DUERME (NO TE DESPIERTES)
Imagina despertar una mañana, y
descubrir que tú ya no eres tú, si no una versión distinta de ti. Igual ante el
espejo, pero distinto en el interior. Pocas cosas más angustiosas que la
pérdida del yo, y extraviar lo que a una persona la hace ser ella misma. Eso
fue, precisamente, el gran miedo que se infundió en La Invasión de los Ladrones
de Cuerpos [Don Siegel, 1956]. Extrapolado y camuflado como una supuesta
invasión alienígena, lo que subyacía por debajo de la celebérrima producción de
serie protagonizada por Kevin McCarthy era una parábola sobre la llamada Guerra
Psíquica de Josef Stalin y el Comunismo (mencionada también en Indiana Jones y
el Reino de la Calavera de Cristal [Steven Spielberg, 2008]), y el reflejo de
una paranoia por la que las gentes de Estados Unidos estaban dominadas por el
pánico de meterse a dormir una noche, y a la mañana siguiente haber sido
“convertidos”, como las vainas del espacio exterior de Siegel, sometiéndose a
la moral del enemigo para ser uno de ellos. Un miedo inculcado de una forma
metódica gracias a la película y a uno de sus momentos más celebrados (Bennell,
mirando a cámara, gritando “¡Usted será el siguiente!”, como avisando de una
amenaza inminente), que ido en la diana sobre uno de los peores temores de la
humanidad: cambiar a algo que es ajeno a uno mismo, y que en la propia mente se
inserten ideas y opiniones que en realidad son diametralmente opuestas. Y, muy
inteligente por parte de Finney, escritor de la novela en la que se basaba la
película, era en la inevitabilidad de irse a dormir en donde los
aliens/soviéticos llegaban a infiltrarse/convertir al mundo a sus ideas, usando
esas horas de sueño para la conversión de humano a extraterrestre (o de
capitalista a comunista). Porque pocas cosas más terribles que despertarse un
día y verse solo ante un mundo controlado por una mentalidad que hace perder la
propia identidad.
Nº De Serie: NC/TCM/00480. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 8 de abril de 2017.
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