DESCRÉDITO SOBREVENIDO
Justo después de sobrevivir a
una bomba atómica metiéndose por accidente a un experimento militar para
comprobar sus efectos en un núcleo poblado (fingido para la ocasión con
maniquíes), el Dr. Henry Jones es encontrado y posteriormente detenido, siendo interrogado
escrupulosamente por agentes de la inteligencia militar. Salvado por su amigo y
compañero, el General Ross, Jones salva su prestigio y reputación en contra de
los agentes que, obcecados en su cerrazón, le toman por un espía. En apariencia
cómico, dicha escena de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
[Steven Spielberg, 2008] es en realidad un certero atisbo de lo que ocurre
cuando un gobierno, demente en su paranoia sobre el enemigo que se infiltra a
escondidas entre ellos, les hace a sus propios ciudadanos, con independencia de
la fama o prestigio que estos posean. Una especie de descrédito sobrevenido
que, después de ganarlo a pulso, resulta cuestionado por aquellos que
consideran que todo lo que no es como ellos es por definición el enemigo a
derrotar o abatir. Totalitarismo por naturaleza y fascismo por definición, los
años 40 y 50 en Estados Unidos no distaban mucho, por más que enarbolaban la
bandera de la democracia, del comunismo dictatorial de Josef Stalin en la URSS
o de la China de Mao Tse Tung, en que actores, escritores, librepensadores y
demás artistas, famosos y anónimos, eran perseguidos por sus ideas en cuanto
alguien les señalaba con el dedo acusándolos de comunistas (el caso inverso,
obviamente, de lo que pasaba en URSS y China acusando a alguien de
capitalista). Porque cuando los extremos se acaban tocando, en realidad ambos
acaban siendo la misma cosa y actuando del mismo modo. Algo que Indiana Jones
pudo comprobar cuando era interrogado por dos agentes del gobierno, viendo como
ellos se dedicaban a desacreditarle a él y su trabajo, en la idea de que era
espía comunista.
Nº De Serie: NC/TCM/00758. Escrito Por: The Cineman.
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