involuntariamente, un buen ejemplo de lo que es crear algo en un momento dado, y de lo que supone el intentar recrear eso mismo pero varias décadas más tarde: la imposibilidad e incapacidad de conseguirlo, pasando de lo degradado a lo enfermizo.
Nº De Serie: NC/TCM/00721. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 14 de noviembre de 2017.
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